(Foto: A.Real)
Si alguien me pidiera que resumiera el mundo en dos palabras, yo le constestaría: materia y energía.
Son dos grandes abstracciones, pero tienen la virtud de poder explicarse a través de realidades concretas.
Me refiero, claro está, al mundo que podemos percibir, imaginar, pensar y sentir. No al mundo en sí mismo (sea lo que sea), no el mundo que no podemos percibir ni conocer, no a los infinitos mundos posibles, que están fuera de nuestra capacidad perceptiva y mental.
Todo cuento percibimos y podemos percibir es materia y energía.
Este reduccionismo, lejos de transformar lo complejo en simple, convierte cuanto nos rodea en un misterio complejísimo, porque nos obliga a pensar, no sólo distinguiendo y diferenciando los distintos niveles, formas y manifestaciones de la realidad, sino unificándolas y relacionándolas entre sí.
Por un lado está la realidad físico-química inanimada, de la que tenemos un conocimiento cada día más amplio, lo que nos permite manipularla como nunca había ocurrido en la historia.
Por otro, distinguimos la realidad orgánica, viva y animada, con sus ilimitadas variedades vegetales y animales. También estamos llegando a conocer y manipular la vida de modo casi mágico.
Luego está la realidad psíquica, mental y consciente, de la que sabemos mucho menos, porque es menos perceptible y manipulable.
Bien, pues lo defícil es imaginar, explicar y comprender que estos tres niveles de realidad son eso, materia y energía.
Sin duda, el concepto más escurridizo es el de energía, porque nos referimos con él a un aspecto de la realidad que se "despega" de lo físico y se abre a lo abstracto, o sea, a la conciencia, que es el nivel que menos podemos comprender y manipular, pero cuya realidad es tan absolutamente necesaria y determinante como la realidad directamente perceptible.
Todo esto significa que entre la materia, la vida, el pensamiento y la conciencia no hay una diferencia sustancial, que forman un todo cuyos eslabones están enlazados, por más que no sepamos cómo se produce esa unión, ese emerger lo uno de lo otro, o ese estar lo uno en lo otro, o depender lo uno de lo otro.
De momento, la mejor explicación que yo encuentro es decir que la energía es eso que une y relaciona todo, lo que fluye circularmente a través de esos niveles de realidad y transforma constantemente todo.
Un átomo es tan complejo y misterioso como una célula, una célula como una flor, una flor como un pájaro, un pájaro como una mirada, una mirada como un poema, un poema como la fórmula de Einstein.
No hay nada más apasionante que intentar percibir y sentir todo como lo que es: energía que fluye, se transforma y lo transforma todo.
Lo más sublime de nuestra condición humana es ese poder darnos cuenta, asistir al inconcebible espectáculo que es el mundo.
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1 comentario:
....Y dejarse llevar...
EMI
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