Lo que más me sorprende de los
independentistas catalanes es su capacidad para confundir y hacer
pasar por democrático un proceso profundamente antidemocrático. Su
habilidad para mentir, manipular y deslegitimar a cualquiera que
intente desmontar las falacias de su discurso. Basta leer esta
“entrevista”
para darse cuenta de hasta qué punto
los independentistas son capaces de decir que lo negro es blanco con
una arrogancia insultante. La entrevistadora, claro, no hace otra
cosa que facilitarle la tarea al entrevistado.
Algo tan elemental como preguntarle
sobre la validez de su afirmación fundamental, la clave de todo su
edificio discursivo, bastaría para desmantelar el andamiaje
independentista. Dar por supuesto que “Cataluña es sujeto político
soberano”, es eliminar el problema antes de empezar a discutirlo.
No resiste la más mínima lógica, porque:
- Decir que Cataluña es “políticamente soberana” es lo mismo que decir que es “independiente”, así que no tiene sentido someter a consulta algo que se da por sentado y se considera indiscutible. Es tanto como decir: proclamo mi soberanía para poder realizar un referendum sobre mi soberanía. Los independentistas catalanes no buscan la independencia, porque ya se consideran con este derecho; lo que buscan es que los demás reconozcan lo que ellos proclaman. Si no lo hacen, son antidemócratas, o sea, fascistas.
- Todo el discurso independentista parte del mismo supuesto: somos una nación, somos un pueblo soberano, etc., y si los demás no nos lo reconocen es que son antidemócratas y nos quieren impedir ejercer un derecho indiscutible: el de decidir sobre “nuestro futuro”. Entiéndase mejor el eufemismo: el de decidir unilateralmente la independencia sin tener en cuenta para nada el marco legal y constitucional democrático existente.
- ¿Pero quién decide que “Cataluña” es soberana? Pues unos cuantos parlamentarios que se autoarrogan una capacidad que nadie les ha otorgado ni legal ni democráticamente. ¿En qué se basan? En que así “interpretan la voluntad mayoritaria del pueblo catalán”. ¿Quién les ha dado poder para interpretar así esa supuesta voluntad? Ellos mismos... ¿Cómo se llama a este modo de actuar? Digámoslo con la palabra que tanto les gusta lanzar cuando alguien rechaza sus pretensiones: fascismo. La esencia del fascismo es la utilización antidemocrática de los resortes democráticos. Este fue el procedimiento básico del nazismo, del que partió todo lo demás.
- Hay que rechazar la legitimación falsamente democrática del independentismo y definirlo como lo que es: un movimiento radicalmente antidemocrático. Es antidemocrático porque rompe el sistema democrático actual para imponer una independencia definida y proclamada de antemano por un pequeño grupo de poder que trata de legitimarse con un proceso falsamente democrático.
- El actual marco legal de la Generalidad proviene de una Constitución mayoritariamente aprobada por los españoles, incluida la mayoría de los catalanes. Su poder no proviene de ningún pueblo catalán, porque el pueblo catalán no es hoy ningún sujeto jurídico ni legal, como tampoco lo es el pueblo leonés o el extremeño. Tanta legitimidad tiene el pueblo leonés como el catalán para autoproclamar su independencia: ninguna. Lo que es evidente en el caso leonés, es legalmente idéntico en el catalán. ¿Que tienen un lengua, una historia...? Repásese la historia del reino leonés y se verá que por ese lado Cataluña tiene todas las de perder.
- Los nacionalistas no quieren seguir la única vía democrática posible: someter su proyecto independentista a la decisión del pueblo español. Renunciar a esa vía con el argumento de que los españoles no somos demócratas, sino fascistas, que nunca aceptaríamos su independencia, es un insulto gratuito y profundamente ofensivo. Si tan convencidos están de la legitimidad de su proyecto, ¿por qué dudan de someterlo a la decisión de único sujeto político que tiene hoy la posibilidad de otorgarlo? ¿Tan incapaces se ven de defenderlo abiertamente con argumentos convincentes? ¿Por qué han estado más de treinta años encubriendo su objetivo y sus verdaderas intenciones? ¿Por qué ni siquiera hoy en Cataluña aclaran su proyecto, lo definen y defienden abiertamente? ¿Por qué siguen con engaños, eufemismos (“Estado propio”, “lengua propia”...), manipulaciones, lavado de cerebro en las escuelas y una propaganda cada vez más agresiva (España nos roba”...)?
- La debilidad discursiva del independentismo hace que su comportamiento oscile entre la arrogancia y el desprecio abierto a todo lo que suene a España, con la difusión masiva de sus falacias legitimadoras. Tanto es así que han logrado extender el sentimiento de que, o se aceptan sus pretensiones, o de lo contrario el conflicto irá en aumento hasta lo insoportable. Chantaje y amenaza para “los de fuera”, victimismo convertido ya en rencor y osadía para “los de dentro”, tratando de sumar cada día más “demócratas” que se rebelen contra la dominación de Madrid y su gobierno fascista.
- La esencia del proyecto antidemocrático independentista es su rechazo de la idea de España. Para que ellos sean independientes España debe desaparecer. Han planteado la independencia en esos términos, porque de otro modo no tendrían ningún argumento convincente para la exigir la separación: “España nos roba”, “con España no podremos salir de la crisis”, “España nunca nos dejará ser lo que somos”... Pero como resulta que hoy España no es ningún espantajo fascista, sino un Estado plenamente democrático, habrá que deslegitimarlo y saltárselo a la torera. No hacen otra cosa cada día. Que la corrupción demuestra que los padres de la patria catalana son igual de corruptos que los fascistas de Madrid y alrededores, pues eso no tiene importancia, se pasa por alto. Junqueras dixit, y eso va a misa concelebrada.
- La última estupidez, llena de arrogancia, ha sido esa de “hasta respirar en catalán van a decir que es anticonstitucional”, dicho a propósito de la sentencia contra el abuso del euro por receta. ¡Respirar en catalán...! No es sólo una solemne tontería: los independentistas realmente piensan que los españoles no les dejamos respirar en catalán, que hasta el hecho de respirar se puede hacer en catalán o en castellano, que el ser de Cataluña, la identidad catalana es algo que no sólo se lleva en las venas, sino que se difunde por el aire. El inconsciente habla: la identidad nacional es algo total, que abarca la tierra, el aire, la historia, los sentimientos y, por supuesto, la genética. Lo total deriva siempre en totalitarismo: hasta el aire nos pertenece.
3 comentarios:
Hola Santiago.
Lo tienes muy fácil, ridiculizar los argumentos del independentismo es muy fácil porque la mayoría sino todos son ridículos. Pero partes de una premisa falsa:
España, es decir "los pueblos de España" no tienen ningún derecho a decidir sobre el pueblo de Cataluña, esto es primordial si no entiendes esto lo tengo mal.
En lo demás estoy de acuerdo contigo, quizás matizando algunas cosillas.
Hay mucho que discutir,
Acerca del punto:
¿Tan incapaces se ven de defenderlo abiertamente con argumentos convincentes?
Si, se ven incapaces. Porque sabemos todos de antemano que no hay argumento posible. La postura española es y será inflexible. Por tanto me parece una afirmación falaz. Es como si acusaras a alguien de no dialogante porque no quiere hablar con una piedra.
He hablado con independentista por internet. Y o silencio o decir si una parte de Cataluña,cia quiere irse nada de nada. Luego lo que llaman derecho es mejor definirlo como privilegio.
Una definición de privilegio es derecho que se usa cuando conviene, nunca cuando perjudica.
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