Yo, la verdad, estoy mucho más preocupado por lo que no olvido. Por la cantidad de basura que recuerdo: datos, nombres, imágenes, sucesos... totalmente insignificantes, cuando no tóxicos, obsesivos, inútiles.
No conviene confundir cultura, saber, conocimiento, con tener una memoria excelente para recordar eso que podríamos llamar "cultura de masas", y que sirve para los concursos de la tele. No, lo más importante es no perder la capacidad de pensar, de pensar libre y autónomamente. La memoria ha de estar al servicio del pensamiento, no al revés.
Preocúpate de pensar, de razonar, de criticar las ideas que te imponen, la información que recibes, la manipulación de los sentimientos, las mentiras que quieren que recordemos y para eso las repiten cada día. Preocúpate porque recuerdas sólo lo que quieren que recuerdes y así te olvidas de lo más importante: pensar por ti mismo.
Si piensas, recordarás lo que necesites recordar. Porque no piensas para recordar, sino para vivir. Tampoco sabes para recordar, sino que recuerdas porque sabes. Y sabes, no para demostrar a los demás que sabes, sino para vivir mejor y más intensamente. La mejor manera de conservar la memoria es ejercitar la concentración y el pensamiento.
Recuerdas para vivir, no vives para recordar. Cuanto más vives, más y mejor recuerdas, porque sólo recordarás aquello que más y mejor te ayude a vivir intensamente el momento presente.
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