Los periodistas saben que su poder se basa en los titulares. El poder de los titulares es el poder de la prensa. Los titulares venden porque influyen: no sólo marcan y enmarcan la actualidad, sino que la crean. La actualidad se convierte así en la única realidad importante. Dame un buen titular y quédate con todo lo demás.
Nuestro
cerebro vive en una permanente sobreexcitación, si se para un segundo, se
muere. Las neuronas son como las hormigas o las abejas, no cesan de agitarse.
La glucosa es su droga: la consumen vorazmente. Dos impulsos las guían. Por un
lado, un sistema de alerta: cuanto más cambiante e imprevisible es el entorno,
mayor atención absorbe y más superficial su percepción. Somos débiles, frágiles;
ni siquiera tenemos un caparazón para proteger nuestros órganos interiores, ahí
donde se trajina todo. Así que hay que tener mucho ojo, cientos, miles de ojos
para que no nos atropelle un coche, una bicicleta, no nos intoxiquemos con un
boquerón en mal estado, no digamos una palabra de más y nos ganemos un enemigo
para toda la vida.
La
segunda fuerza que impulsa a las neuronas es la búsqueda de recompensa, de
placer, de endorfinas y toda esa retahíla de sustancias que han descubierto los
científicos husmeadores de nuestros fluidos. Hay placeres que simplemente son
compensatorios, apaciguadores de la angustia, creadores, confirmadores de un
entorno de seguridad. Las ideologías religiosas y políticas cumplen muy bien
con esta función.
Si
es cierta mi teoría de la sobrexcitación neuronal (nuestro cerebro no descansa
ni durmiendo), los titulares sirven para mantener activo este sistema de alerta
y recompensa. Nuestro cerebro está casi todo él “ideologizado”, así que
interpretamos los titulares en función de ese sistema cognitivo interiorizado
que ayuda a movernos por el mundo con rapidez y sensación de control. El éxito
de un medio de comunicación es, o complacer a los seguidores de una ideología,
o jugar a atraer a ideologías más o menos opuestas, aunque eso suponga
contradecirse, pero para eso siempre se puede apelar a la “objetividad y
neutralidad informativa”.
Voy
a aplicar esta hipótesis a los titulares de hoy. La Vanguardia se inclina por
complacer a los de la tercera vía y enfriar un poco a los secesionistas: el
fiscal general dice que amparar
á a los funcionarios ante el 1-O:
“nadie sufrirá por cumplir la ley”. Fíjense que el fiscal no apunta a los que
se saltan la ley y montan un golpe de Estado, sino a los pobres funcionarios
que no sabrán qué hacer, si cumplir la ley impuesta por los golpistas o la
tambaleante del Estado. Confusión, fruto de la más deleznable cobardía. ¿No
dijo ya Puigdemont ayer que ir contra su golpe de Estado e impedir las urnas,
sería dar un golpe de Estado? ¡Toma ya! Franco tampoco dio un golpe de Estado,
sólo se levantó contra el golpe de Estado que hab ía dado
la República.
Seguimos
con la Vanguardia. Maroto: “No explicar las medidas contra el 1-O es una parte
de la estrategia del Gobierno”. El mantra apaciguador de Rajoy: astucia,
prudencia, proporcionalidad. ¿Y si en realidad no hubiera estrategia, ni
táctica, ni nada de nada, sino un “ya veremos”, como vengo sosteniendo? Debería
existir un plan claro, conocido, bien preparado, pero eso supondría encarar el
problema, no desde el inmediatismo de los titulares, sino desde la
responsabilidad y la valentía, cosas que tendremos que ir a buscar a otra
galaxia, no bajo los faldones del PP.
Sánchez:
“Antes y después del 1-O Catalunya seguirá siendo España”. Tranqui, Jordi,
tranqui. El de “todas las naciones son España”, el valedor de quien asegura que
“Madrid es una nación”, nos dice que él arreglará el tinglado, los títeres de maese
Pedro. Y Albert Rivera, el nuevo apaciguador: “Acabarán inhabilitados y creo
que debe ser así”. Atentos a la lítotes:
“creo”. Ya dijo que los que silbaron y abuchearon al Rey en la manifestación de
Barcelona eran unos pocos “maleducados”… Tan fino, acaba siendo relamido. Más:
“Manifiesto en Catalunya en Comú contra el 1-O”. Fijémonos en que dice “en” y
no “de” Catalunya en Comú, porque se refiere a unos 300 militantes que
discrepan de la línea de Colau, que va a celebrar con Iglesias el 11-S para apoyar
“la sobera nía de Catalunya”.
Podría
seguir con otros titulares y otros periódicos. Se titula para llamar la
atención. La atención se atrae complaciendo y reafirmando las ideologías de los
lectores. Quien se quiera informar, que piense y reflexione por su cuenta, que ponga
entre paréntesis su ideología. Que depure, que no se deje arrastrar por los
titulares. Que alimente sus neuronas con sus propios mensajes, su propio
néctar.
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