(Foto: S. Trancón)
El español hace distinciones que encierran una gran sabiduría. He aquí algunas que nos ayudan a pensar. Pensar es separar, distinguir, pesar y sopesar. Allí donde parece que todo es igual, de pronto encontramos distinciones fundamentales.
Oír no es lo mismo que escuchar. Escuchar no es sólo percibir ruidos o sonidos, sino prestar atención a lo que se oye. Para escuchar hay que estar dispuesto a la sorpresa. Lo que se escucha nunca es lo mismo.
No basta oír a los demás: hay que escucharles. Poner toda la atención y el interés, descubrir que cada palabra y cada frase es siempre distinta, encierra un mensaje concreto y diferente.
Mirar no es lo mismo que ver. Se puede mirar y no ver. Ver es descubrir, y para descubrir hay que mirar con atención y estar predispuesto a la sorpresa. Lo que se ve nunca es lo mismo.
No sólo mires, intenta ver. Ver lo que a primera vista no se ve. Dejar de ver lo que siempre se ve.
Hablar no es lo mismo que decir. Se puede hablar mucho y no decir nada. Para decir algo no sólo hay que hablar, sino intentar transmitir, comunicar y entregar algo. Decir es hablar prestando atención a lo que se dice. Decir es huir de la repetición, buscar la sorpresa.
Cuando hables, trata de decir algo, de descubrir algo, de comprometerte con lo que dices. Antes de repetirte, párate y calla. Las mismas frases, dichas a las mismas personas, son "mortales", apagan la vida, levantan muros de incomprensión, odio o aburrimiento.
Ser no es lo mismo que estar. Somos, pero también estamos. Para ser, hay que aprender a estar donde se está.
Saber no es lo mismo que conocer. Hay quien sabe muchas cosas, pero no conoce nada. Conocer es descubrir con pasión, interés y profundidad. El conocimiento va más allá de las palabras: es contacto, certidumbre, sorpresa.
Querer no es lo mismo que amar. Se puede querer mucho y amar poco. Amar es querer sin cálculo, sin esperar nada a cambio, con desprendimiento.
Hacer no es lo mismo que crear. Se pueden hacer muchas cosas y no crear nada.
Dar no es lo mismo que entregar. Se puede dar mucho y no entregar nada. Para entregar algo hay que entregar algo de uno mismo.
Vivir no es lo mismo que existir. Vivir es tener una existencia consciente. Sólo se vive cuando uno se da cuenta de que está vivo y es consciente de lo que está viviendo.
Etcétera.
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