(Río Ser. Cervantes. Ancares)
-Hay
ya varios libros que han abogado por esa tesis, la de la 'leonesidad'
de Cervantes. En esencia, ¿qué argumentos aporta su libro que
no se hayan explicado ya antes?
Mi
tesis parte de una doble afirmación: Cervantes era de origen judío
y su familia procedía de las montañas y la meseta de León. Las dos
cosas van unidas. Aclaro lo de la “leonesidad”. Si por ello te
refieres a una identidad o esencia, al estilo de la que se han
inventado los nacionalismos, pues no, yo no creo en la leonesidad de
Cervantes ni en la mía propia. Otra cosa es el haber nacido o
proceder de León, un hecho determinante en algunos aspectos
fundamentales, como la influencia del habla leonesa, la experiencia
del entorno y el paisaje, las costumbres, el modo de trabajo y de
vida, los recuerdos, las vivencias de la infancia y la juventud, que
se dejan ver y entrever en el
Quijote
de manera clara y difícilmente rebatible. Hablo de la montaña, la
meseta y ribera leonesa, una zona amplia, que va desde los Ancares a
Tierra de Campos, pasando por la Cabrera, la Maragatería y Sanabria,
por simplificar.
-Teniendo
en cuenta que la teoría ha aparecido en prensa y libros, ¿cómo
posible es que a nivel global no se hable más de este asunto?
¿Es que falta algo tan contundente, quizás, como la aparición
de un 'acta de nacimiento'?
Yo
creo que nunca aparecerá ningún documento que pruebe el lugar de
nacimiento de Cervantes, y por varias rezones: no existían entonces
actas y libros de bautismo, son posteriores; Cervantes quiso
ocultarlo intencionadamente y no dejó ninguna pista fiable; hay
mucha confusión entre homónimos (existen 6 Rodrigos de Cervantes,
por ejemplo); los documentos no son muy de fiar: se falsificaban con
facilidad, se cambiaban los apellidos sin ningún problema, se
compraban testimonios, hidalguías y limpiezas de sangre... Para
colmo, a partir de mediados del siglo XVIII aparecieron
falsificadores “profesionales”, que manipularon documentos como
la supuesta acta de bautismo de Alcalá. Afirmar que Cervantes nació
en el pueblo sanabrés de Cervantes no se puede probar; lo que sí
podemos conjeturar como verosímil es que su familia procedía de esa
zona, que entonces pertenecía a Astorga. Ir más allá ni es
necesario ni riguroso. A mí me basta con mostrar que Cervantes era
de origen leonés, el primer gran escritor leonés verdaderamente
universal.
-Seguro
que ha leído los libros de Llamas y el de Eutimio Martino, ¿qué
opinión le merecen? ¿Hay algún otro, interesante, en el que se
defienda el origen leonés y converso de Cervantes?
Las
investigaciones de Eutimio y Llamas, así como las de Leandro
Rodríguez y César Brandáriz, son muy interesantes, porque intuyen
lo que yo luego trato de probar. Para mí han sido un estímulo
fundamental, pero yo trato de ser más riguroso, probar mejor las
afirmaciones basándome en una lectura crítica y atenta al texto
cervantino. Luego debo citar a Américo Castro, que fue pionero y se
atrevió a decir lo que nadie se atrevía sobre el origen converso de
Cervantes.
-¿Cambiaría
algo el que Cervantes fuera leonés (pero, y leonés, ¿de
dónde exactamente?)? Es decir, ¿qué implicaría ese
reconocimiento a nivel de RAE, instituciones, etc.? ¿Y su condición
de judío converso, qué deja traslucir?
Cambiaría
sobre todo la iconografía, la lectura, la interpretación y
valoración global del Quijote.
No estamos hablando de un simple cambio de nombres o lugares. El
paisaje y el entorno físico y cultural del Quijote tienen un valor
simbólico fundamental. La utopía individual y social que encarna
don Quijote se corresponde con el entorno pastoril, campesino y
bucólico en el que se mueven todos los personajes, al que Cervantes
añade los datos crudos de la realidad como contraste irónico y
crítico. Esto no podría haberlo imaginado, construido ni
transmitido si hubiera situado los hechos y aventuras en un paisaje
manchego que, reconocido por autores como Francisco Rico o Nabokov,
nunca aparece descrito en el Quijote, sino otro muy distinto.
En
cuanto a los efectos “institucionales” de mi libro, es algo que
no me preocupa. No busco pelear con nadie. La verdad se abrirá paso,
aunque tarde cien años. No hay que forzar el texto para verlo.
Muchas cosas saltan a la vista. Pero la Iglesia Cervantina está muy
bien organizada, no se va a venir a bajo por este acto quijotesco
mío. No me asustan las críticas, sólo quiero que el
Quijote
deje de ser un texto reverencial que nadie lee. Recuperar su
vitalidad, redescubrir su actualidad.
-¿Crees
que existe un abandono, una cierta dejadez, en cuanto al
recuerdo o puesta en valor de nuestro pasado judío? ¿A
qué crees que es debido?
Totalmente
de acuerdo. León es un caso único en la historia de los judíos de
España, porque aquí hubo, no ya una judería o aljama, sino
anteriormente una ciudad entera judía, con sus mil habitantes, sus
murallas, sus leyes y autonomía, y que se encargaba nada menos que
de la defensa de la ciudad. Esto es sorprendente, y dice mucho de la
presencia judía en el antiguo Reino de León. Te adelanto un
proyecto para el que he empezado a recabar colaboración: la
organización de un Congreso Internacional que quisiera titular
“Presencia e influencia judía en León: historia y literatura”.
Hay mucho que contar e investigar, y los leoneses tienen derecho a
conocer este pasado excepcional.
-Podrías indicar
aquí algunas frases, palabras, o párrafos, en concreto, que tú
consideres significativos, del Quijote, donde se aprecia esas raíces
o huellas leonesas..
Esquemáticamente:
Referencias a las Lagunas de la Lampreana o Villafáfila, a las
aceñas del Duero, la Sierra o Peña Negra de la Cabrera, al cultivo
y fabricación del lino (muy extendido en León, nunca en la Mancha),
los carros chillones tirados por bueyes, la presencia de lobos y
osos, la montería del jabalí, el origen de los Quijada en
Villagarcía de Campos, los apellidos Cervantes y Saavedra, las
afirmaciones del capitán cautivo (alter ego de Cervantes), el
paisaje de las riberas del Esla (el mismo de la Diana
de Montemayor),
los
palomares, la distinción entre patio y corral, los duques sin nombre
(los duques de Benavente), Dulcinea villana de Sayago, la Tierra de
Campos (encubierta bajo los campos de Montiel), citas de la Pícara
Justina (judía de Mansilla de las Mulas), leonesismos abundantes y
modalidades del habla leonesa, la vegetación, la orografía, los
oficios y labores del campo, rabeles, mastines, jugar o birlar a los
bolos, la lucha leonesa, la calderada, la cecina... Y en general la
influencia de la cultura hebrea, presente en los más de cien
asentamientos judíos que existieron en esta amplia zona que llega
hasta Valladolid.
ACLARACIÓN:
El libro está en proceso de financiación para su publicación. En
principio no se distribuirá por las librerías, así que quien
quiera adquirirlo habrá de solicitarlo a través de la plataforma
lanzanos.com
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