MIS LIBROS (Para adquirir cualquiera de mis libros escribir a huellasjudias@gmail.com)

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jueves, 16 de diciembre de 2010

FABULILLA PARA EL AÑO NUEVO

(Fotos: S. Trancón)

Medimos el tiempo y luego lo contamos. Es una forma de poner límites a algo que no los tiene. Los límites del tiempo son subjetivos, arbitrarios y convencionales. Lo que sí tiene límites es nuestra vida.
Puestos a contar la vida, es preferible hacerlo por horas, minutos y segundos: la alargamos cuantitativamente por un lado y, por otro, la intensificamos al acortarla, porque puede que no nos quede más que un minuto de vida. Y puestos a perder el tiempo, mejor perder un minuto que un año, media vida o la vida entera pensando que “tenemos mucha vida por delante” o “todo el tiempo del mundo”.

Empezar un año puede ser un buen motivo para encarar el tiempo y tratar de vivirlo más conscientemente, único modo de alargar e intensificar la corta vida que viviremos (que siempre será más corta de lo que quisiéramos).

A los seguidores de este bloc les ofrezco esta fabulilla. Es mi modo de desearles un feliz y fructífero año nuevo. Como para vivir intensa y serenamente hay que superar con frecuencias trampas, obstáculos, pérdidas y desengaños, muchas veces es mejor no pararse, no detenerse a pensar qué es lo que uno tiene delante o por qué a nosotros sí y a otros no, etc. Lo peor, ya lo dice el refrán, es tropezar una y otra vez en lo mismo o pretender derribar un muro a cabezazos, en lugar de saltarlo.

Una vez, había una piedra en el camino.
Los reptiles la recorrían, atravesaban su lomo
rugoso y hasta se paraban para tomar el sol.
La piedra acabó convertida en arena,
y dejaron allí su huella, como una cuerda,
las culebras, y las uñas de los lagartos, los rasguños.
Qué despacio cambia el mundo, graznó el cuervo.
Que lo duro no es tan duro, hormigueó la hormiga.
No tengo tiempo para pensarlo, pensó el atleta,
y dio un salto para no tropezar con la piedra.

1 comentario:

Salvador Moreno Valencia dijo...

Excelente fabulilla, como tú la defines amigo Santiago, cuantas piedras en el camino, si hiciéramos como las culebras, los lagartos y el atleta, sería otro mundo.
Gracias, un abrazo
salvador