(Foto: I. Díez)
Nos bombardean constantemente con toneladas de información de todo tipo, la mayor parte inútil y estúpida. Imposible someterla a juicio, pensarla, sopesarla, juzgarla.
Sin capacidad alguna para filtrar esa información, acabamos creyendo la mayoría de las cosas que nos cuentan o presentan en la televisión, la radio, los periódicos y, ahora, internet. De vez en cuando, sin embargo, caemos en la cuenta de que nos han engañado y manipulado como a monos amaestrados.
En su día yo me tragué la historia de ese profesor heroico que había salido en defensa de un pobre mujer maltratada, recibió una atroz paliza y acabó en coma, del que milagrosamente salió al cabo de más de dos meses. Como héroe y modelo, recibió la Gran Cruz del Mérito Civil de manos de la vicepresidenta del gobierno, alabanzas desmesuradas de la ministra de Igualdad y la Medalla de Oro al Mérito Ciudadano de la Comunidad de Madrid de manos de la presidenta, Esperanza Aguirre, que lo nombró enseguida Presidente del Consejo Asesor del Observatorio Regional de la Violencia de Género... Todo este rimbombante medalleo, honorífico y turiferario, empezó a mosquearme, pero no le di más importancia, aunque un día me sorprendió que el héroe se despachara a gusto hablando mal de Zapatero a propósito de no sé qué.
Bueno, pues ahora me he enterado de que ni los hechos fueran tal y como me los contaron, ni el personaje se comportó de modo tan aguerrido y heroico. Ni siquiera se puede probar que su estado de coma (lo dicen los médicos) fuera causado directamente por el puñetazo que recibió del agresor, sino debido a la grave patología que padecía. Durante cuatro días los médicos que lo examinaron (fue a dos hospitales por su propio pie) no le hicieron un TAC porque él nunca se quejó de la cabeza, sino del pecho. Padecía, en cambio, una enfermedad grave de corazón.
A esto hay que añadir que su defensa de la mujer maltratada consistió en insultar al novio en un tono más bien chulesco. Como método para disuadir a un agresor, no parece el más apropiado. Además, frente al arrepentimiento del agresor (un drogadicto en tratamiento psiquiátrico) y las disculpas que la madre le fue a dar personalomente, el héroe de la no violencia la llamó escoria y le dijo que se iba a enterar... Cuando se dirige al agresor le llama basura, esa cosa... Hombre, como defensor de mujeres, parece un poco machista.
A este veloz entronamiento en el templo de la heroicidad contribuyó personalmente Esperanza Aguirre, que con eso mataba dos o tres pájaros de un tiro: desviaba la denuncia contra los hospitales que no detectaron la gravedad de su estado, se ponía la medalla de la lucha contra la violencia de género (un eufemismo lingüísticamente incomprensible) y de paso utilizaba al héroe para atacar a Zapatero, (nada difícil, dada la ideología del profesor).
A raíz de tan burda manipulación informativa uno se pregunta hasta qué punto lo bueno puede acabar convirtiéndose en malo. Es tanta la presión mediática, la propaganda confusa y la información sin matices sobre las agresiones contra las mujeres, que todos estamos predispuestos a interpretar cualquier hecho en términos absolutos, de buenos y malos. Ya ha habido dos hechos reveladores: el de ese pobre chico de Canarias, totalmente inocente, al que acusaron enseguida de violar y matar a una pobre niña, y este falso héroe, al que tan interesada y precipitadamente se coronó. Suficiente para empezar a no tragárselo todo, aunque vaya de acuerdo con nuestras expectativas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario