(Foto: Agustín Galisteo)
Los recientes acontecimientos de Gaza han provocado algunas reacciones inesperadas. Me refiero ahora al antisemitismo, un fenómeno que después del Holocausto (6 millones de judíos asesinados), parecía desterrado para siempre de nuestras sociedades. No es así, y se cumple la máxima de que cualquier barbarie humana siempre puede repetirse y aumentarse. ¿No han muerto ya en la guerra de el Congo 5 millones de personas?
Cambian los intereses y las justificaciones, las ideas y prejuicios que soportan y estimulan los crímenes, pero no las reacciones emocionales, los impulsos primarios que ponen en marcha. En esto no ha habido progreso alguno, basta que se produzcan las circunstancias adecuadas para que resurjan los viejos fantasmas con toda su monstruosa obstinación.
Toda guerra, todo asesinato, comienza en la mente, ahí se desarrolla, crece como un cáncer hasta llevar a los actos. Por eso son tan importantes las palabras y las acciones simbólicas en las que la guerra y el crimen van ganando previamente terreno. Siempre me llamó la atención la justificación del decreto de expulsión de los judíos de 1492: querían evitar, decían, “la comunicación de los judíos con los cristianos”. Había que impedir que los judíos llevaran a los cristianos “a su dañada creencia”.
Es curioso, porque el judaísmo prohibe el proselitismo, la predicación para aumentar el número de fieles o creyentes, todo lo contrario de lo que ha defendido el catolicismo, que no sólo promueve la conversión forzada, sino que justifica el uso de la espada al lado de la cruz para alejar a los paganos de sus erradas creencias. Pero el decreto ni siquiera hablaba de impedir el proselitismo judío, inexistente, sino simplemente de “evitar la comunicación”. El peligro estaba en la simple palabra, el contacto, la comunicación. ¡Qué frágil aquella fe católica, que no resistía ni el mero contacto con cualquier judío, aunque sólo fuera para encargar el arreglo de unos zapatos!
Recuerdo esto porque hace unos días acudí a Toledo a la presentación de un vídeo de Margalit Matitihau, una excelente poetisa sefardí, sobre el Toledo de Sefarad, un recorrido histórico y emocionado de la presencia judía en esta enigmática ciudad, todavía llena de misterios, entre los que se encuentra su propio origen. Dino del Monte me dice que proviene de la palabra hebrea Toledá, que significa Renacer. El Toletum romano sería posterior. También me cuenta Hilario Franco que el curso actual del río Tajo no es natural, sino artificial, y que para que rodeara la colina en que ahora se asienta la ciudad, hubo que remover toneladas de roca.
Bueno, pues la proyección de este vídeo fue prohibida a última hora por la consejería de Cultura de la Junta de Castilla-La Mancha, que fue quien lo financió. Con inusitado descaro se dio la excusa de “problemas de agenda de la consejera”. Un efecto colateral de la guerra de Gaza que sólo se puede calificar de antidemocrático y estúpido. ¿Por miedo a qué? ¿Qué tiene que ver este acto cultural con esa desgraciada guerra? Supongo que, con igual motivo, se cerrarán al público sine die las dos sinagogas de la ciudad. Cuidado con la “comunicación” y el conocimiento de la historia. La propaganda a favor de Hamás, en cambio, goza de todas las bendiciones apostólicas. Y lo digo, porque a lo mejor también anda detrás de esta absurda prohibición la Iglesia toledana, todavía trentina y hasta tridentina. De la consejera y su gesto, mejor ni hablar.
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2 comentarios:
MACARENA LUNA HA ESCRITO:
Dice Hilario Franco que "el curso actual del río Tajo no es natural, sino artificial".
¡Caramba!, ¡ésta sí que es una noticia que hace remover los cimientos de la tierra y los científicos! ¡ Resulta que ni geólogos, ni arqueólogos, ni historiadores, ni investigadores ni científicos de ninguna clase se han dado cuenta de una labor de ingeniería de tal magnitud, de un "tsunami" orográfico y geológico de tal calibre! ¿Dónde están las huellas de tal transformación? En fin, me gustaría saber en qué investigaciones y conocimientos científicos se basa el señor mencionado para tal afirmación, sin entrar ya en disquisiciones sobre la finalidad de tan titánico trabajo -¿realizado en qué remota antigüedad?- como es el cambio del curso de un río como el Tajo.
En otro orden de cosas, resulta totalmente bochornoso e inadmisible que a estas alturas todavía existan prejuicios y censuras ideológicas como para prohibir un sencillo acto como la exhibición de un vídeo acerca de la recreación de un Toledo judío. Y para más inri, es la propia Consejería la que primero lo financia y luego da negativas a su simple exhibición en un acto público. ¿Qué temían semejantes directivos con una divulgación, además, minoritaria? ¿Por qué la palabra "judío" sigue suscitando tales rechazos? , ¿o por qué, más bien, se "potencian" tales rechazos mediante tales censuras institucionales? ¿Es que todavía se equipara y se confunde -o se quiere crear esa confusión- la cultura y el mundo judío con los poderes políticos y los actos del gobierno de Israel? ¿Por qué, dicho sea de paso, la violencia ejercida por ese grupo fanático y fundamentalista de Hamás hacia los propios palestinos que no son de su cuerda, no produce la crítica y el análisis tan igualmente necesarios como los ataques del gobierno israelí? ¿Por qué tanta burda y peligrosa manipulación que alcanza a actos culturales como el negado en Toledo con el vídeo de la poeta sefardí Margalit Matitiahu?
Macarena Luna
España esta mas que pa tras.
Saben que la epoca de gloria se acabo.
Estan llenods de odio ,de ignorancia.
Fuera a todos los que nos superan.
Hamas.= miedo ,silencio....luego Hamas
estara otra vez en España
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