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sábado, 3 de marzo de 2012

CRIPTOJUDAÍSMO E INQUISICIÓN (2)



La Inquisición no nació en España. Fue un invento del Papado. Se utilizó en la Edad Media para perseguir la heterodoxia: brujas, cátaros, albigenses y templarios, sobre todo. El número de quemados y ejecutados en Europa en la Edad Media fue muy superior al que llevaría luego a cabo la Inquisición Española.

La Inquisición Española tiene su origen en la Inquisición Medieval, pero aquí adquirió características propias: surgió mucho más tarde, duró más de 350 años (de 1478 a 1834), fue una institución estatal y monárquica, utilizó métodos excepcionales y se dedicó, sobre todo, a perseguir a judaizantes y conversos. El porcentaje de moriscos condenados es mínimo en comparación con los judaizantes. Este simple hecho nos habla de la mayor importancia de los judíos y conversos en la sociedad española, desde la Edad Media hasta finales del XVIII, en comparación con la influencia árabe.

Para hacernos una idea de este hecho, empecemos dando unos datos. Son aproximados, pues los historiadores, de acuerdo con su ideología, dan cifras muy dispares. Después de consultar varias fuentes, yo me quedo con éstas, referidas a 1492, el año de la expulsión:

Población española: 8 millones de habitantes. Población de origen judío: 800.000. Población de conversos: 400.000 (los convertidos anteriormente y los provocados por el decreto de expulsión). Número de expulsados: 300.000 (100.000 se fueron a Portugal). Judaizantes: 100.000. Procesados en los primeros 50 años de la Inquisición: 50.000. Condenados a la hoguera desde el siglo XV al XVII: 5.000. A estos datos habría que añadir los globales de Hispanoamérica, Portugal y Brasil: unos 100.000 judeoconversos, gran parte judaizantes, unos 30.000 de ellos procesados.
  
La primera conclusión es que la presencia judía en España fue cuantitativa y cualitativamente muy importante. Que el gran número de conversos y de judaizantes ha tenido que dejar una huella decisiva en la sociedad española. Que la actuación de la Inquisición tuvo una influencia no sólo directa mediante los procesos y condenas, sino sobre todo indirecta, creando un clima de miedo, sospecha y persecución que influyó en todos los ámbitos de la vida, el pensamiento y la psicología de los españoles.
 
Lo que más interesa destacar es qué pasó con ese gran número de conversos y judaizantes, especialmente durante los siglos XV al XVII (siglos decisivos en los que se configura la sociedad moderna española); en qué medida su destino, sus vivencias y su pensamiento están en la base de muchos de nuestros vicios y comportamientos actuales, individuales y colectivos. También de nuestros logros, sobre todo artísticos y culturales.  
    

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