MIS LIBROS (Para adquirir cualquiera de mis libros escribir a huellasjudias@gmail.com)

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domingo, 27 de marzo de 2011

CUANDO SE PARA EL TIEMPO

(Foto: Daniel Montero)

Se precipita la luna, con su resplandor anaranjado, sobre los tejados… Se precipita, pero está fija, inmóvil sobre un cielo azul, y todo es silencio, todo irradia presencia, un estar ahí del mundo, totalmente real. Los tejados son de pirraza, y esto que veo es una aldea perdida entre montañas. Aquí he estado en otro tiempo. Aquí he vivido. Las calles, estrechas, muestran piedras descarnadas que han ido desgastando las ruedas de los carros, formando surcos. La lenta rueda del tiempo ha dejado huellas de su paso invisible. Una larga calle, retorcida, recorre la aldea, subiendo hacia la ladera de los castaños. Con lluvia y nieve, he pisado el barro entre las rocas horadadas, las losas de los patios, las ramas de las urces y las retamas. Aquí viví en otro tiempo. ¿Qué queda de mí aquí? Respiré este aire puro, el aroma del tomillo, el olor seminal de los castaños, la hierba recién segada. Un rebaño de cabras pasaba cada atardecer junto a mi puerta. ¿Qué se quedó de mí entre estas piedras, entre el humo de las chimeneas, el musgo de los tejados, la niebla de las mañanas de primavera? Como girones de lana entre las zarzas. Trozos de mí. Por los rincones donde hemos pasado, acurrucados en el silencio, muriendo suavemente, desvaneciéndose a un ritmo muy lento, como el desmoronarse de la roca. Hay una geografía personal, un mundo construido con los lugares en los que hemos vivido. Recorreremos ese territorio por última vez, al final. Los lugares que vimos, allí donde la presencia del mundo se hizo real. Allí donde quisimos quedarnos. Allí donde todo de pronto se paró, permaneció recogido, respirando, sumergiéndose en la eternidad. Antes de entrar en el último sueño, despertamos para ver todos esos lugares sagrados. El último viaje. La despedida. Recogeremos los fragmentos, los momentos en los que descubrimos la presencia de lo invisible, en los que vimos lo invisible, y amasaremos con esas experiencias nuestro verdadero ser. Estamos hechos de la sustancia del espacio, allí donde el tiempo se para. Con los fragmentos sagrados de nuestra vida se construye el espacio de otros mundos, allá donde acaso vayamos a parar, después de olvidarlo todo.

martes, 22 de marzo de 2011

TEORÍA DE LA INCERTIDUMBRE

(Foto: Daniel Montero)

¡Qué tiempo, el que ahora estamos viviendo! ¡Y qué espacio, el que ahora nos rodea! ¿Se acelera la historia, se precipita el apocalipsis?

Cuantos más elementos intervienen en un momento dado, mayor es la entropía, la invasión del desorden y el caos. El mundo se ha hecho insoportablemente complejo. A los elementos de la naturaleza hemos añadido tanta basura, tantos aparatos, tanto enredo, tantas redes y cachivaches… La cacharrería humana es ya el bosque más extendido por toda la superficie de la Tierra. Y por sus entrañas, llenas de cables, túneles, cañerías… Y por el cielo, inundado de chatarra, de humo, de partículas asesinas.

No hay imagen más poderosa, más elocuente, que ese mar negro que invade las ciudades y sepulta los cuerpos entre montañas de escombros. Todo, de pronto, se convierte en lo que es, basura, putrefacción, un revoltijo de desechos, un violento deshacer y destruir todo lo que el hombre ha construido a su alrededor para separarse del mundo, para aislarse y encerrarse en su propio nido, para crear un universo artificial paralelo.

Aquí hay luz, contra la noche. Aquí nos sobra la ropa, estemos en el desierto o nos rodee la nieve. Aquí hay pantallas, aunque el mundo real desaparezca. Aquí hay máquinas, aunque las manos se vuelvan artríticas. Aquí hay energía atómica, aunque nos estallen las pupilas. Aquí hay coches, trenes, aviones muy veloces, aunque viajemos dormidos. Aquí hay bombas, toneladas de bombas, para añadir otro montoncito de cadáveres chamuscados a la gran hoguera.

¿Qué hacer? ¿Qué podemos hacer? La impotencia, la indefensión aprendida nos paraliza. Es tan colosal el poder de los poderosos, de los que hacen negocio con el plutonio y el uranio, con el petróleo, con las bombas, con los terremotos, con los tsunamis, con la muerte y el dolor, con la resignación y el miedo, con los cachivaches, con la chatarra, con la incertidumbre de todo cuanto nos rodea…

No enmudecer, al menos, me digo. No callar, al menos. Ser conscientes del delirio, de la enorme capacidad que tiene el hombre para convertir la locura y las alucinaciones en realidad. ¿De dónde nacieron los campos de exterminio, las cámaras de gas, las zanjas llenas de cadáveres esqueléticos, miles, millones de cuerpos apilados como basura? Eso fue ayer, hace un par de horas, y durante el tiempo transcurrido no han cesado de llenarse de huesos y ojos desorbitados todas las fosas del mundo, desde África a Japón, de las cunetas de los pueblos de España a los mares argentinos, de Chernóbil a Haití. ETA y Las Azores, Gadafi y la OTAN, el Corán y el Pentágono… Sí, ya sé que no es lo mismo, no es lo mismo. Sin embargo, una misma corriente de delirio y omnipotencia, de soberbia y ceguera, recorre el cerebro de quienes toman las últimas decisiones sobre la cacharrería global y sobre la vida de los demás. Siempre, claro, movidos por los más nobles objetivos: la paz, la patria, el progreso, la libertad, el bienestar… Todos sabemos cuánta mentira hay detrás de estas palabras.

¿Necesitaremos que la Tierra se agite y convulsione para destruir los artificiales cimientos de nuestra civilización, que revienten todas centrales nucleares del mundo a la vez? ¿O que el sol, con sus atómicas llamaradas, venga a poner freno al caos delirante en que se fundamenta el orden superficial de nuestras ciudades, con su asfixiante maraña de cables y efímeros objetos, que no sirven más que para aturdirnos y olvidar la muerte y el caos que nos rodea?

No enmudecer, al menos, porque seguimos amando la vida, y el mundo, sí, podría ser radical, total, absolutamente diferente.

domingo, 20 de marzo de 2011

CATALUÑA, OTRA VEZ (y II)

(Fotos: Luis Llavori)

Acabo con algunas consideraciones sobre el independentismo catalán:
1)El objetivo de alcanzar la independencia no es un proyecto imaginario, sino real y posible.
2)Existe actualmente en Cataluña un auténtico poder organizado que aspira a la independencia: un poder económico, político, mediático e ideológico (incluso religioso).
3)El independentismo ha seguido los siguientes pasos: catalán-catalanismo-nacionalismo-independentismo.
4)Hoy nos encontramos en la última fase: la del independentismo. Cada día son más los que abierta (y agresivamente) lo defienden y justifican.
5)En Cataluña hoy casi todos los partidos comparten y defienden la misma ideología nacionalista. Las diferencias entre ellos son puramente internas, de reparto de poder. La tradicional diferencia entre izquierda y derecha se mantiene sólo a nivel retórico o de matices.
6)La ideología nacionalista conduce hoy inevitablemente hacia el independentismo. El mal llamado nacionalismo moderado o no independentista carece cada día más de espacio ideológico y político.
7)Toda la política catalana desde hace treinta años gira en torno al independentismo: ni el victimismo agresivo y chantajista permanente, ni la inmersión lingüística, ni la exclusión del español de la vida pública, ni la reforma del Estatuto, ni etc., tendrían ningún sentido sin ese horizonte.
8)El independentismo ha ido progresivamente tomando conciencia de su poder en la misma medida en que los gobiernos centrales han ido claudicando ante sus exigencias. La debilidad ideológica y política de los partidos nacionales, tanto de derechas como de izquierdas, ha dado alas al independentismo, más convencido que nunca de que es posible alcanzar su objetivo final.
9)Ni la derecha ni la izquierda han tenido ni claridad mental ni determinación política para impulsar un verdadero proyecto nacional integrador, que asegure la igualdad de derechos lingüísticos, culturales, políticos y económicos en toda España, único método democrático de frenar la deriva independentista.
10)La confusión ideológica y la colaboración del resto de España (intelectuales, partidos mayoritarios, medios de comunicación, empresarios y jueces) ha hecho posible la actual situación, donde ya no es posible hacer cumplir algunas leyes básicas en Cataluña: sobre la enseñanza, la lengua, la movilidad de los ciudadanos, la emigración, el futuro de las Cajas o el respeto a los símbolos comunes.
11)Frente a los que dudan de la posibilidad de la independencia hay que recordar lo sucedido en los años treinta: la proclamación de la República Catalana por parte de Francesc Maciá (que fue coronel del ejército español), o del Estat Catalá por el dubitativo Lluís Companys. Estos procesos no eran tan radicales como el movimiento actual, ya que se enmarcaban dentro de una República Federal que integrara a todos los pueblos de España.
12)El caso de Manuel Azaña es sintomático: pasó de comprender y aceptar la autodeterminación de los catalanes, a darse cuenta de la traición de esos mismos catalanes a la República y su falta de colaboración en la guerra. Cuando se cayó del caballo ya era demasiado tarde.
13)El independentismo catalán es un negocio político y económico redondo, porque no conlleva ningún riesgo y todo en él son ganancias a corto, medio y largo plazo. Llegue a buen puerto o no, siempre será rentable. Ahora es el “España nos roba”; luego será la herencia de los “500 años de ocupación y expolio”. El nacionalismo siempre sacará provecho de exhibir el fantasma de la España Imperial para justificar lo que sea.
14)Muchos se niegan a aceptar este análisis, que considerarán exagerado y alarmista, y al que opondrán un cesto de tópicos: que si el “seny”, que si el “negoci”, el “pragmatisme”, la “moderació catalana”… La habilidad para decir una cosa en Madrid y otra en Cataluña es algo ya tan sabido que sorprende cómo todavía algunos se creen las buenas palabras (casi siempre envenenadas, calculadamente ambiguas) con que los catalanistas defienden sus ideas cuando les conviene. Otros piensan: “Europa no lo permitirá”… Vamos, que Europa nos salvará…
15)Vivimos en un mundo donde la realidad puede cambiar mucho más rápidamente de lo que podamos imaginar. Las ideas más disparatadas, las más increíbles, muchas veces se han hecho realidad a lo largo de la historia. Los procesos se incuban lentamente, pero, como ocurre con los terremotos o tsunamis, su estallido es siempre inesperado.
16)Pese a todo, aún estamos a tiempo de frenar el proceso, pero eso sólo será posible si un movimiento mayoritario de rechazo social y de resistencia democrática, por encima de los partidos, toma conciencia de que lo que está en juego no es “el derecho de la nación catalana a decidir su futuro”, sino el derecho de todos los ciudadanos españoles a mantener el actual Estado Español, basado en una Constitución Democrática que asegura la igualdad de derechos, la estabilidad social, la descentralización, cierta redistribución de la riqueza, la libertad, la movilidad territorial y social, el intercambio y relaciones de colaboración y solidaridad entre todos los españoles, el avance en la lucha contra los abusos, la corrupción, la degradación de la naturaleza, etc. con independencia de la lengua, el lugar de origen, la ideología, la religión o el nivel social de cada uno.
Por ahora, prou!

miércoles, 16 de marzo de 2011

CATALUÑA, OTRA VEZ (I)


(Fotos: Luis Llavori)


Hay temas que se imponen, sobre los que es necesario volver una y otra vez. La reflexión sobre el catalanismo tiene gran interés para todos, no sólo para Cataluña, porque el modelo de nacionalismo que allí se ha impuesto ha determinado y sigue determinando gran parte de la política y el futuro de nuestro país.
Acudí el pasado sábado a Barcelona a un acto-homenaje a los firmantes del Manifiesto de los 2300, sobre el que ya he hablado. El acto no pudo celebrarse en el Ateneo Barcelonés ni en la Universidad CEU, lo que indica hasta qué punto la censura y la falta de libertad se han convertido en algo normal bajo la presión nacionalista.
Mientras en Madrid a los defensores del independentismo se les ofrecen programas de máxima audiencia en TVE, como ocurrió con el impresentable Carod Rovira (donde hasta negó vergonzosamente ser hijo de un guardia civil), los españoles que vamos simplemente a repetir que en Cataluña se está atropellando la Constitución y el propio Estatuto de Autonomía, despreciando todo lo español y desterrando oficialmente la lengua común, no encontramos ni un local adecuado para reunirnos. Pese a todo, el acto fue un éxito, por la asistencia de público y por el nivel de los debates. (Quien quiera más información: http://www.impulsociudadano.es/)
Así que vuelvo sobre el tema de la lengua y resumo alguna de las ideas que allí expuse:
-Ni la tierra ni el territorio tienen lengua. La lengua no es una emanación mágica ni telúrica.
-Las lenguas no son propiedad de nadie, ni de ninguna institución, grupo social o Estado.
-Las lenguas no tienen derechos, sólo son sujeto de derecho las personas y las comunidades lingüísticas.
-Existen los derechos lingüísticos, tanto individuales como colectivos. Los derechos colectivos no son más que una extensión de los derechos individuales.
-Un derecho lingüístico inalienable es el de poder hablar en todo momento la lengua que se quiera. A nadie se le puede obligar a hablar ninguna lengua, sea oficial o no. Una cosa es la necesidad y otra la obligación.
-Las lenguas se hablan para comunicarse. La necesidad de comprender o hablar una lengua nace de la necesidad de comunicación, no de ninguna imposición política. Nadie puede imponer a nadie otra lengua.
-El catalán no es la lengua propia de Cataluña, sino de los catalanohablantes, vivan en Barcelona, Valencia o la Cochinchina, del mismo modo que el español no es la lengua propia de España, sino de todos los hispanohablantes.
-Hablar de lengua común no es más que reconocer un hecho, no establecer un derecho ni imponer una obligación. La lengua común de los españoles, incluidos los catalanohablantes, es hoy el español. La lengua común es aquella en la que resulta más fácil comunicarse para las personas que la conocen.
-En Cataluña se hablan dos lenguas, no sólo una. El castellano se habla en Cataluña con normalidad desde el siglo XV. El español no es allí ninguna lengua extranjera ni exótica. El bilingüismo es un fenómeno natural en Cataluña desde hace siglos, y son los catalanohablantes los que, de forma espontánea, han convertido a Cataluña en una sociedad bilingüe, antes de que se trasladaran a ella más de tres millones de hispanoablantes desde mediados del siglo pasado.
-El carácter oficial de las dos lenguas sólo otorga dos tipos de derechos: el de recibir la enseñanza en la lengua materna (catalán o español) y el de ser atendido en la lengua que desee en sus relaciones con la administración pública. Todo lo demás pertenece al ámbito privado, donde cada uno puede usar la lengua que quiera, el catalán, el español, el inglés o el chino.
-Todos estos derechos se conculcan:
Cuando sólo se usa el catalán como lengua vehicular de la enseñanza
Cuando la administración sólo usa el catalán en sus relaciones con los ciudadanos.
Cuando se invade el ámbito privado y se imponen multas lingüísticas por no rotular los establecimientos en catalán o por no ser atendidos en esta lengua en los intercambios privados y comerciales.
Cuando se exige el conocimiento del catalán para adquirir otros derechos, como el permiso de residencia o el empadronamiento.
Cuando sólo se apoyan o subvencionan las manifestaciones culturales expresadas en catalán.
Cuando se utiliza el catalán como elemento de discriminación social allí donde su conocimiento no es necesario para la realización de trabajos o funciones que no lo requieren.
-No hay lenguas superiores a otras, pero sí lenguas de comunicación universal y lenguas de comunicación más restringida. Las lenguas de comunicación universal son hoy el inglés y el español. Quien quiera moverse por el mundo, necesitará conocer una de estas dos lenguas.
Dejo para otro día las reflexiones más políticas sobre el independentismo y la actual situación de Cataluña.

sábado, 5 de marzo de 2011

NUESTRO PASADO SEFARDÍ

(Foto: Óscar Fernández)

La cultura española tiene un pasado sefardí. La influencia judía en nuestro país (mucho mayor que la árabe, en contra de lo que se supone) se remonta a los primeros siglos de nuestra era. Aún hoy podemos descubrir esa huella en cualquier rincón de nuestros pueblos y ciudades. Y también en la lengua. La pervivencia del sefardí es un fenómeno sorprendente.

Acaba de publicarse un libro de la sefardí Margalit Matitiahu, de cuya edición soy responsable. Se presentará el próximo día 17 de Marzo. He aquí la invitación a ese acto.

HEBRAICA EDICIONES

Tiene el placer de invitarle

EL JUEVES 17 DE MARZO

A LAS 20:00 HORAS

En el CENTRO CULTURAL DAVAR

a la presentación literaria de:

LA DUDA,

de MARGALIT MATITIAHU

Contaremos con unos ponentes de excepción:

María Fernanda Santiago Bolaños .-Directora del Departamento de Educación y Cultura del Gabinete de la Presidencia del Gobierno (Moncloa), poeta, profesora y especialista en Estética. Doctora en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid.

Santiago Trancón .- Escritor de ensayo, novela, poeta, editor literario.

Jacobo Israel Garzón .-Presidente de la FCJE, escritor, investigador.

Tras el acto, se abrirá la firma de ejemplares, seguida de un aperitivo

CONFIRMEN ASISTENCIA. AFORO LIMITADO

DAVAR, Centro Cultural- C/ Rodríguez Marín, 61- 28016- Madrid. Metro Concha Espina, línea 9.Autobuses: 29, 40,7, 16, 51.Tel: (34) 913509710

Extraigo del estudio de presentación que realizo, el texto siguiente, para quienes estén interesados.


ESCRIBIR CON DOS LENGUAS, VIVIR EN DOS CULTURAS

Ha dicho Margalit Matitiahu que escribe con dos lenguas (el hebreo y el judeoespañol) porque “vivo en dos culturas, o dos culturas viven en mí”. Aclara que su lengua materna es el ladino, sefardí o judeoespañol, que de las tres formas podemos llamar a esta lengua que no es más que una variedad histórica del castellano o español, y cuyo origen se remonta a 1492, aquel año aciago en que los hispanohebreos –judíos españoles o españoles judíos– fueron expulsados de España o Sefarad. Extendidos por todo el Mediterráneo y Europa, aquellos desterrados siguieron hablando la lengua entonces común, y así pervivió aquel español del Renacimiento hasta hoy, conservado como lengua de comunicación oral y escrita entre todos los sefardíes durante más de cinco siglos. Sometida a influencias locales, no perdió, sin embargo, su unidad ni dio lugar a otra lengua, como debiera haber ocurrido de no ser por la voluntad conservadora de sus hablantes. Es, sin duda, un milagro lingüístico, una excepción histórica, cuya explicación habría que buscar no sólo en una razón práctica (mantener las relaciones familiares y comerciales entre todos los sefardíes, algo fundamental para asegurar su supervivencia), sino de otro tipo, llamémosle espiritual, cultural o emocional: la necesidad de conservar viva la memoria de un pasado glorioso, el periodo más largo y fructífero de una comunidad judía fuera de Israel, la más numerosa de cuantas se extendieron por el mundo desde la primera diáspora, hace más de dos mil años. Tantos siglos de arraigo en España, en Sefarad, dejaron una huella imborrable, una añoranza que llegó a identificarse con la otra añoranza fundacional del pueblo judío, la vuelta a la tierra prometida, Israel, Jerusalén.

Cuando conocí a Margalit Matitiahu me llamó la atención su profundo sentimiento de pertenecer a ese pasado, un pasado que permanecía vivo y presente, no sólo en su memoria, sino en su modo de ser, de hablar y de escribir. Su ladino melodioso e íntimo me hizo descubrir de pronto, como quien desentierra un tesoro, una realidad oculta por ignorada, pero con la que muchos españoles manteníamos vínculos secretos que ahora revivían en la voz de quien había sentido la necesidad de regresar a Sefarad. Volvió Margalit a su tierra de origen, León, donde existió en la Edad Media una aljama amurallada (en el Castrum Iudeorum, hoy Puente Castro), y luego una judería, en el centro mismo de la ciudad, donde se extiende el llamado Barrio Húmedo. En el seno de aquella comunidad nació Moisés de León, cuyo libro, el Zóhar, es el más grande monumento cabalístico, fuente de inagotable sabiduría. Es preciso tener en cuenta esta realidad histórica para entender la labor literaria de Margalit Matitiahu, empeñada desde sus inicios en escribir y recuperar el sefardí como lengua moderna y de creación, no sólo como un resto arqueológico. Para la cultura judía el pasado, o se hace presente, se re-vive, o carece de sentido. No de otro modo podemos explicar la pervivencia del hebreo, una lengua con más de 4000 años de existencia, que ha vuelto a convertirse hoy en lengua viva porque nunca dejó de serlo, pese a haber casi desaparecido como lengua hablada. Encuentro yo aquí, en esta excepcionalidad lingüística, un paralelismo entre el sefardí y el hebreo, sólo explicable porque en ambos casos la lengua ha servido para mantener vivo algo intangible pero muy determinante: los valores intelectuales, emocionales y artísticos de una cultura a la que no se quiere renunciar porque constituye parte esencial de un modo de ser, de vivir y de sentir.


ENTRE EL RECUERDO Y EL SUEÑO O LOS SECRETOS DE LA MIRADA

Con el presente libro Margalit Matitiahu inicia su tarea como escritora de ficción narrativa en prosa. El cambio de género es una prueba para cualquier escritor. Margalit supera el reto con éxito. Su escritura, fluida, precisa, llena de sugerencias poéticas, es plenamente consciente de que trabaja con unos ritmos, una estructura y un lenguaje distintos a los del poema, pero ha sabido conservar el sentido musical de la palabra y la frase, sometiendo el desarrollo narrativo a una cadencia interna que obliga al lector a una lectura pausada, cargada de emociones contenidas, que poco a poco va envolviéndolo en una atmósfera de nostalgia, sueño, anhelo, dramatismo e incertidumbre. Los siete cuentos de que consta este libro han sido escritos y publicados previamente en hebreo. Mi tarea, como responsable de esta edición en español, ha consistido en revisar la traducción del hebreo y descubrir, a través de su literalidad, los ritmos internos, las sugerencias semánticas y los tiempos verbales más apropiados, trasladando a nuestra lengua la unidad de estilo que el texto tiene en el hebreo original. He intentado mantener una característica de la lengua hebrea, en la que no se disocia el pasado, el presente y el futuro, ya que, gramatical y semánticamente, el futuro y el pasado están en el presente. Por último he añadido breves notas al pie de página para ayudar a la comprensión de algunas referencias históricas que aparecen en el texto.

(…) El interior asoma en cada mirada, cada descripción, cada recuerdo. Una mirada que, más que recordar, busca recuperar las emociones y sentimientos del pasado, pero también comprender. Una mirada que persigue lo que anhela, más que lo que es. El alma, el deseo, la nostalgia, brotan a cada paso, a cada gesto, en cada detalle del entorno: un sonido, un olor, una palabra, una calle, un café... Todo queda así transformado por esa mirada en símbolo: un lugar de paso (el aeropuerto) se convierte en lugar de observación y búsqueda; un cuchillo, en el drama de la separación y el desamor; una escalera, en espacio del deseo y el encuentro de los amantes; una bolsa de compras, en intento desesperado por preservar la propia identidad y guardar los secretos; un hotel, en el refugio de lo prohibido, etc.