MIS LIBROS (Para adquirir cualquiera de mis libros escribir a huellasjudias@gmail.com)

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lunes, 25 de noviembre de 2013

EN QUÉ SE PARECE CATALUÑA A ISRAEL


(Foto: Marimar Trancón)



Recientemente Artur Mas se fue a Israel en busca de apoyos para su proyecto independentista. Afirmó que Cataluña e Israel tenían mucho en común. Vino a decir que, así como Israel ha logrado constituirse en un próspero Estado libre e independiente, también Cataluña alcanzará este anhelado fin. Al poner a Israel como modelo, abrió la puerta a todo tipo de comparaciones. Por supuesto, todas positivas, contando con lo que los psicólogos llaman el efecto “halo”: todo lo bueno de Israel lo compartimos, lo tenemos también aquí, a casa nostra, porque nos parecemos mucho.

Animado por el mensaje arturista, me puse a reflexionar aceleradamente y llegué pronto a esta docena de conclusiones:

  1. Cataluña, como Israel, es un pueblo milenario (hunde sus raíces en la noche de los tiempos).
  2. Cataluña, como Israel, ha logrado sobrevivir a los ataques de todos sus enemigos, y nadie ha conseguido destruirla, a pesar de haberlo intentado con todos los medios, incluido el exterminio físico (recuérdese la masacre borbónica de 1714).
  3. Cataluña, como Israel, vive rodeada de fanáticos españoles que desean su destrucción, algunos infiltrados en su propia tierra, lo mismo que le sucede a Israel con sus enemigos musulmanes.
  4. Cataluña es trabajadora y laboriosa, y de las piedras hace panes, lo mismo que Israel, que ha convertido el desierto en una de las tierras más fértiles de la tierra.
  5. Los catalanes son inteligentes y superdotados, y si no figuran entre ese 30% de premios Nobel judíos, es porque todavía no son un Estado independiente capaz de hacerse valer y respetar en los foros internacionales.
  6. Los catalanes, como los judíos, son todos emprendedores y negociantes natos, les gusta ahorrar, saben lo que vale el dinero y por eso son ricos y casi todo el mundo los envidia.
  7. Cataluña, como Israel, tiene una población y un territorio de dimensiones ideales para poder organizarse, prosperar y convertirse pronto, por arte de magia o de lo que sea, en una de las naciones más avanzadas y desarrolladas del planeta, incluso del mundo.
  8. Israel logró que la ONU reconociera su derecho a decidir, liberarse de la tutela británica y ser aceptado como Estado por la mayoría de las naciones: lo mismo le sucederá a Cataluña, que acabará ejerciendo su derecho a la autodeterminación para liberarse de la pérfida dominación colonial española.
  9. Cataluña, con al ayuda de sus hermanos israelíes, acabará dotándose de un ejército poderoso capaz de defender sus frágiles fronteras, y no le teme a ningún ataque terrorista, venga de donde venga, porque sabrá atajarlo con contundencia, basándose en un amplio y muy bien organizado servicio de inteligencia (seguramente se poyará para ello en la eficacacísima Método 3).
  10. Cataluña dejará de vivir del turismo y de las buenas relaciones económicas con el resto de España; su economía se asentará en una potente industria exportadora de alta tecnología, siguiendo el modelo israelí. Tiene talento de sobra para hacerlo en muy poco tiempo, pongamos unos diez o doce años.
  11. Cataluña no es Sefarad. Sefarad fue un invento de los Reyes Católicos que quisieron así destruir a Catalunya, donde los judíos vivían perfectamente integrados, nunca fueron perseguidos y pasaron a ser parte del pueblo catalán. Los lazos entre Cataluña e Israel no pasan por Sefarad, que no es más que un mito. Los judíos, por tanto, pueden y deben apoyar la independencia de Cataluña, donde siempre serán bien acogidos, no como en España (o lo que quede de su desguace) donde, al contrario, siempre serán perseguidos y maltratados.
  12. Cataluña, como Israel, tiene mar. Esto es algo que Castilla nunca le perdonó, como no se lo perdonan sus enemigos a Israel, que sueñan con arrojarla al mar.

Este es el fruto de mis veloces investigaciones, basadas en la famosa teoría del huevo y la castaña que, efectivamente, se parecen mucho. De la una se deriva lo de “castañazo”; del otro, lo de “hay que tenerlo un poco mal puesto” para creérselo e ir a predicarlo, nada menos que a Israel. Que el viajecito triunfal hay costado un idem a las paupérrimas y esquilmadas arcas catalanes, eso tiene poca importancia frente a la alta misión cumplida. Además, Cataluña es la gallina de los huevos de oro de España, no lo olvidemos, y pronto dejará de ponerlos en corral ajeno.

http://www.cronicaglobal.com/es/notices/2013/11/-en-que-se-parecen-cataluna-e-israel-2594.php

jueves, 7 de noviembre de 2013

EL AUTOR Y EL LIBRO: ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?

(Fotos: Vicente García)
El libro ha entrado en crisis.
No me refiero al hecho de que las editoriales están en crisis (publican menos, venden menos).
Tampoco me refiero a cualquier libro.
No están en crisis los libros de cocina, por ejemplo; o los de economía y empresa; o los de autoayuda; o los infantiles; o los libros de texto (obligatorios); o los betsellers; o los fabricados expresamente para ser consumidos como cualquier producto.

Me refiero al libro de creación, de reflexión, de investigación. A la novela, la poesía, el ensayo, el pensamiento, la ciencia. Aquí, en este campo, algo está pasando, y es bueno saberlo.
Es fácil comprobar que este libro está desapareciendo de los circuitos de venta y consumo. La única explicación es que no es lo suficientemente rentable para los editores tradicionales, las distribuidoras y los libreros. Ocupa mucho espacio; es mejor dedicarlo a otros libros que se venden mejor. No hay suficiente demanda, dicen.

Así que sí, el libro ha entrado en crisis; pero no cualquier clase de libro.
Dejemos a los libros de consumo que sigan su camino: nada de malo hay en ello. No se trata de denigrarlos ni de echarles la culpa de nada: son lo que son. Pero distingamos: el libro, en su sentido cultural, es otra cosa. Sólo se parecen externamente, pero son productos radicalmente distintos.

El libro de creación y pensamiento es lo que tradicionalmente ha merecido el nombre de libro. Hoy se mezcla y confunde con el otro libro, el libro de consumo, de usar y tirar, el que no obliga a pensar, ni a reflexionar, ni da a conocer nada nuevo sobre la realidad, sobre los demás o sobre uno mismo. El libro, o te transforma, o no es libro, es mero pasatiempo. Pues este otro libro es el que hoy está desapareciendo del mercado visible del libro, y hay que reflexionar sobre este fenómeno.

A quienes más obliga a cambiar es a los autores. Creerse que, por haber escrito algo, incluso algo muy bueno, ya merece ser publicado, vendido y reconocido, eso es hoy pura fantasía. Dejarlo todo en manos del mercado, otro error. El circuito autor-editor-distribuidor-librero ya no funciona, salvo para los más conocidos que necesitarán, de todos modos, hacer constantes esfuerzos para seguir siéndolo. Para la gran mayoría, incluso para quienes hasta hace poco gozaban de cierta fama, para ese miniejército de escritores más o menos valiosos, las cosas están cambiando, y quien no sepa adaptarse acabará amargado, resentido, dando tumbos en busca de editor, mendigando atención, o maldiciendo al país y su incultura irremediable.

Hay que bajar al suelo. Hay que descender del pedestal o de la torre de marfil en la que muchos creían estar a salvo de los vientos que corren. Hay que quitarse los anillos, no hay que tener miedo a mancharse las manos. Si crees en lo que escribes, si estás convencido de su valor e interés, tendrás que promoverlo tú mismo, difundirlo tú mismo, hacerlo llegar a quien crees que puede leerlo y apreciarlo; deberás acercarte a tus posibles lectores con sinceridad, sin impostura, sin miedo a que algunos te consideren un vendedor ambulante. Tendrás que aprender a vender sin venderte, a difundir tu trabajo sin humillarte, a solicitar pero no a mendigar, a agradecer pero no a lisonjear, a dignificar tu tarea y tu vocación, pero sin sentirte por eso superior a nadie.

Tendrás que cambiar la idea que los demás y tú mismo tienes del hecho de ser escritor y aspirar a ser leído y merecidamente reconocido. Tendrás que saber que, si tu obra no aspira a la perfección, no merece la pena ser escrita. Pero una vez escrita, has de saber que te queda por delante la tarea más difícil, la de publicarla dignamente, difundirla el máximo posible y venderla del modo más beneficioso para ti, no para los distribuidores o editores. Debes negarte a que otros vivan de tu esfuerzo y tu creatividad y que, además, te sientas obligado a agradecérselo. Por tu propia dignidad, y por el valor del libro, del libro cultural, debes entender que las cosas están cambiando y que tanto tú, como los lectores, deben también cambiar.

El lector debe saber que, si quiere que el libro no muera, debe aprender a valorarlo y apoyarlo. Debe distinguir, discriminar y comprar y leer sólo aquello que de verdad le interese y le ayude a pensar, a cambiar sus ideas, a intensificar su vida. Debe buscar la información sobre los libros, allí donde hoy está: en internet. Y debe aprender a valorarla, porque hay mucho engaño, mucho vacío y mucho humo, tanto en internet como en las estanterías de los grandes supermercados.

Internet ha abierto la puerta a una nueva relación entre el autor y los lectores, pero para que de verdad desarrolle sus posibilidades, debe cambiar nuestra idea del autor y del libro. El libro de papel sigue y seguirá siendo imprescindible. Lo que vemos en la pantalla es volátil, efímero. No llega nuestro cerebro del mismo modo, no activa del mismo modo nuestros circuitos cerebrales. La pantalla carece de la consistencia "mental" y "perceptiva" del papel. Es más apropiada para los libros de consumo y entretenimiento que para estimular la reflexión y el pensamiento.

Para lo que sí sirve internet es como medio de difusión y comunicación. Esta es una herramienta que los autores podemos usar para liberarnos en parte de la tiranía del mercado, de ciertos editores y distribuidores. Hemos de utilizarla, pero sin creer que hace milagros. Su mayor inconveniente es que llega a cansar y aturdir, a volver todo tan superficial  e indiscriminado que toda información o mensaje acaben en la papelera. No es, desde luego, ningún camino fácil, aunque sí nos da mayor libertad.

(Si quieres adquirir el libro Huellas judías y leonesas en el Quijote. Redescubir a Cervantes,  entra y apoya su edición: http://www.lanzanos.com/proyectos/huellas-judias-y-leonesas-en-el-quijote/)