Ha caído en mis manos el texto de una conferencia dada por Albert Boadella en la Escuela Municipal de Arte Dramático de Madrid. Se lo agradezco a su director, Guillermo Alonso del Real. Destila sabiduría. Primero, teatral, que es tanto como decir artística. Pero también humana, un saber estar y un saber vivir nacido de la experiencia. Reproduzco alguna de sus reflexiones. Bastan por sí solas.
Ahora todo el mundo es creador. Esa palabra es muy fuerte, y refleja cierta vanidad. Cocineros, carpinteros, zapateros... Todo el mundo es creador. Hace unos días la Sociedad de Autores me invitó a un acto. En la carta de invitación se decía que en España había cien mil creadores. Me citaba a mí como uno de ellos. Yo respondí, también por carta: Estimado Eduardo Bautista: después de haber recibido su amable invitación para participar en una mesa redonda, le confieso que algunos términos de la carta me han sumido en un estado de inquietud. ¿De veras hay cien mil creadores? Si esto es cierto, nos encontramos ante una hecatombe sin precedentes. Sólo cabe imaginarse la que montó el primero y auténtico creador para deducir lo que puede suceder ahora ante tantas vocaciones de Dios.
Hay otros diamantes que facilito al lector:
Nosotros no creamos nada, lo que hacemos nosotros es desvelar determinadas cosas que ya existen. Simplemente desvelamos, ponemos luz sobre una sombra. (Me gusta identificar el arte con la tarea de desvelar. Mi último libro de poemas se titula Desvelos de la luz)
No hay que abandonar nunca la infancia.
La realidad es lo más fantástico que hay. No hay nada más imaginativo que la realidad.
La realidad que nosotros llevemos al teatro siempre debe ser manipulada. No sirve la traslación directa.
La sugestión es más importante que la imitación.
Yo no sé qué es eso de la imparcialidad.
Hay que ser parcial, pasional, fuera la tibieza.
Hay que ir siempre contra la moda.
Hay que ir siempre contra la moda.
Si sigues una moda lo único que conseguirás es estar pasado de moda a los quince días.
Defendeos de la modernidad, no queráis ser modernos. Ya sois modernos; si no lo fueras estaríais muertos.
Me gusta la libertad de pensamiento de Boadella. Es estimulante. Su teatro, también, salvo algunos despistes, como aquel “Yo tengo un tío en América” o “Visanteta de Favara”, de hace años. Nada, en comparación con su deslumbrante producción dramática y artística. Por eso son más de tener en cuenta sus palabras. Palabras de sabio.
Defendeos de la modernidad, no queráis ser modernos. Ya sois modernos; si no lo fueras estaríais muertos.
Me gusta la libertad de pensamiento de Boadella. Es estimulante. Su teatro, también, salvo algunos despistes, como aquel “Yo tengo un tío en América” o “Visanteta de Favara”, de hace años. Nada, en comparación con su deslumbrante producción dramática y artística. Por eso son más de tener en cuenta sus palabras. Palabras de sabio.
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