Tormenta perfecta, guerra perfecta,
crimen perfecto... ¡Dictadura perfecta! El mal también puede
alcanzar su perfección. En la historia, casi todos los crímenes
conocidos han sido imperfectos, y las tormentas nunca han llegado a
ser absolutamente destructivas. Pero todo cambia y hoy nos acercamos
a uno de los ideales que siempre han perseguido los poderosos: la
dictadura perfecta.
La dictadura perfecta es aquella que
nadie reconoce como tal: ni los dictadores ni los subyugados. Aquella
que se proclama como lo contrario de lo que es y ¡convence a todos!
Es la paradoja del ciego que no ve ni reconoce ni quiere saber que no
ve.
Antes los dictadores tenían nombre y
rostro: Stalin, Hittler, Franco, Mussolini, Pinochet, King Yon-il...
Los dictadores siguen ahí, pero son locales, y casi siempre tratan
de legitimarse con algún artilugio democrático, como ahora el
hermanito musulmán Mursi. Al hacerse visibles siempre se las podía
combatir.
Pero la dictadura perfecta lo es por
ser invisible y, por lo mismo, más difícil de definir y combatir.
Hoy la dictadura perfecta lo es por ser mundial, anónima,
desterritorializada, omnímoda, radial, omnipresente. Pero todavía
hay algo más asombroso que hace que esta nueva dictadura global sea
aún más perfecta: cada día somos más lo que lo sabemos, los que
ya no nos creemos el engaño, pero esto no hace que merme su poder,
sino que lo aumente. Esta nueva dictadura mundial ha logrado
convencernos, incluso a los que ya sabemos lo que pasa, de que todo
es inevitable, de que no hay otra salida que el aceptar su poder
absoluto.
Cada día somos más los que
descubrimos que este nuevo orden de esclavitud planetaria tiene un
centro de poder reconocible: los grandes bancos y empresas
multinacionales que concentran casi todo el poder económico y
financiero mundial. Es una red perfectamente establecida y que
funciona sincronizada, que toma decisiones con total impunidad y a
conciencia, sabedor de lo que hace y de las consecuencias de sus
actos. Pero esto no nos hace más libres. Cuanto más absoluto es el
poder, más lejano, intangible e intocable se ha vuelto.
Este poder, sin embargo, tiene un
pequeño fallo: necesita la colaboración activa de los gobiernos
llamados democráticos. Esta es la única rendija por la que, ratas
cada día más resignadas a vivir en las cloacas, podemos asomar el
hocico: exigir una democracia que no sea lo que hoy es, una tapadera
del vomitivo orden financiero mundial.
Hay que elevar el tono, llamar
ladrones, cobardes y criminales a quienes colaboran, consienten y
favorecen el afianzamiento de esta nueva dictadura mundial. Las
muertes, sufrimientos, humillaciones y enfrentamientos que están
provocando son ya incomparablemente mayores que el conjunto causado
por todas las monstruosas guerras ocurridas durante el siglo XX. No
exagero: cualquier estadística lo podría confirmar.
Que los políticos sigan haciendo lo
que hacen, repitiendo hasta la náusea eso del despilfarro, el haber
vivido por encima de nuestras posibilidades, herencias recibidas,
déficits, deuda “soberana”, prima de riesgo, rescates, recortes,
ahorro, reforma bancaria, laboral, sanitaria, educativa... Que cada
día tengamos que tragarnos toda esta basura semántica. Que la
mayoría de los medios de comunicación se presten para ser altavoces
de estos mantras del adoctrinamiento y el lavado de cerebro
colectivo, no es más que la confirmación del establecimiento de
esta nueva dictadura que aspira a ser, y ya casi lo es, perfecta.
¿Cuánto durará? ¿Un siglo? No seamos tan pesimistas, que esta es
nuestra mayor derrota. Abre este video y verás que no todo está
perdido: http://www.charkleons.com/2012/05/como-roban-los-bancos.html
3 comentarios:
Estupendo artículo Santi, como viene siendo habitual.
Un abrazo y nos vemos en unos días.
Paco
!QUE VERDAD SANTIAGO!!!
BESOS. EMI
Sigo pensando que hacen falta profesores de lengua que llamen al pan pan y al vino vino. Se están inventando un lenguaje autista los poderosos y sus acólitos los políticos para mentir. Nos lo repiten día y noche en sus medios de comunicación, pagados por los ricos y concedidos a éstos por los que supuestamente nos representan. Hay que volver a hablar de robo, usura, saqueo, etc. Y gracias, Santiago, por usar mis fotos para ilustrar tu texto. Un abrazo. Fernando
Publicar un comentario