Solemos
creer que la poesía está siempre del lado del bien, la belleza, la justicia y
la libertad. Nos viene enseguida a la mente el ejemplo de muchos poetas que
cantan, exaltan y defienden la verdad, la vida, los valores humanos frente a la
tiranía y la injusticia. Pero existe también otra poesía, la poesía del mal, la
que difunde y promueve el odio, la venganza y la muerte. Aunque nos sorprenda,
es también poesía.
Baudelaire
descubrió el lado oscuro de nuestros sueños, fantasías y deseos, donde crecen
“las flores del mal”. Se adentró en el mundo oculto de la perversión y los
impulsos reprimidos, puso palabras a nuestros tormentos interiores. Pero no
hablo de esta poesía “maldita”, sino de otra muy distinta, la poesía del odio.
“Abrazados
a la muerte los caballeros de la gloria encontraron descanso./ Sujetaron las
torres con sus manos llenas de rabia y las demolieron rápidamente como una
catarata”. Son versos de Bin Laden quien, a pesar de ser el cerebro del terrorismo
islamista global, era poeta. Dedicó estos versos a los terroristas que
destruyeron las torres gemelas. Hay que destacar la fuerza poética y expresiva
de las imágenes: como gigantes, los caballeros demuelen las torres con sus
manos, que se desmoronan como una catarata; sus manos son poderosas porque
están llenas de rabia; los héroes alcanzan el descanso después de abrazarse a
la muerte. Como poesía, no hay duda de que tiene una gran fuerza épica y
emotiva.
Otro
poeta yihadista, Isa Sa’d Al ‘Awshan, ha escrito: “Anuncié que no habría más descanso/ hasta
que nuestras flechas aniquilen al enemigo./ Me amarré a mi ametralladora con la
determinación de un muyahid/ y perseguí mi meta con un corazón apasionado./
Quiero una de las dos cosas buenas:/ el martirio o la liberación del poder
despótico”. No es mala poesía.
Cuando
nos preguntamos por el origen del terrorismo islamista no debemos despreciar el
poder de la poesía para arrastrar a la acción, para mover la voluntad a través
de los sentimientos, las imágenes y la fuerza de la palabra. La Biblia y el
Corán han basado gran parte de influencia en la poesía que encierran. El Corán,
especialmente, contiene una eficaz poesía bélica que mueve al odio, la
venganza, la exaltación de la sangre y la muerte.
El
yihadismo es un movimiento ideológico y político poderoso que se asienta sobre
muchos elementos y utiliza una gran variedad de armas. También la poesía. No es
algo nuevo. Podemos recorrer la historia y descubrir cómo la palabra poética ha
servido también a los tiranos, poderosos y asesinos. Los malos no son
necesariamente estúpidos ni insensibles a la belleza. La inteligencia, el arte
y la palabra también pueden ponerse al servicio de la barbarie.
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