El Quijote está lleno de frases y reflexiones que pasan con frecuencia desapercibidas en una primera lectura. He aquí algunas, entre otras muchas:
Dice Sancho de don Quijote: "... no sabe hacer mal a nadie, sino bien a todos". Y don Quijote de sí mismo: "Yo no sé si soy bueno, pero sé decir que no soy malo". Hoy, cuando somos dominados y controlados por los más viles, conviene recordar el ejemplo de don Quijote, que acaba su vida llamándose con justicia Alonso Quijano el Bueno. De Machado se dijo que fue, ante todo, "un hombre bueno". La bondad nace de la capacidad de salir de sí mismo para ponerse en el lugar del otro. Como sabemos muy bien lo que nos ofende, podemos saber del mismo modo lo que ofende a los otros. ¡Pasar la vida sin hacer mal a nadie! ¡No ser malo! Tan sencillo y tan difícil. Un compendio de pedagogía. ¿Pero en qué sistema educativo aparece como objetivo fundamental?
Otra frase que ha despertado mi reflexión: "Las verdades tanto son mejores cuanto son más verdaderas". En el difícil equilibrio entre verdad y ficción, Cervantes añade esta distinción entre verdades "más y menos verdaderas". No todas las verdades son iguales. Las hay más verdaderas que otras. No sólo hay que rechazar la mentira y el engaño, sino saber elegir de entre las verdades, aquellas que son más verdaderas. No es un juego artificioso de palabras. El concepto de verdad, por más que sea una elaboración subjetiva, ha de fundamentarse siempre en un hecho o realidad objetiva. Y cuando más cerca esté de ese hecho o realidad, más verdadera es. Me sirve este razonamiento para contestar a los que dicen que mi interpretación de la verdad judeoconversa de Cervantes y el Quijote sólo es una más entre las muchas interpretaciones posibles. Sí, pero yo les contesto que, entre todas, esta verdad es la más verosímil y la más verdadera. Mucho más que la católico-manchega.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario