(Foto: A. Trancón)
El Ayuntamiento de Madrid, dirigido por la coalición de Podemos, ha organizado una fiesta de caridad para los sin techo, al viejo estilo de las cenas de Navidad en que los ricos ponían a un pobre en su mesa. Que nueva izquierda se parezca tanto a la vieja carcundia es algo que me resulta increíble. Publiqué este artículo en la Nueva Crónica de León.
El Ayuntamiento de Madrid, dirigido por la coalición de Podemos, ha organizado una fiesta de caridad para los sin techo, al viejo estilo de las cenas de Navidad en que los ricos ponían a un pobre en su mesa. Que nueva izquierda se parezca tanto a la vieja carcundia es algo que me resulta increíble. Publiqué este artículo en la Nueva Crónica de León.
“Ayer
me colé y en tu fiesta mi planté”, bajo la cúpula acristalada del antiguo
edificio de Correos de Cibeles, ahora Casadetodasytodos, magnífico palacio
construido por el mismo arquitecto que levantó el Instituto Padre Isla de León
bárbaramente derribado en los 60 por la ignorancia cazurra, la misma que quiso
destruir el edificio civil más antiguo de León, la casona de Villapérez, que
salvé de las zarpas del leonesista Morano cuando ya había hecho volar su
artesonado. Digo que me pasé la noche zampando con los sin techo y cantando
“Esta noche es Nochemena y mañana Dios dirá”, que alguien hizo circular y fue
el trending topic de la velada.
Nos
reunimos para el gran convite 220 desarrapados de los 1905 que estamos censados
en Madrid. Fallaron 30 de los apuntados en la tablet del padre Ángel, que lo
es, porque les dijeron que no habría alcohol, que sólo se bebería Champín, que
es como se llama el champán sin. El menú consistió en sopa de marisco,
langostinos, cordero, dorada al horno, flan con nata y mucho turrón blando. Como
se podía repetir, todos pedimos un táper para guardar las sobras en el carrito;
pura gula, que no necesidad.
Se
habló de todo alrededor de las mesas primorosamente engalanadas. Que si Carmena
ha declarado poseer un patrimonio de 2,5 millones de euros y a pesar de ello su
marido se ha declarado insolvente y le debe a sus exempleados más de 500.000 euros…
Que si la alcaldesa le compró un trozo de casa a Cristina Almeida y le pagó
120.000 euros a tocateja… Que si canceló un crédito de 500.000 euros al BBVA un
día antes de ser proclamada candidata podemista.
Se
habló también del programa de reformas estructurales del servicio de limpieza
del Ayuntamiento: que los niños aprendan a recoger colillas y se diviertan con
el juego; que los universitarios ayuden a los barrenderos para saber lo que es
bueno; que las madres hagan la limpieza del colegio de sus hijos, porque no hay
nada como el amor de una madre para estos menesteres… Por todo ello fue la
alcaldesa vitoreada, fotografiada, aplaudida… “Nunca, nunca he visto una cosa semejante en ninguna
ciudad. Lo que ha pasado aquí hoy es algo maravilloso”, proclamó María José Martínez, limpiadora de 72 años, que lucía un vestido azul
celeste y un collar de perlas. “El Papa Francisco lo hizo el año pasado en Roma
y yo quería hacerlo aquí, en Madrid. Y ahora estoy flotando. Se ha cumplido mi
sueño. Echa un vistazo”, comentaba exultante el padre Ángel.
Quedéme solo a
eso de las dos de la mañana frente al reloj de la Puerta del Sol. Por un momento
creí que había regresado al siglo de Galdós. Que la revolución morada confunda
la caridad con la justicia, que organice una cena navideña tan ostentosa como
humillante, uniendo la más rancia beatería con el oportunismo, es algo que no
parece indignar a los algunos indignados… ¡A mí sí!
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