Las palabras activan circuitos neuronales, encienden unas neuronas y apagan otras. Canalizan el flujo eléctrico del sistema nervioso. Todo lo que hacemos, pensamos y sentimos, pasa por esos circuitos eléctricos.
Las palabras cambian la actividad cerebral. Si cambiamos las palabras, cambia nuestro cerebro. No podemos controlar directamente la actividad eléctrica de nuestro cerebro, pero sí podemos controlar el flujo de nuestras palabras, el diálogo interno de nuestro sistema nervioso.
Controla tu diálogo interno. Modifica el flujo de palabras que de modo casi automático circula por tu cerebro. Rompe con las repeticiones, las frases hechas, las autoverbalizaciones recurrentes, los tópicos.
No te aferres a ninguna frase, ninguna idea, ninguna verdad indiscutible. Cambia, Cambia constantemente los mensajes que te diriges, los juicios, las afirmaciones. Cambia constantemente los circuitos, las redes eléctricas de tu cerebro.
No busques la confirmación de lo que sabes, de lo que piensas, de lo que crees, de lo que dices. Vivir es no repetirse. Tus palabras tienen poder sobre ti, sobre tu mente, sobre tus emociones. Sobre tus actos.
Las palabras llevan a los actos. Las palabras tienen poder. Úsalo. Tus palabras son tu poder. El poder más importante es el poder sobre ti mismo. Sobre tu cerebro. Sobre la actividad eléctrica de tu cerebro.
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