Últimamente me piden consejos literarios para escribir ficción. Lo importante, suelo contestar, es que uno descubra sus limitaciones o defectos, para corregirlos, al mismo tiempo que sus capacidades, para potenciarlas. No se trata tanto de ser original ni de imitar a nadie, como de escribir del mejor modo que uno pueda. Y siempre puede uno escribir mejor.
Hay quien no es capaz de introducir ni manejar los verbos, con lo que la ficción se paraliza; otros son incapaces de sustantivar y adjetivar el espacio y los objetos, con lo que el lector no puede ver ni situar la acción. Hay quien no es capaz de imaginar un mundo distinto al de todos los días, y otros se entregan a fantasías inverosímiles, sin orden ni sentido.
Hay tres reglas sencillas de la ficción que yo siempre tengo en cuenta: consistencia, verosimilitud, sentido.
La consistencia nace de la cohesión (la conexión gramatical y sintáctica a través de conectores adecuados) y la coherencia (la conexión semántica de los enunciados, párrafos y partes, mediante un orden, una dosificación y una continuidad adecuadas).
La verosimilitud no tiene que ver con las posibilidades del mundo real, sino con las posibilidades del mundo de ficción construido, lo internamente creíble, la aceptación que los hechos y el orden de los hechos suscita en el lector.
El sentido tiene que ver con la idea que sostiene la ficción, el porqué, el para qué, la sorpresa, el interés que despierta, basado en que se nos transmite algo estimulante y nuevo, algo que transforma nuestra manera de sentir y pensar.
Así que uno puede empezar siendo su propio crítico y preguntarse si la ficción que ha escrito:
¿Es consistente?
¿Es verosímil?
¿Tiene algún sentido?
Otro asunto básico para mí es la fluidez, que tiene que ver con el ritmo articulatorio, la respiración, la sonoridad, el oído y la voz. O sea, el cuerpo.
Y aclaro, para acabar, que por ficción entiendo el relato, el cuento, la novela y el teatro; no la poesía, que no es un género de ficción y nada tiene que ver con la verosimilitud, sino con la verdad.
4 comentarios:
ya era hora, joerrrr
Esty por copiar este texto y enviarlp a todos los participantes d elos talleres literarios. Y no proque sean peores que el resto, que no lo son, sino porque son de los pocos que se toman en serio el deseo de aprender eso que llaman técnica y tan desprestigiado está.
Añadir, por no callar, que nada tiene que ver la verosimilitud con la veracidad, y que la ficción literaria ha de ser verosímil, pero no veraz. Y es que hay veces que la realidad es tan inverosíumil que vale que te pase en persona, pero es inadmisible que le ocurra a un personaje.
Añadir, también por decir algo, que la ficción suspende el juicio moral, y que el autor que sopesa la moralidad de lo que dice es un predicador y un pringado.
Añadir, sólo por el placer de leer tu respuesta, que la poesía noe s ficción, pero tampoco es verdad, sino artificio y que malo sería ds nosotros si el poeta sintiese realmente lo que escribe. Triste del poeta y trites de los lectores.
Acasa por eso me siento más cerca de lso románticos, que se suicidaban treinta veces entre juerga y juerga y se nevenenaban de beleño otras tantas entre cogorza y cogorza. Léase Becquer, por ejemplo.
Y si con esto no me mandas al carajo, ¿qué mas puedo hacer yo?
:-))
Javier, ¿cómo te voy a mandar al carajo si tus comentarios son siempre un estímulo, adrenalina mental?
Verosimilitud, veracidad y verdad. Traté de estos conceptos en mi "Teoría del teatro" al hablar de los géneros literarios.
Lo de la versimilitud como algo distinto a la veracidad y a la verdad, está claro. La verdad como eso que emana de la realidad cotidiana, eso que nos aprisiona a una interpretación del mundo uniforme y común, eso no puede regir el orden de la ficción, que nace precisamente de la necesidad de liberarse de los límites y coacciones que esa realidad cotidiana nos impone.
La veracidad podríamos definirla como una verdad subjetiva, una coherencia entre lo que se dice y siente. A mí no me gusta mucho la palabra, que podríamos sustituirla por sinceridad, no fingimiento. Tampoco tiene nada que ver con la ficción en sí misma; en todo caso, con la coherencia de los personajes, que pueden presentarse al lector como más o menos "varaces".
Pero vamos a la poesía. En la presentación de "Desvelos de la luz", me preguntaste en León sobre eso que decía Pessoa de que todo poeta es un fingidor. Yo te contesté que no estaba de acuerdo, que el poeta no es ni puede ser un fingidor. Ahora aclaro que cuando digo poeta no me refiero al que firma el libro de poemas, el autor. También aquí hay que distinguir entre el autor real (más o menos real, el ser social que firma el libro) y el poeta (yo poético, voz, conciencia)que es el que se muestra como sujeto de la enunciación poética cuando dice yo o usa la primera persona. Ese "yo" es el que digo que no puede ser un fingidor. Ese sujeto o conciencia de la que nace el enunciado poético debe aparecer al lector como "verdadero", como un ser que de verdad ve, piensa y siente lo que el poema expresa. Sin ese sujeto más o menos explícito, la poesía se hunde, no tiene donde anclarse y no puede así convertirse en una voz que se presenta al lector como "de verdad". Pero la distancia entre el poeta y el autor es mucho menor en el caso de la poesía que en el de la ficción. Por eso la gente suele confundir al poeta con el autor, cosa que no ocurre cuando leemos una novela (eso de la autoficción juega precisamente con este supuesto).
Bueno, que esto da para mucho, una discusión que a mí me parece fundamental, pero compleja. Todo autor tiene que aprender a identificarse y a distanciarse y diferenciarse al mismo tiempo del narrador y del poeta. Seguiremos, que a esta presa hay que darle mucho carrete antes de atraparla.
Entonces todos podemos ser poetas y no autores.la poesia no es objetiva es un sentimiento verdadero y puede estar en un paisaje,una letra de una canción es una forma de sentir.Yo creo que el autor es poeta en el mismo momento en que escribe sus sentimientos.Emi
Entonces todos podemos ser poetas y no autores.La poesia no es objetiva es un sentimiento verdadero y puede estar en un paisaje,en una letra de una canción atc es una forma de sentir.Yo creo que el autor es poeta en el mismo momentoen que escribe sus sentimientos.Emi
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