Una de las creaciones lingüísticas más importantes de la lengua española es la distinción entre “ser” y “estar”, tan difícil de explicar a un extranjero. El ser expresa la esencia permanente de algo o de alguien; el estar, una modalidad, estado o apariencia de ser. Las relaciones entre estas dos formas de ver y definir el mundo pueden llegar a ser tan complejas y sutiles que resulta imposible definirlas de antemano. El hablante, en cada caso, puede crear su propio matiz o transmitir su particular visión de la realidad conjugando estos dos verbos, que se oponen y complementan.
Me interesa hoy destacar la importancia del ser frente al estar (en otras ocasiones he hecho lo contrario), centrar la atención en nuestra verdadera naturaleza para no dejarnos absorber por el aturdimiento de los hechos y situaciones de la vida cotidiana, que hoy amenazan con agotar todas nuestras energías. Pensar en nuestro verdadero ser, oculto y borrado por la presión de los acontecimientos y la constante manipulación informativa, que nos lleva de la indignación al abatimiento, de la indefensión a la desesperación. Podría resumirlo diciendo que, ante tantas agresiones externas, la mejor resistencia es incrementar la conciencia de ser.
Porque todo nace del ser, no al revés. En el ser está contenido todo. Del ser brota todo lo que haces. Todo lo que haces refleja el ser que eres. No te preocupes por hacer, por alcanzar. Ocúpate sólo y céntrate en ser.
No hay que hacer para llegar a ser. Ya eres todo lo que puedes llegar a ser. No pienses en que vas a ser. Piensa en que eres, porque eres mucho más de lo que crees ser.
El ser es la base de todo. El estar nace del ser. El estar bien, el estar activo, el estar atento, depende del ser. Si eres, estás. El ser es ahora siempre. El ser es sólo aquí y ahora. No voy a ser, sino soy. Si no soy, nunca seré.
Lo que sientes nace de lo que eres. Siente como eres. Siéntete como eres. Si en el centro de tu ser decides ser algo, todo acabará reflejando eso que has decidido ser. El ser nace del intento, del propósito de ser.
En el centro de ti mismo no hay un yo, sólo está el ser, una energía concentrada que viene del infinito y que está conectada con el infinito. Centrarte en el ser es alinear tu atención y tu conciencia con la energía del infinito que está contenida en el centro de tu ser. Retorna a tu ser, alinéate con tu propia energía. Identifícate con tu ser, no con tu yo. Tu ser es real, tu yo, una ilusión.
La vida nace del ser y en el ser no existe el fracaso. No tienes que ser, ya eres. Sé el que eres. Deja que el ser que eres se manifieste. Acepta ser todo lo que eres. Intenta ser todo lo que eres. Que entre tu ser y tu mente no haya contradicción.
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