(Foto: Marimar Trancón)
Recientemente Artur Mas
se fue a Israel en busca de apoyos para su proyecto independentista.
Afirmó que Cataluña e Israel tenían mucho en común. Vino a decir
que, así como Israel ha logrado constituirse en un próspero Estado
libre e independiente, también Cataluña alcanzará este anhelado
fin. Al poner a Israel como modelo, abrió la puerta a todo tipo de
comparaciones. Por supuesto, todas positivas, contando con lo que los
psicólogos llaman el efecto “halo”: todo lo bueno de Israel lo
compartimos, lo tenemos también aquí, a casa nostra,
porque nos parecemos mucho.
Animado por el mensaje
arturista, me puse a reflexionar aceleradamente y llegué pronto a
esta docena de conclusiones:
- Cataluña, como Israel, es un pueblo milenario (hunde sus raíces en la noche de los tiempos).
- Cataluña, como Israel, ha logrado sobrevivir a los ataques de todos sus enemigos, y nadie ha conseguido destruirla, a pesar de haberlo intentado con todos los medios, incluido el exterminio físico (recuérdese la masacre borbónica de 1714).
- Cataluña, como Israel, vive rodeada de fanáticos españoles que desean su destrucción, algunos infiltrados en su propia tierra, lo mismo que le sucede a Israel con sus enemigos musulmanes.
- Cataluña es trabajadora y laboriosa, y de las piedras hace panes, lo mismo que Israel, que ha convertido el desierto en una de las tierras más fértiles de la tierra.
- Los catalanes son inteligentes y superdotados, y si no figuran entre ese 30% de premios Nobel judíos, es porque todavía no son un Estado independiente capaz de hacerse valer y respetar en los foros internacionales.
- Los catalanes, como los judíos, son todos emprendedores y negociantes natos, les gusta ahorrar, saben lo que vale el dinero y por eso son ricos y casi todo el mundo los envidia.
- Cataluña, como Israel, tiene una población y un territorio de dimensiones ideales para poder organizarse, prosperar y convertirse pronto, por arte de magia o de lo que sea, en una de las naciones más avanzadas y desarrolladas del planeta, incluso del mundo.
- Israel logró que la ONU reconociera su derecho a decidir, liberarse de la tutela británica y ser aceptado como Estado por la mayoría de las naciones: lo mismo le sucederá a Cataluña, que acabará ejerciendo su derecho a la autodeterminación para liberarse de la pérfida dominación colonial española.
- Cataluña, con al ayuda de sus hermanos israelíes, acabará dotándose de un ejército poderoso capaz de defender sus frágiles fronteras, y no le teme a ningún ataque terrorista, venga de donde venga, porque sabrá atajarlo con contundencia, basándose en un amplio y muy bien organizado servicio de inteligencia (seguramente se poyará para ello en la eficacacísima Método 3).
- Cataluña dejará de vivir del turismo y de las buenas relaciones económicas con el resto de España; su economía se asentará en una potente industria exportadora de alta tecnología, siguiendo el modelo israelí. Tiene talento de sobra para hacerlo en muy poco tiempo, pongamos unos diez o doce años.
- Cataluña no es Sefarad. Sefarad fue un invento de los Reyes Católicos que quisieron así destruir a Catalunya, donde los judíos vivían perfectamente integrados, nunca fueron perseguidos y pasaron a ser parte del pueblo catalán. Los lazos entre Cataluña e Israel no pasan por Sefarad, que no es más que un mito. Los judíos, por tanto, pueden y deben apoyar la independencia de Cataluña, donde siempre serán bien acogidos, no como en España (o lo que quede de su desguace) donde, al contrario, siempre serán perseguidos y maltratados.
- Cataluña, como Israel, tiene mar. Esto es algo que Castilla nunca le perdonó, como no se lo perdonan sus enemigos a Israel, que sueñan con arrojarla al mar.
Este es el fruto de mis
veloces investigaciones, basadas en la famosa teoría del huevo y la
castaña que, efectivamente, se parecen mucho. De la una se deriva lo
de “castañazo”; del otro, lo de “hay que tenerlo un poco mal
puesto” para creérselo e ir a predicarlo, nada menos que a Israel.
Que el viajecito triunfal hay costado un idem a las
paupérrimas y esquilmadas arcas catalanes, eso tiene poca
importancia frente a la alta misión cumplida. Además, Cataluña es
la gallina de los huevos de oro de España, no lo olvidemos, y pronto
dejará de ponerlos en corral ajeno.
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