MIS LIBROS (Para adquirir cualquiera de mis libros escribir a huellasjudias@gmail.com)

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domingo, 23 de octubre de 2011

HEBRAÍSMOS IGNORADOS (o de cómo borrar la influencia hebrea en nuestra cultura)

Explico a los estudiantes de bachillerato los préstamos que ha asimilado el español a lo largo de su historia. Consulto varios libros de texto y compruebo con sorpresa que en ninguno de ellos aparecen los hebraísmos. Arabismos, germanismos, galicismos, vasquismos… Aparecen préstamos de casi todos los idiomas menos del hebreo.

No es más que una muestra de hasta qué punto el pasado judío ha sido borrado de nuestra historia y cultura, pues no podemos atribuir a ignorancia estos “despistes”. Es igualmente increíble que en nuestros museos de historia y arqueología no aparezca referencia alguna de la presencia hebrea en nuestro país. No ya un mapa de las juderías, aljamas o asentamientos judíos, por ejemplo, sino ni siquiera algún objeto representativo, como alguna januquilla, menorá o mezuzá

Pero sigamos con los hebraísmos. A Covarrubias en su Tesoro de la Lengua Castellana o Española se le fue la mano buscando etimologías (reseñó más de 300 hebraísmos) siguiendo métodos más o menos arbitrarios o fantásticos. Pero, aunque es muy difícil sentar cátedra en cuestiones de etimología, no es difícil encontrar palabras de origen hebreo en nuestra lengua. Por citar algunas:

Hisopo, bálsamo, ébano, ciprés, mina, acacia, aloe, caña, azucena, jaspe, zafiro, esmeralda, esmalte, camello, tórtola, cuervo, escorpión, saco, piña, mazapán, serpiente, júbilo, calamidad, sábado, matarife, pascua, rabino, maná, edén, amén, aleluya, fariseo, sanedrín, sidra, cábala, aceite, semen, etc.

Dejemos de lado los antropónimos, topónimos, apellidos o nombres de ciudades y calles. O los calcos de algunas expresiones, por no hablar de los conceptos, ideas, nombres e historias bíblicas que han pasado a nuestra lengua y cultura. La confusión proviene del hecho de que muchos términos hebreos nos han llegado a través del latín y el árabe (Toledo, por ejemplo, proviene de Toledoth, que nos llega a través de Toletum). Esto crea algunas confusiones, como ocurre con la palabra “aceite”, que casi siempre se considera de origen árabe (de az-zayt) y no del hebreo (de zeitim –aceitunas-).

No hace falta ser hebraísta para darse cuenta de que también aquí, en los estudios de la lengua, todavía persiste hoy un prejuicio antijudío, de honda raíz histórica. Lo peor de estos “lapsus” es que casi nadie cae en la cuenta de ellos. Por ejemplo, la misma palabra “alfabeto” se dice que proviene del griego (alfa-beta), pero habrá que añadir que el griego lo toma del hebreo (alef-bet, las dos primeras letras del alfabeto hebreo).

martes, 18 de octubre de 2011

RESEÑA, ENTREVISTA y CONCIERTO

He aquí una reseña que ha aparecido en el Correo de Sevilla y una entrevista en La opinión de Zamora. Para los que quieran saber algo más sobre el libro "Memorias de un judío sefardí":

www.elcorreoweb.es/132629?d=print



Añado una fantástica improvisación de Dino del Monte al zimbal el día en que presentamos el libro en Granada. Los lectores del libro comprenderán mejor por qué me fascinó la personalidad de Dan Kofler:







miércoles, 12 de octubre de 2011

EDUCACIÓN Y CRISIS

(Foto: S. Trancón)

He escrito que la actual crisis no es pasajera, y que nace de la necesidad de redefinir el poder a nivel global, lo que implica un cambio en la actual estructura social: disminución de la clase media y consolidación de una minoría más poderosa en todos los sentidos (económico, político, ideológico…). Hacia dónde nos llevará esta crisis es impredecible, pero puede acabar en catástrofe generalizada, especialmente en las llamadas sociedades avanzadas o del bienestar, basadas en una amplia y consumista clase media, hoy en proceso de destrucción.

El actual conflicto educativo hay que relacionarlo con esta situación, pues parece evidente que lo que se busca es desactivar el instrumento más importantNegritae de creación de una clase media instruida, crítica y defensora de una democracia real y eficaz: la educación generalizada y gratuita, que sólo es posible mediante la enseñanza pública. El justificar este proceso en la necesidad de “recortes” no es más que una artimaña política, pues está demostrado que el dinero que se quita de un lado se va a otro, o sea, de lo público a lo privado.

Pero más allá de esta evidencia, sigue existiendo un problema de fondo: qué y cómo enseñar para que el alumno aprenda y se forme de verdad. El reto al que todos los enseñantes se enfrentan es el hacer compatible un modelo autoritario e impositivo con otro tolerante y comprensivo. La mayoría va de una actitud a otra, tratando de controlar por un lado la indisciplina y la falta de esfuerzo y, por otro, vencer la desmotivación y la pasividad de los alumnos. Es una tarea complicadísima y agotadora, como sabe cualquier padre, especialmente cuando se tiene delante a 30 o 40 adolescentes, como ocurre ahora.

Frente a todo ello hay que optar por unos principios básicos, a los que hoy no se debería renunciar, y que cualquier enseñante comprueba que son los únicos verdaderamente eficaces:

-Es mejor reforzar lo positivo que sancionar lo negativo

- Dialogar y convencer, que imponer y vencer

-Motivar mejor que intimidar

-Enseñar a razonar y pensar, mejor que copiar y repetir

-Estimular la creatividad que premiar la uniformidad

-La alabanza y el reconocimiento, en lugar de la humillación, el reproche y la burla.

-Exigencia frente a condescendencia

-Normas claras y aplicables, mejor que discursos o recomendaciones

-Límites bien definidos y resolución de conflictos mediante la afirmación y aceptación de esos límites

Pero todos estos principios chocan con la realidad actual y sólo son aplicables cuando se dan las condiciones físicas, pedagógicas y psicológicas adecuadas: espacios y material didáctico apropiado, reducido número de alumnos por aula, horarios bien programados, un sueldo digno, ambientes de trabajo estimulantes, reducción de materias, sistemas de refuerzo y apoyo psicológico, mejor preparación pedagógica y psicológica de los profesores, estímulo de la creatividad, la concentración, el razonamiento y el pensamiento, etc.

Si en lugar de avanzar en esta dirección lo que se propicia es un deterioro progresivo de las condiciones de trabajo de los profesores, por un lado y, por otro, sólo se habla de autoridad y disciplina para enfrentarse al problema de la falta de atención, interés, control y motivación de los alumnos, está claro que el propósito es que la enseñanza pública se deteriore, con lo que la mayoría encontrará cada vez mayores dificultades para avanzar social y económicamente.

Todo esto es coherente con un sistema capitalista en el que cada vez parece menos necesaria una amplia clase media, pues los nuevos sistemas de producción se pueden atender con mucha menos “mano de obra”. Le basta con una minoría superespecializada, y para eso le sirve mucho mejor la enseñanza privada, que permite, además, una continuidad en la transmisión del poder y tiene una fidelidad ideológica asegurada.

martes, 4 de octubre de 2011

EN EL FONDO DEL CORAZÓN

(Foto: Isabel Díez)
Somos conciencia, mente, cuerpo y ego. Lo más real es la conciencia. Lo más irreal, el ego. Esta es mi jerarquía.
La conciencia es lo más real porque es lo que determina nuestra percepción, nuestros pensamientos y nuestras emociones.
El misterio no es lo invisible, sino todo lo que vemos y no podemos comprender. El misterio está a la vista, pero no lo vemos porque no lo podemos comprender.
La conciencia es lo único que nos hace ver.
Todo es deslumbrante y transparente, aunque inexplicable e incomprensible.


Si logras ver en el fondo del corazón, ¿qué encuentras? Una tristeza infinita, una nostalgia infinita, una desesperación infinita. Todos somos iguales, y todos guardamos el mismo anhelo en el centro del pecho: no sucumbir a la tristeza y la desesperación y alcanzar, por el contrario, la alegría, la serenidad, el disfrute y el placer.


Mira a una persona, observa qué hace, qué dice: verás que todo cuanto hace y dice nace del centro mismo de su pecho donde guarda esos profundos sentimientos y ese anhelo. Verás que todo es una huida o un engaño para no aceptar lo que se oculta en el centro de su ser.
No le des importancia a lo que el otro hace o dice, sino a lo que siente en lo más profundo de su ser. Comprenderás por qué actúa como actúa, dice lo que dice, te trata como te trata. Te darás cuenta de cuánto se parece a ti.


El ego es la mayor barrera para llegar al fondo del corazón. Para entender y aceptar al otro. Para descubrir y aceptar lo que guardamos y anhelamos en el fondo de nuestro verdadero ser.