Para ser escritor hay que escribir. Para escribir, hay que anotar. Para anotar hay que acotar.
Acotar es poner límites. Pongo límites a una realidad, a un pensamiento, y tomo notas sobre él. Anotar es destacar.
El escritor observa una realidad acotada, descubre en ella algo destacable y lo anota.
Me gusta hacer anotaciones. Sólo realizando constantes anotaciones puede un escritor nutrir su pensamiento y su imaginación para luego poder ponerse a escribir.
Las anotaciones tienen el atractivo de la variedad, la inmediatez, el resplandor de lo fugaz. Son parciales, no aspiran a describir la totalidad de aquello sobre lo que centran la atención.
Tomo uno de mis cuadernos de notas. Entresaco estos pensamientos.
La mayoría de los hechos no los podemos cambiar, pero sí su interpretación.
Poco podemos cambiar de nosotros mismos, pero sí la idea que nos hacemos de nosotros mismos.
Estamos rodeados por la eternidad. La eternidad está ahí, aquí, allí.
Todo lo que vemos es lo que vemos y algo más. No sé qué es ese algo más, pero, para atisbarlo, tengo que tenerlo siempre en cuenta, contar con ello. Lo puedo aplicar a todo: un árbol, una piedra, una sombra, un pájaro, una nube, una mano, un tejado, un ruido...
¿En qué nos diferenciamos unos de otros? La principal diferencia está en nuestra energía, el nivel de nuestra energía, el brillo de nuestra energía, la calidad de nuestra energía. Energía no es sólo fuerza, sino intensidad, concentración, enfoque.
Vivir es sentir. El sentir es algo que ocurre, que sucede, y, sin embargo, depende en último término y sobre todo, de la voluntad. No de la razón, del pensamiento o la palabra. Siento lo que quiero sentir.
La voluntad es un querer sin querer, un desear sin desear: intentar con total determinación, pero sin ansiedad, con desapego.
El sentir está en el centro del pecho; la voluntad, bajo el estómago. El habla y la razón, en la cabeza. El ver, en el lado izquierdo, y el soñar, en el lado derecho del cuerpo.
Somos lo que creemos ser y algo más. La muerte consiste en ver de frente a ese otro ser que somos. Si antes no hemos tenido conciencia de ese otro ser, si no lo hemos encarado, si no hemos entrado en contacto con él, su visión nos destruye, pasamos a formar parte del polvo cósmico. Pero quizás exista la posibilidad de engancharnos a ese otro ser que somos y sobrevivir. No sé en qué pueda consistir eso. No sé cómo. No sé hasta cuándo. Pero...
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2 comentarios:
No sé por donde empezar,me encanta esto que escribes,pero no tengo tiempo para leerlo mas despacios creo que me aclara algunas dudas.
EMI
El sentir está en el centro del pecho; la voluntad, bajo el estómago. El habla y la razón, en la cabeza. El ver, en el lado izquierdo, y el soñar, en el lado derecho del cuerpo.
Todo me parece fantástico.Lo arriba copiado es
como si lo hubiese escrito...pero el escritor eres tu.
Lo haces muy bien,gracias por expresar lo que siento.
Mi saludo,Liliana
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