(Foto: Luis Llavori
No siempre vemos ni miramos del mismo modo.
Nuestra forma de ver y de mirar cambia constantemente.
Los ojos influyen y son influidos por las emociones, las preocupaciones, las ilusiones, la tensión y relajación, las expectativas, la atención, nuestro nivel energético y de conciencia.
Los ojos son la puerta de la conciencia.
Observa tus ojos, toma conciencia del estado de tus ojos, del brillo de tu mirada, de su grado de fijeza, de tensión, de relajación, de fluidez.
Los ojos están conectados con la energía del universo. A través de ellos nos llega la energía del universo, la vibración de la luz.
Nuestros ojos pueden ser buenos o malos conectores, malos o buenos conductores.
Los ojos miran a la vez hacia fuera y hacia adentro. La mayor parte del tiempo se enfocan hacia adentro.
Los ojos proporcionan al cerebro el mínimo de los estímulos que recibe: la mayor actividad del cerebro la realiza con los datos internos, con lo que él mismo fabrica.
La mirada puede ser secuestrada por el yo y la obsesión por sí mismo. Sólo ve entonces lo que tenemos dentro, el caos interior.
La posición y el estado de los ojos, de los nervios de los párpados, de las cejas, de la frente, de las órbitas y de los propios nervios ópticos, determinan la atención, la conciencia y la percepción. Cuanta más relajación, mayor capacidad y apertura perceptiva y de la conciencia.
El estado de tensión o relajación de nuestros ojos influye en el estado general de relajación o tensión de todos los músculos de nuestro cuerpo.
La serenidad nace de los ojos.
La capacidad de percibir “algo más” de lo que ordinariamente percibimos, depende de los ojos.
Una mirada serena, fluida, atenta y suave, dejando que el ojo izquierdo “tome el mando del foco”, es una experiencia que nos permite tener un atisbo del misterio infinito que nos rodea.
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1 comentario:
Totalmente cierto.
Muy bien explicado,fácil y claro.
A diario ,mientras pinto lo compruebo.
Un placer pasar por este espacio.
Saluda desde Argentina Liliana.
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