MIS LIBROS (Para adquirir cualquiera de mis libros escribir a huellasjudias@gmail.com)

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martes, 15 de julio de 2008

LA CAUSALIDAD REVERSIBLE

Foto: A. Real

Pensamos el mundo con modelos simplificados. El más socorrido es el de la causalidad lineal. Se basa en nuestra experiencia sensorial: si golpeo una bola de billar, yo soy la causa de su movimiento; si esta bola choca luego con otra, causa a su vez su movimiento o efecto. Aprendido el esquema lo aplicamos espontáneamente a casi todo. Todo tiene que tener una causa anterior. Pero este modo de pensar la mayoría de las veces no explica nada y confunde mucho. Porque supone, por ejemplo, que todo tiene una continuidad lineal, espacio-temporal. Pero el mundo es, afortunadamente, mucho más rico y complejo.

Por ejemplo, existe también la simultaneidad. ¿Qué pasa con todo lo que sucede al mismo tiempo? ¿Cómo establecer aquí una relación causal?

Pero también existe la discontinuidad. ¿Qué ocurre entre un suceso y otro? ¿Cómo se salta ese vacío, cómo asegurar la continuidad cuando el hilo se corta?

Y también está la multicausalidad. ¿Cómo pueden actuar diversas causas al mismo tiempo?

Para escribir creativamente, para ver el mundo con otros ojos, yo propongo un ejercicio mental muy productivo: la aplicación del principio de inversión causal. Allí donde normalmente establecemos una causa lineal, le damos la vuelta, y convertimos al efecto en causa. Por ejemplo: yo no soy la causa de mi sombra, sino el efecto de mi sombra. Mi sombra me precede. Yo no hago algo: ese algo me hace a mí. Yo no escribo: la escritura me escribe a mí. Yo no veo un árbol: el árbol me ve a mí. Yo no sueño: yo soy el soñado, otro me sueña a mí. Etc, etc.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y que pasa con el eco? Emi

Filisteum dijo...

propongo la trampa de la causalidad: el camino inverso.

Porque es fácil obtener de cada causa su consecuencia, pero resulta casi imposible establecer la causa conociendo sólo la consecuencia.

De ahí la falacia de la historia.

DSi ves un charco en el suelo, ¿sabrías decirme la forma del hielo que se derritió para formarlo?, ¿era un cubito, un pez o una bola de nieve?

Malamente.

Esa incertidumbre, si te parece, también tiuene grandes aplicaciones literarias. Y mnás en el género negro, que se supone que es lo mío.

Un abrazo, Santiago, y gracias.

No deja de sorprenderse uno de poder leer estas cosas y gratis.

Santiago Trancón Pérez dijo...

Javier, lo de no poder establecer las causas conociendo sólo las consecuencias, está muy claro en la historia, pero casi se podría generalizar. Es otra de esas buenas ideas-relámpago, con las que siempre me soprendes, que pueden ayudarnos a pensar eso que siempre se nos escapa, o sea, la vida.