MIS LIBROS (Para adquirir cualquiera de mis libros escribir a huellasjudias@gmail.com)

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MIS LIBROS. (Para adquirir cualquiera de mis libros escribir a huellasjudias@gmail.com)

domingo, 20 de octubre de 2013

UNA ENTREVISTA SOBRE "HUELLAS JUDÍAS Y LEONESAS EN EL QUIJOTE"

Me entrevista Emilio Gancelo para el suplemento literario El Filandón del Diario de León. Presento aquí la entrevista completa.

(Río Ser. Cervantes. Ancares)

-Hay ya varios libros que han abogado por esa tesis, la de la 'leonesidad' de Cervantes. En esencia, ¿qué argumentos aporta su libro que no se hayan explicado ya antes?

Mi tesis parte de una doble afirmación: Cervantes era de origen judío y su familia procedía de las montañas y la meseta de León. Las dos cosas van unidas. Aclaro lo de la “leonesidad”. Si por ello te refieres a una identidad o esencia, al estilo de la que se han inventado los nacionalismos, pues no, yo no creo en la leonesidad de Cervantes ni en la mía propia. Otra cosa es el haber nacido o proceder de León, un hecho determinante en algunos aspectos fundamentales, como la influencia del habla leonesa, la experiencia del entorno y el paisaje, las costumbres, el modo de trabajo y de vida, los recuerdos, las vivencias de la infancia y la juventud, que se dejan ver y entrever en el Quijote de manera clara y difícilmente rebatible. Hablo de la montaña, la meseta y ribera leonesa, una zona amplia, que va desde los Ancares a Tierra de Campos, pasando por la Cabrera, la Maragatería y Sanabria, por simplificar.

-Teniendo en cuenta que la teoría ha aparecido en prensa y libros, ¿cómo posible es que a nivel global no se hable más de este asunto? ¿Es que falta algo tan contundente, quizás, como la aparición de un 'acta de nacimiento'?

Yo creo que nunca aparecerá ningún documento que pruebe el lugar de nacimiento de Cervantes, y por varias rezones: no existían entonces actas y libros de bautismo, son posteriores; Cervantes quiso ocultarlo intencionadamente y no dejó ninguna pista fiable; hay mucha confusión entre homónimos (existen 6 Rodrigos de Cervantes, por ejemplo); los documentos no son muy de fiar: se falsificaban con facilidad, se cambiaban los apellidos sin ningún problema, se compraban testimonios, hidalguías y limpiezas de sangre... Para colmo, a partir de mediados del siglo XVIII aparecieron falsificadores “profesionales”, que manipularon documentos como la supuesta acta de bautismo de Alcalá. Afirmar que Cervantes nació en el pueblo sanabrés de Cervantes no se puede probar; lo que sí podemos conjeturar como verosímil es que su familia procedía de esa zona, que entonces pertenecía a Astorga. Ir más allá ni es necesario ni riguroso. A mí me basta con mostrar que Cervantes era de origen leonés, el primer gran escritor leonés verdaderamente universal.     

-Seguro que ha leído los libros de Llamas y el de Eutimio Martino, ¿qué opinión le merecen? ¿Hay algún otro, interesante, en el que se defienda el origen leonés y converso de Cervantes?

Las investigaciones de Eutimio y Llamas, así como las de Leandro Rodríguez y César Brandáriz, son muy interesantes, porque intuyen lo que yo luego trato de probar. Para mí han sido un estímulo fundamental, pero yo trato de ser más riguroso, probar mejor las afirmaciones basándome en una lectura crítica y atenta al texto cervantino. Luego debo citar a Américo Castro, que fue pionero y se atrevió a decir lo que nadie se atrevía sobre el origen converso de Cervantes.

-¿Cambiaría algo el que Cervantes fuera leonés  (pero, y leonés, ¿de dónde exactamente?)? Es decir, ¿qué implicaría ese reconocimiento a nivel de RAE, instituciones, etc.? ¿Y su condición de judío converso, qué deja traslucir?

Cambiaría sobre todo la iconografía, la lectura, la interpretación y valoración global del Quijote. No estamos hablando de un simple cambio de nombres o lugares. El paisaje y el entorno físico y cultural del Quijote tienen un valor simbólico fundamental. La utopía individual y social que encarna don Quijote se corresponde con el entorno pastoril, campesino y bucólico en el que se mueven todos los personajes, al que Cervantes añade los datos crudos de la realidad como contraste irónico y crítico. Esto no podría haberlo imaginado, construido ni transmitido si hubiera situado los hechos y aventuras en un paisaje manchego que, reconocido por autores como Francisco Rico o Nabokov, nunca aparece descrito en el Quijote, sino otro muy distinto.
En cuanto a los efectos “institucionales” de mi libro, es algo que no me preocupa. No busco pelear con nadie. La verdad se abrirá paso, aunque tarde cien años. No hay que forzar el texto para verlo. Muchas cosas saltan a la vista. Pero la Iglesia Cervantina está muy bien organizada, no se va a venir a bajo por este acto quijotesco mío. No me asustan las críticas, sólo quiero que el Quijote deje de ser un texto reverencial que nadie lee. Recuperar su vitalidad, redescubrir su actualidad.

-¿Crees que existe un abandono, una cierta dejadez, en cuanto al recuerdo o puesta en valor de nuestro pasado judío? ¿A qué crees que es debido? 

Totalmente de acuerdo. León es un caso único en la historia de los judíos de España, porque aquí hubo, no ya una judería o aljama, sino anteriormente una ciudad entera judía, con sus mil habitantes, sus murallas, sus leyes y autonomía, y que se encargaba nada menos que de la defensa de la ciudad. Esto es sorprendente, y dice mucho de la presencia judía en el antiguo Reino de León. Te adelanto un proyecto para el que he empezado a recabar colaboración: la organización de un Congreso Internacional que quisiera titular “Presencia e influencia judía en León: historia y literatura”. Hay mucho que contar e investigar, y los leoneses tienen derecho a conocer este pasado excepcional.  

-Podrías indicar aquí algunas frases, palabras, o párrafos, en concreto, que tú consideres significativos, del Quijote, donde se aprecia esas raíces o huellas leonesas..

Esquemáticamente: Referencias a las Lagunas de la Lampreana o Villafáfila, a las aceñas del Duero, la Sierra o Peña Negra de la Cabrera, al cultivo y fabricación del lino (muy extendido en León, nunca en la Mancha), los carros chillones tirados por bueyes, la presencia de lobos y osos, la montería del jabalí, el origen de los Quijada en Villagarcía de Campos, los apellidos Cervantes y Saavedra, las afirmaciones del capitán cautivo (alter ego de Cervantes), el paisaje de las riberas del Esla (el mismo de la Diana de Montemayor), los palomares, la distinción entre patio y corral, los duques sin nombre (los duques de Benavente), Dulcinea villana de Sayago, la Tierra de Campos (encubierta bajo los campos de Montiel), citas de la Pícara Justina (judía de Mansilla de las Mulas), leonesismos abundantes y modalidades del habla leonesa, la vegetación, la orografía, los oficios y labores del campo, rabeles, mastines, jugar o birlar a los bolos, la lucha leonesa, la calderada, la cecina... Y en general la influencia de la cultura hebrea, presente en los más de cien asentamientos judíos que existieron en esta amplia zona que llega hasta Valladolid.

ACLARACIÓN: El libro está en proceso de financiación para su publicación. En principio no se distribuirá por las librerías, así que quien quiera adquirirlo habrá de solicitarlo a través de la plataforma lanzanos.com

sábado, 5 de octubre de 2013

CERVANTES CONOCÍA ZAMORA Y LAS ACEÑAS DEL DUERO



Sostengo en mi libro HUELLAS JUDÍAS Y LEONESAS EN EL QUIJOTE que Cervantes necesariamente tuvo que conocer las montañas y la meseta de León, una zona que va desde los Ancares y la Cabrera hasta Tierra de Campos, pasando por Zamora. Para demostrar que conocía Zamora basta leer el pasaje en que don Quijote y Sancho cogen una barca y se dejan llevar por la corriente del río hasta unas aceñas y a punto están de ser atraparlos por uno de sus grandes rodeznos, que acaba destrozando la barca. Lea el lector sin prejuicios y observe la foto del río Duero a su paso por Zamora, con esas aceñas sobre el fondo de la ciudad. Si conoce las fértiles riberas del Duero o el Esla, ponga un poco de imaginación y entenderá la añoranza que siente don Quijote a verlas. 

Dos días después que salieron de la alameda llegaron don Quijote y Sancho al río Ebro, y el verle fue gran gusto a don Quijote, porque contempló y miró en él la amenidad de sus riberas, el sosiego de su curso y la abundancia de sus líquidos cristales, cuya alegre vista renovó en su memoria mil amorosos pensamientos. (...)
Y dando un salto en él, siguiéndole Sancho, cortó el cordel, y el barco se fue apartando poco a poco de la ribera (...)
En esto, descubrieron unas grandes aceñas que en mitad del río estaban, y apenas las hubo visto don Quijote, cuando con voz alta dijo a Sancho:- ¿Ves? Allí, ¡oh amigo!, se descubre la ciudad, castillo o fortaleza donde debe de estar algún caballero oprimido, infanta o princesa malparada, para cuyo socorro soy aquí traído.
-¿Qué diablos de ciudad, fortaleza o castillo dice vuesa merced,señor? -dijo Sancho-. ¿No hecha de ver que aquéllas son aceñas que están en el río, donde se muele trigo?


Aceñas de Zamora. López Heptener, 1950.

Calla, Sancho -dijo don Quijote-, que aunque parecen aceñas no lo son, y ya te he dicho que todas las cosas trastruecan y mudan de su ser natural los encantos.
(Don Quijote de la Mancha, II, cap. 29) 


Cervantes escribe Ebro y Zaragoza pero en su mente está el Duero y Zamora (fonéticamente similares) con sus aceñas. Cervantes escribe partiendo de la realidad que conoce, sobre la que construye luego la ficción. Necesita referencias concretas para luego transformarlas, transmutarlas y trasponerlas de acuerdo con las necesidades del relato. Como don Quijote, para "encantarlas", las "trastrueca y muda", porque a esta altura del relato don Quijote ya no sufre alucinaciones, simplemente interpreta la realidad en función de sus deseos y su ansia de aventuras. Lo que nos interesa destacar es que Cervantes no inventa o fantasea primero, y luego escribe, sino al revés. Aunque hubiera pasado por Zaragoza a orillas del Duero, nunca habría visto allí aceñas. Molinos de agua sí, pero no aceñas, que son unos molinos harineros de agua que nunca han existido en el Duero y sí, y abundantes, en las aguas del Duero y sus afluentes, desde Tordesillas a Zamora, como hoy todavía podemos contemplar. 

NOTA, PARA LOS INTERESADOS: Mi libro sólo se puede adquirir a través de la plataforma
(Si te interesa tenerlo, no tardes en encargarlo).

domingo, 29 de septiembre de 2013

CERVANTES Y LA AUTOEDICIÓN



La autoedición no es un fenómeno nuevo: ya existía en tiempos de Cervantes. En el Quijote encontramos un pasaje que tiene hoy plena vigencia.

Cervantes nos cuenta la visita de don Quijote a una imprenta de Barcelona, donde se encuentra con un autor y entabla con él una conversación en la que nos aclara que los libros se imprimen “por cuenta del autor” o “vendiendo el privilegio a algún librero”, o sea, editor. 
Cervantes ironiza sobre las fantasías del autor que se “autoedita”: “Por mi cuenta lo imprimo -respondió el autor- y pienso ganar mil ducados, por lo menos, con esta primera impresión”, que es “de dos mil cuerpos (ejemplares) y se han de despachar a seis reales cada uno en daca las pajas” (o sea, que se los quitarán de las manos).
Don Quijote le replica que hace muy mal las cuentas, pues “parece que no sabe las entradas y salidas de los impresores y las correspondencias que hay de unos a otros”, es decir, que parece desconocer que entre impresores, editores y libreros apañan y falsifican las cuentas, engañando así a los autores.
Se defiende entonces el autor con estas reveladoras palabras: “Pues, ¿qué? ¿Quiere vuestra merced que se lo dé a un librero que me dé por el privilegio tres maravedís, y aun piensa que me hace merced en dármelos?

Cervantes se burla de las fantasías del autor que se “autoedita”, al mismo tiempo que critica a libreros y editores. Nos enteramos que la tirada de una edición en su época era de unos 2.000 ejemplares, algo que hoy incluso resulta casi inimaginable, pues la edición de la mayoría de los libros no llega a 1000. La cuentas del autor son teóricamente reales, pero sólo en el caso de que vendiera esos 2000 ejemplares él directamente, sin intermediarios, lo que resultaría, entonces y ahora, imposible (el Quijote se vendía 290 maravedís el ejemplar, y el cálculo de este autor es de 204 maravedíes para cada ejemplar de su libro; una docena de huevos valía entonces unos 63 maravedís, y un pollo, 55).

Nos dice que un librero le daría, si no lo autoeditara, 3 maravedís por la venta de cada ejemplar, lo que es verdaderamente abusivo, aunque no sabemos si exagera. De cualquier modo parece que el autor incluso cobraba menos que hoy (máximo un 10%), lo que explica el que Cervantes, a pesar del éxito del Quijote y de las Novelas ejemplares, siguiera sumido en la pobreza.


Todo, más o menos, sigue ocurriendo hoy, con la diferencia de que hoy la cultura escrita va camino del estercolero. Es otro de los objetivos de la crisis en que nos han metido.

Hago estas reflexiones a propósito de mi intento de autoedición del libro "HUELLAS JUDÍAS Y LEONESAS EN EL QUIJOTE. REDESCUBRIR A CERVANTES"

lunes, 16 de septiembre de 2013

HUELLAS JUDÍAS Y LEONESAS EN EL QUIJOTE


Esta es la portada de mi nuevo libro.
Puedes apoyar su publicación entrando en
 http://www.lanzanos.com/proyectos/huellas-judias-y-leonesas-en-el-quijote/

Verás aquí cómo puedes recibir el libro a través de correo postal en cuanto se publique.  Muchas gracias por tu interés. 




El libro que te ofrezco es el fruto de una larga investigación sobre el Quijote, uno de los libros más importantes e influyentes de la historia. A pesar de las muchas interpretaciones y estudios que se han hecho de la obra, nunca se ha realizado una lectura profunda sobre las claves judías que Cervantes dejó a lo largo del texto, que son muchas más de las que hasta ahora habían sido descubiertas. Presento un conjunto de datos y referencias que muestran de modo indiscutible el origen judeoconverso de Cervantes y cómo la cultura y la tradición judía influyó en su vida y en su escritura. Vivimos hoy un renacer del pensamiento y la cultura sefardí en nuestro país, el interés por descubrir las profundas raíces y las huellas hebreas que han conformado nuestra cultura y nuestro modo de pensar y de ser. España no sería lo que es sin Sefarad. Sefarad pervive en innumerables rincones de nuestra geografía. Hablamos de huellas físicas, pero también invisibles, culturales, psicológicas, que son más decisivas. Podríamos decir, en sentido real, no figurado, que gran parte de los españoles de hoy somos, o seguimos siendo, hispanojudíos. A todos ellos interesará especialmente este libro, que les ayudará a comprender mejor la importancia decisiva que tuvo la persecución y expulsión de los judíos de nuestro país.

Pero también quiero reivindicar el origen leonés del linaje de Cervantes y la vinculación que nuestro escritor tuvo con las Montañas y la Meseta de León, esa zona del Noroeste peninsular que coincide con el antiguo Reino de León, en la que encontramos los Ancares, la Cabrera, la Maragatería, el Páramo, Sanabria, Sayago o Tierra de Campos, por citar un conjunto de comarcas cercanas y relacionadas entre sí, que tienen que ver con las “montañas de León” que cita Cervantes y los numerosos ríos que descienden de ellas hacia el Duero, formando las fértiles riberas, los montes y campos que constituyen el verdadero paisaje del Quijote, un espacio real que está en la base de ese espacio simbólico e imaginario que adquiere en la ficción novelesca una importancia decisiva.



Mi propósito ha sido unir el rigor de la investigación con la claridad y amenidad expositiva, huyendo tanto de las interpretaciones fantasiosas de algunos aficionados como de las arbitrarias afirmaciones de muchos académicos. Con cierta osadía, pero con plena confianza en mis investigaciones, descubrimientos e interpretaciones, te ofrezco la posibilidad de apoyar este proyecto de publicación que, con tu ayuda, pronto podría ver la luz y llegar a tus manos.   http://www.lanzanos.com/proyectos/huellas-judias-y-leonesas-en-el-quijote/


P.D. ACLARACIONES: Me escriben muchos amigos pidiéndome que les explique este proyecto y aclare cómo pueden apoyarlo. Trataré de hacerlo:

1) Lo primero que hay que hacer es ABRIR LA PÁGINA y REGISTRARSE en lanzanos.com en la dirección que aparece aquí abajo.
2) LEER la descripción del proyecto (en que justifico y explico lo que pretendo) y ver las opciones que aparecen a la derecha, que vienen señaladas con números: 15 euros, 32 euros... etc. 
3) Debajo de cada opción aparece la palabra "apoyar". Si pinchas aquí, empieza el proceso para poder SOLICITAR el número de ejemplares que quieras recibir por correo postal.
4) No hace falta registrarse en Facebook. Registrarse no implica ningún compromiso, es un trámite necesario para que la plataforma pueda gestionar tu solicitud y controlar el proceso. Puedes poner el nombre de usuario y la contraseña que quieras, con tal de que no la olvides para cuando quieras volver a entrar en la página y enterarte de cómo va el proceso, o para pedir la información que quieras.
5) RELLENAR el formulario que aparezca, necesario para formalizar legalmente el proceso y la solicitud individual.
6) Te pedirán un número de CUENTA para cargar la cantidad que hayas solicitado, pero sólo se hará efectivo el cargo cuando se haya alcanzado la cantidad global del proyecto. Si no se alcanza la cantidad necesaria para llevar adelante la publicación del libro, todo el proceso se para y no se carga a los mecenas ninguna cantidad.
7) El proceso bancario es TOTALMENTE SEGURO, privado y absolutamente controlado, pero, para los que quieran, también se puede realizar el pago a través de una cuenta PayPal.
8) Todavía existe otro procedimiento: el pago mediante un VALE específico con un código que yo puedo entregarte personalmente y que te servirá de justificante del pago en efectivo. También te puedo enviar por e-mail el CÓDIGO

El libro tendrá unas 350 páginas y se enviará a los mecenas a través de correo postal en cuanto esté publicado SIN GASTOS DE ENVÍO, que será inmediatamente después de acabado el proceso.

MUCHAS GRACIAS POR TU INTERÉS

domingo, 1 de septiembre de 2013

EL HIMNO CATALÁN ES PLAGIO DE UNA CANCIÓN SEFARDÍ




SE ACERCA EL 11 DE SEPTIEMBRE y el independentismo catalán volverá a buscar protagonismo mediático con esa "vía" que en realidad es "cadena", una forma muy freudiana de mostrar que están encadenados a un proyecto que quisiera encadenar a todos y cada uno de los habitantes de Cataluña. El año 1714 lo quieren convertir en talismán y símbolo de su liberación, tergiversando la historia, ocultando que ese famoso año no hubo ninguna lucha de España contra Cataluña, sino una guerra de sucesión en la que Cataluña, pero también Toledo y Madrid, por ejemplo, se pusieron del lado perdedor. Todo es tanta patraña como la originalidad del himno que cantan con tanto furor bélico. Escuchad el enlace que figura abajo y comprobad que, efectivamente, la melodía es sefardí, la copia del "Els segadors" es indudable. Espero que algún investigador aclare más cómo se produjo el plagio y la burda transformación en un himno belicoso y ahora independentista y antiespañol. ¡Qué trágico destino el de Sefarad! Los independentistas van en contra de la idea misma de Sefarad, cometen esta especie de "profanación política" y algunos se declaran amigos y admiradores de Israel. Muchos judíos caen en el engaño y acaban sintiendo simpatía por el proceso independentista catalán, sin entrarse que es radicalmente contrario a lo que creen que es. Pero los catalanes, ni son tan diferentes del resto de españoles, ni tampoco tienen un himno original. Todo es una construcción imaginaria, pero la imaginación tiene mucho poder, sobre todo cuando se une al fanatismo.

martes, 27 de agosto de 2013

LA CUEVA DE MONTESINOS

Estoy acabando mi libro "Huellas judías y leonesas en el Quijote. Redescubrir a Cervantes". Este cuadro de Dan Kofler seguramente aparecerá en la portada del libro. Lo acompaño aquí de una cita del Quijote que adquiere mucho mayor sentido relacionándola con este cuadro. Don Quijote representa la esencial dualidad humana: nuestro cuerpo físico y nuestro doble energético. Cervantes lo describe aquí de modo insuperable: vivimos entre el sueño (el cuerpo energético) y la realidad (el cuerpo físico). Nuestra vida es un conjunto de "sueños contados por hombres despiertos o, al menos, medio dormidos", como también dice Cervantes.

Estando en este pensamiento y confusión, de repente y sin procurarlo, me salteó un sueño profundísimo, y cuando menos lo pensaba, sin saber cómo ni cómo no, desperté de él y me hallé en la mitad del más bello, ameno y deleitoso prado que puede criar la naturaleza, ni imaginar la más discreta imaginación humana. Despabilé los ojos, limpiémelos, y vi que no dormía, sino que realmente estaba despierto. Con todo esto, me tenté la cabeza y los 
Cueva de Montesinos. Dan Kofler, 2013.

pechos por certificarme si era yo mismo el que allí estaba o alguna fantasma vana y contrahecha; pero el tacto, el sentimiento, los discursos concertados que entre mí hacía, me certificaron que yo era allí entonces el que soy aquí ahora.

Don Quijote de la Mancha, II, cap. 23


jueves, 15 de agosto de 2013

CRÓNICA DEL ENVILECIMIENTO


De vez en cuando me llegan correos con libelos, panfletos y propuestas raras. Estos días he recibido uno que titula sus envíos como CRÓNICA DEL ENVILECIMIENTO. Vivimos tiempos de tensión, confusión y agresión constante, en los que no hay día en que no nos sintamos más desesperados. El anónimo confidente se desahoga con estos escritos, que iré dando a la luz puntualmente, cuando me lleguen. Para evitar cualquier denuncia, limpiaré un poco el texto de expresiones malsonantes, siempre que no afecten a su contenido. Me da permiso su autor, que también me pide que los publique en este blog, al que considera demasiado intelectual y en exceso moderado. Pues ahí va la primera entrega que, aunque trata un asunto ya pasado, nos pone en alerta sobre lo fácilmente que olvidamos y perdonamos, haciéndonos así cómplices del envilecimiento colectivo.

El presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, un tal Carlos Dívar, cristiano de misa y comunión, casado y relamido, se va con su escolta a hoteles de lujo, supónese que a pernoctar, que sólo es recluta y para eso le han dado el pase. Pasa la factura al Estado: es parte de sus obligaciones. A su mujer no le importa. Está ella, como el su marido, en contra de los homosexuales, desviados y pervertidos a los que Dios no quiere porque pecan contra natura. No le confiesa, en cambio, su pecado nefando al cura confesor, o sí, sólo Dios lo sabe, pero Dios es comprensivo y a él, gran alto magistrado, la tercera autoridad en el escalafón de los que coronan la cúspide, le perdona directamente. Cargó al erario público 32 viajes de lujo a Marbella y a otros destinos costeros y costosos, se gastó cerca de 30.000 euros del alero, que se sepa, y ni siquiera presentaba justificantes de sus gastos. Se daba cenas y desayunos de lujo con el policía encargado de su seguridad, de la seguridad de sus ambas posaderas, se entiende. Ocurrió allá por el año 2012 de la era de los corrompidos. Los periodistas, pudibundos o pudimangos, no dijeron lo que todos dicen fuera de página, que su escolta no era de los que vigilaban por delante, sino por detrás. Nada importara, si no fuera por lo de misa y comunión diaria, que eso nuestro buen padre y señor mío jesucristo no lo debiera consentir. 

  

jueves, 8 de agosto de 2013

UNA PÁGINA TRUCULENTA DE LA PÍCARA JUSTINA

(Fotos: Fernando Redondo)


La pícara Justina se publicó en 1605, poco antes que el Quijote. Fue escrita por un dominico leonés de origen converso, Andrés Pérez de León, aunque muchos piensen que su autor es el que figura en la portada, el toledano Francisco López de Úbeda. Los argumentos a favor del dominico son para mí contundentes, entre ellos la abundancia de leonesismos y de referencias concretas a la ciudad de León, inexplicables de otro modo. Es la primera y casi única novela picaresca que tiene por protagonista a una mujer, además, judía. El autor la llama “manchega” aludiendo a su condición de “manchada”, una prueba más a favor del uso anfibológico del término “mancha” en el Quijote. Como novela de aventuras es floja, pero su lenguaje es deslumbrante. He encontrado esta página truculenta, de un tremendismo muy adelantado a su tiempo. Cela se queda cortito a su lado. Habla de su padre, un mesonero al que dejan muerto en el suelo, encerrado en una habitación con un perro, mientras ella, su madre y sus hermanas comen y se divierten con el que ha matado a su padre en medio de una absurda disputa.



Dejamos en guarda de mi señor padre un perrillo que teníamos. Linda pieza, valía por seis hombres, y así, nos pareció que para guarda aquello era lo que hacía al caso, que para lo que es responsos y oraciones, las de sobremesa habían de ser todas suyas. Con todo esto, el diablo de perrillo, como olió olla y carne, comenzó a ladrar por salir, y viendo que no le abríamos, fuese a quejar a su amo, que estaba tendido en el duro suelo. Y como vio que tampoco él se levantaba a abrir la puerta, pensando que era por falta de ser oído, determinó de decírselo al oído. Y como le pareció que no hacía caso dél ni de cuanto le decía, afrentóse, y en venganza le asió de una oreja; y viendo que perseveraba en su obstinación, sacóla con raíces y todo y transplantóla en el estómago. Con todo eso, por si era sordo de aquel oído, acudió al otro, acordándose que suele ser respuesta de discretos: a esotra puerta, que esta no se abre. En fin, acudió a la otra oreja, hizo su arenga y la misma diligencia. El perro debió de hacer su cuenta: “éste está muy muerto y mis amas muy vivas; yo muerto de hambre y ellas de boda. Así que, ¿sin mí hacen la boda?, pues yo haré la mía sin ellos”. Y, pardiez, dióle de tajo y destajóle el cuerpo y cara, de modo que no le conociera el mismo diablo con su camarada.
Cuando yo llegué y vi al perro harto de carne de mesonero, y la cara de mi padre tan descarada, y el cuerpo tan emperrado, dióme lástima, y aun yo creyera que la tenía mi madre, si no la oyera decir:
-¡Valga el diablo tanto muerto! ¿Dónde tengo yo ahora aquí hilo y aguja para andar a coser muertos?
Por ahí lo remendamos, aunque mal. Lo que es la carne no tuvo remiendo. Yo quisiera quitar unos pedazos de carne a un tabernero vecino, pero como mi padre era mesonero, no venía bien remendarlo con carne de tabernero, que es remendar paño de Londres con sayal.

Se podrían hacer fáciles analogías y alegorías sobre el can-ibalismo y el cainismo presente, pero mejor lo dejamos aquí. Como dice también la Pícara en otro momento, “a otro hueso con ese perro”.


jueves, 1 de agosto de 2013

ME EQUIVOQUÉ: ROBÉ, MENTÍ, ENCUBRÍ, ENGAÑÉ... PERO SÓLO FUE UN ERROR.

(Foto: S. Trancón)
La mayor degradación de la política no es que se asiente sobre el engaño, sino que nadie sea capaz de desenmascarar sus mentiras. Lo más triste de la situación actual no es que estemos en manos de un grupo de cuatreros mentirosos, sino que no haya una oposición que, al menos, desmantele sus patrañas.

El partido que nos gobierna se asienta sobre una ilegitimidad de raíz, que lo invalida democráticamente. ¿Qué sería del PP sin el dinero público robado con el que se ha financiado? ¿Qué sería sin la millonada de dinero negro que ilegalmente ha recibido de las empresas que, a su vez, lo recibían de los contratos que les otorgaba la administración, la mayoría de ellos a través de concursos amañados y sobrefinanciados? Un negocio redondo, con tanto sobrante que daba para todos, empezando por Rajoy y acabando por el que repartía la pasta (47 millones de euros descubiertos, pero ¿cuántos quedarán ocultos?) Así durante ¿cuántos años? Naseiro, Lapuerta, Bárcenas... ¿Existiría el PP sin este robo organizado? ¿En qué se diferencia esto de una organización delectiva, montada para robar y delinquir?

Pero hay más, porque se nos ha robado por partida doble. Primero, a través de toda esa trama corrupta y la consiguiente evasión fiscal, y luego mediante el sistema de reparto del dinero público en función de los resultados electorales. Si han ganado con malas artes, si han hecho sus campañas con mi dinero, si han sostenido sus sedes, a sus ideólogos y propagandistas con el dinero negro robado, y si resulta que luego reciben otra millonada en función de los votos que obtienen con ese dinero, pues todo es latrocinio sobre latrocinio. ¿Qué legitimidad tienen para que, además, una vez han llegado al poder, nos sigan quitando un dinero que nosotros queremos sirva para sostener los servicios públicos, y ellos se lo entregan a los banqueros?

Es todo tan vomitivo, nauseabundo y alarmante que uno no comprende cómo ese partido sigue teniendo todavía no sé qué porcentaje de apoyo, cuando ya deberían estar todos en la calle o en la cárcel. Este comportamiento de desvergonzados atracadores resulta mucho más intolerable cuando millones de personas viven sin poder trabajar y muchos de los que tienen trabajo lo hacen por un sueldo de esclavos.

Y en estas estamos cuando Rajoy anuncia con insultante altanería que se equivocó. Ni siquiera añadió lo del Rey: Lo siento, y no volverá a ocurrir. Dice se se equivocó para acto seguido vanagloriarse de su equivocación: he sido engañado por ser buena persona, por no condenar a quien parecía inocente y al que otros querían linchar de antemano. Por ser justo, en definitiva, y haberle apoyado hasta hace dos días, y resulta que ahora los desestabilizadores han iniciado una cacería contra él y su partido. Pues no, no lo va a consentir, porque él es inocente y ni ha robado, ni mentido, ni engañado, ni encubierto, ni prohijado y amamantado al que resultó ser un delincuente, aunque todavía no ha sido condenado... Pero si era tan tonto y no se enteró de nada, ni siquiera de que él mismo recibía sobres mensuales que, con uno solo, podría vivir durante un año un parado... Si es tan fácil engañarlo, ¿qué pinta de presidente del gobierno?

La degradación de nuestra democracia, la farsa en que estamos metidos como en un lodazal, el cinismo y el desprecio hacia todos los ciudadanos, la incapacidad de la oposición para desenmascarar tanta maldad, ignorando el enorme sufrimiento que toda esta basura moral está provocando, no se puede comparar ni siquiera con la política italiana, tan parecida a la nuestra en muchas cosas. ¿Cuánto durará esta pesadilla?    


martes, 23 de julio de 2013

SOBRE LA MALDAD HUMANA

(Foto: S. Trancón)

Distingamos entre el mal y la maldad. El mal, ontológicamente hablando, no existe. Todo lo que existe, existe por necesidad, como diría Espinosa. Y lo que existe, no es ni bueno ni malo en sí mismo.

La maldad, en cambio, sí existe. Es cosa humana. Es obrar siendo consciente de que se hace daño innecesariamente a otro ser. La maldad no nace de la necesidad, sino de la voluntad. Por muy determinada que esté nuestra conducta, cada acto de maldad depende de una decisión individual: puede hacerse o evitarse.

Dicho esto, hay que aceptar que la maldad humana existe. Todos, a lo largo de nuestra vida, hemos actuado con maldad muchas veces, conscientes de que hacíamos daño a otro pudiendo no hacerlo. Pero la mayoría realizamos estos actos, llamémosles "de pequeña maldad", de forma circunstancial y transitoria, movidos por emociones del momento: rabia, envidia, miedo, venganza, frustración... Por lo general, no buscamos provocar un gran dolor, y si esto ocurre, nos arrepentimos y hasta podemos pedir perdón por el mal causado.

Estos actos de"maldad cotidiana" o del "maldad leve" no nos hacer ser malos, pero nos pueden ir insensibilizando hasta convertirnos en malas personas. Todos conocemos a personas buenas que han acabado siendo malas. Si uno no vigila sus reacciones, el paso de los años y la vida (que suele ser "escuela de maldades") nos acaba haciendo malas personas. Debería ser lo contrario, que el tiempo nos fuera haciendo cada vez más lúcidos, serenos y mejores personas. Pero esto no se logra "dejándose llevar", sino siendo muy vigilantes y críticos con nuestras reacciones y actos.

Lo que nos cuesta aceptar es que todos somos capaces de obrar mal y hacer daño a los demás. La falsa creencia en la bondad natural humana empieza por nosotros mismos. No existe ni bondad ni maldad natural humana. Ni Rousseau ni Hobbes.

Como creemos que somos naturalmente buenos, cualquier acto de maldad supone una disonancia cognitiva que nos cuesta mucho aceptar. Si los actos de maldad sobrepasan lo esperable, lo común, entonces podemos reaccionar de forma contradictoria: o haciéndonos pesimistas radicales, escépticos y malpensados de todo y de todos, o simplemente negándolo o disculpándolo todo con cualquier argumento, por irracional que sea.

Pongamos un ejemplo de ahora mismo: ante las evidencias de una corrupción tan generalizada y continuada entre los dirigentes del PP, hay muchos que son incapaces de aceptarla y reaccionan, o negándola, o disculpándola, o proyectándola sobre los demás. Para evitar la disonancia cognitiva que supone aceptar que "los suyos" son consciente, intencionada y voluntariamente corruptos, inmorales, mentirosos, ladrones, insensibles ante el dolor que causan..., o sea, que son malos y malas personas y hasta peligrosas personas, no pueden en modo alguno aceptarlo y acaban creyendo cualquier disculpa, patraña o disparate con tal de no reconocer que ellos, mientras sigan apoyándolos, forman parte de esa maldad que tantísimo dolor está causando a tantísimas personas. Están dispuestos a asumir argumentos tan falaces como el que "no se puede creer más a delincuente que a un presidente de gobierno", como si ser presidente del gobierno fuera incompatible con ser mentiroso, corrupto y hasta psicópata. Lo peor es cuando alguien se vuelve agresivo para defender su creencia de que los suyos son por principio buenos e incorruptos.

Pero "ni los suyos ni los nuestros". Consentir la maldad vuelve a cualquier persona en un ser malo y malvado. Malo es quien realiza consciente y voluntariamente el mal. Y el mal es, ante todo, causar dolor y sufrimiento a los demás. Consentir y disculpar cualquier acto de maldad (empezando por nosotros mismos) nos inclina a seguir haciendo el mal hasta convertirnos en malos, perversos y hasta asesinos. Un asesino tan inconcebible como un padre que quema a sus hijos, no nace, se hace   a partir de la insensibilización ante un primer acto de maldad. Así todos los dictadores y asesinos que ha habido y hay en el mundo. Los banqueros, empresarios, políticos y jueces corruptos de hoy tienen a sus espaldas una larga serie de actos de maldad que los ha vuelto perversos, insensibles, mentirosos y engreídos. No se explicaría su conducta sin ese aprendizaje.

Sí, la maldad humana existe. Para combatirla, lo primero que hay que aceptar es reconocer
su existencia.

 




  

lunes, 15 de julio de 2013

LA IMPOSIBLE PERO NECESARIA CATARSIS


Somos individuos con vida propia, pero hasta los rincones más recónditos de nuestro ser llegan los suspiros, los anhelos y miedos de los otros, no sólo de los cercanos, de los familiares y amigos, sino los de la multitud, el respirar colectivo. Es inevitable formar parte del grupo, sea éste pequeño o grande.

Pero hoy las fronteras del grupo se han vuelto cada vez más amplias y difusas, más etéreas, por eso nuestra primera reacción es volver a definirlas, hacerlas más pequeñas, visibles y controlables. Es el origen de todos los nuevos nacionalismos, regionalismos y provincianismos. Buscamos así ser menos vulnerables, defendernos mejor de todo lo que nos amenaza. Pero el intento es inútil.

Estamos sumergidos en multitud de identidades colectivas, muchas de ellas contradictorias. Es casi imposible consolidar un sentimiento de pertenencia poderoso que arrastre a una multitud hacia una acción clara y decidida, sea la que sea. Los nacionalismos son los que están más cerca de conseguirlo, pero las fuerzas disgregadoras internas siguen siendo todavía difíciles de canalizar.

No sabemos dónde empieza y dónde acaba nuestro ser colectivo:¿Un territorio acotado artificial o arbitrariamente? ¿Un partido, sea de derechas o de izquierdas, cuya ideología es cada vez más indefinida y volátil? ¿Un pasado glorioso convertido en mitología? ¿Unos intereses corporativos ya apenas existentes? ¿Una solidaridad de clase imposible de limitar o definir? ¿Una religión? ¿Un equipo de fútbol? ¿Una bandera, una nación? ¿Un Estado? ¿Una lengua?

Esto es lo nuevo del momento histórico en que vivimos: la imposibilidad de construir un verdadero sentimiento colectivo de pertenencia a algo que nos interese de verdad a la mayoría. La desconfianza más radical nos impide defender nada hasta el punto de empujarnos a la rebelión, a sublevarnos, a provocar un estallido que produzca la catarsis colectiva que necesitamos. A lo largo de la historia, cuando se ha llegado a un punto crítico, como es el actual, siempre surgía ese sentimiento colectivo que provocaba la reacción y la catarsis, con independencia de que luego condujera a otra catástrofe, como en el caso de nuestra última guerra civil.

Es precisamente esta última experiencia la que nos ha convencido de lo inútil, también, de las revueltas sangrientas, de las guerras civiles que obligan a definir bandos artificialmente, algo que nos deja en manos de manipuladores, maestros del engaño y la mentira, psicópatas poderosos y despiadados tecnócratas.

(Fotos: S. Trancón)


Pero la catarsis, aunque casi imposible, es hoy absolutamente necesaria. Necesitamos que vayan a pudrirse a la cárcel los que han robado a toneladas, los que han mentido a diestro y siniestro, los que nos insultan, amenazan y e intoxican la mente cada día con patrañas y engaños, banqueros, políticos, jueces y voceros cuyos nombres están en boca de todos. Y de todo este hediondo lodazal, en el que nos quieren meter a todos por igual, hemos de empezar a discriminar, a individualizar y colocar en la picota a los máximos responsables, estén donde estén, aunque sea presidiendo cualquiera de los gobiernos en que hoy está disgregada la responsabilidad y la identidad colectiva.

Sí, cuanto más imposible, más necesaria es la catarsis. Lo contrario es la muerte por inacción, por inanición, por desesperación, por indefensión. La mayor responsabilidad recae ahora en quienes, pudiendo canalizar y provocar esta catarsis, por miedo, por estúpida prudencia, por salvar su chiringuito o simplemente por incapacidad mental, siguen sin reaccionar, cegados por su propia parálisis, esperando a no se sabe qué. Mi única duda es el saber cuánto tiempo podremos seguir así, hundiéndonos cada día más en el abismo.    

sábado, 6 de julio de 2013

REVISAR Y REDESCUBRIR EL QUIJOTE

He estado participando en un Congreso sobre la Aljama de Zamora que ha puesto de relieve la importancia de la comunidad judía de Zamora y de los más de cincuenta asentamientos judíos que existieron a su alrededor, en las riberas del Esla, el Cea, El Tera, el Valderaduey y el Duero, antes de la expulsión de 1492. La huella de esta enorme presencia tiene mucho que ver con el Quijote.

(Tierra de Campos, los Campos Góticos, transmutados en los campos de Montiel en el Quijote. Foto: M. Trancón)

Es cada día más evidente que Cervantes fue un converso que tuvo estrechas relaciones con este legado judío y vínculos familiares con esta zona leonesa, que va de las Montañas de León a Tierra de Campos, pasando por Sanabria, Sayago y Benavente. Basta leer el Quijote sin prejuicios para comprobarlo. No hay que inventarse nada, el propio texto contiene multitud de referencias, datos, indicios y alusiones inconfundibles e inexplicables si no aceptamos el origen judío y leonés de Cervantes.

Nos enfrentamos al reto de redefinir, revisar y redescubrir el Quijote. La imagen estereotipada, llena de simplismos, reduccionista y falsa, que se asienta en una iconografía igualmente tópica, no se ajusta en casi nada al texto cervantino, cuyo argumento se desarrolla en un ámbito geográfico, social y cultural que hunde sus raíces, no en una Mancha puramente nominal y literaria, sino en esta zona en la que la presencia judía fue fundamental desde el siglo XII.

La imagen actual, inventada en el siglo XVIII, y sostenida luego con ahínco por académicos obtusos e intereses de todo tipo (intelectual y económico), hace más difícil abrir un nuevo camino a la investigación y a una nueva interpretación del Quijote que nos descubra su riqueza y su actualidad, sacándolo del letargo en que ahora vive, un texto meramente reverencial, pero que nadie lee.

Entre los obstáculos que impiden esta revisión y revalorización del texto más importante de nuestra literatura, está cierta corriente de investigación un tanto delirante, que hace lo mismo que han hecho muchísimos sesudos académicos que se han tomado al pie de la letra los nombres geográficos del Quijote, buscando el lugar exacto de la huella de la pata de Rocinante a su paso por... No basta con cambiar nombres de la Mancha por nombres de otro lugar (¡hasta han hecho a Cervantes catalán e independentista! VER http://www.youtube.com/watch?v=9Ow7iQs18P8).

Lo importante es cambiar el enfoque, la iconografía básica, el mundo referencial sobre el que Cervantes construye su invención literaria. Porque nunca hay que olvidar esto: se trata de una obra de ficción, y no hagamos como don Quijote: confundirla con la realidad.
VER VÍDEO:
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=An_Y3NC6k4s

sábado, 22 de junio de 2013

HUELLAS JUDÍAS EN EL QUIJOTE


(Fotos: Fernando Redondo)

Los próximos días 3 al 5 de Julio voy a asistir a un Congreso Internacional sobre la Aljama de Zamora y presentaré una ponencia titulada “Huellas judías en el Quijote”. Después de una minuciosa investigación puedo afirmar que Cervantes fue un judeoconverso de origen leonés. Espero no tardar en publicar un libro con mis hallazgos y reflexiones, pero quiero adelantar aquí un resumen para despertar el interés de los lectores y estudiosos de un tema tan apasionante.

Huellas judías

-La nariz corva de don Quijote y de Cervantes.
-La mancha de don Quijote de la Mancha.
-Las aspas de los molinos de viento y los largos brazos de la Inquisición.
-Los duelos y quebrantos de los sábados.
-El alcaná de Toledo y el hebreo (“mejor y más antigua lengua”)
-La quema de libros como un Auto de Fe.
-La liberación de los galeotes y el venerable anciano judío.
-El tormento del ansia o de la toca.
-Descripción del tormento de la garrucha.
-Quijada, un apellido de judíos.
-“Quien te cubre, te descubre”.
-Desenterrar los huesos y enterrar la honra.
-“Donde hay estacas no hay tocinos”.
-El morisco Ricote y la nostalgia de Sefarad.
-El ataque de la piara de puercos.
-Parodia de la Inquisición en el palacio de los duques.
-La cabeza parlante.
-Rechazo del matrimonio eclesiástico.
-Burla del Papa, los cardenales y obispos.
-Las monjas y las doncellas deshonradas.
-Don Quijote, arzobispo.
-Referencias irónicas a la Virgen.
-Pocas y ambiguas referencias a Jesucristo.
-Burla de los milagros.
-Parodia religiosa: Sancho en la iglesia de la ínsula Barataria.
-Burlas sobre el infierno y el purgatorio.
-Críticas al eclesiástico entrometido.
-Los encamisados y la excomunión.
-El rosario y el tzitzit de don Quijote.
-El vino convertido en sangre.
-Ironías y burlas sobre el culto a los santos.
-El cuento de la cañaheja y el Talmud.
-la ínsula Barataria y la Baraita judía.
-La salida de Egipto y el pueblo judío.
-El suicidio pagano de Grisóstomo.
-La locura fingida de don Quijote.
-El diálogo talmúdico y la discusión rabínica entre don Quijote y Sancho.
-El encubrimiento de los orígenes.
-El linaje, la honra y la limpieza de sangre.

A cada uno de estos enunciados corresponden episodios y capítulos del Quijote que, leídos con atención, son inexplicables sin suponer el origen judío de Cervantes y de su “semejante”, don Quijote.

Otros datos de su biografía que lo confirman son:

-Los apellidos Cervantes y Saavedra, de origen judío.
-La profesión de su padre, abuelo y bisabuelo (médico-cirujano, licenciado, sastre).
-La imposibilidad de ascender en la carrera militar por su origen converso (no pasó de soldado).
-No obtiene el permiso para ir las Indias por lo mismo.
-Su trabajo como recaudador de impuestos, profesión “deshonrosa”.
-Mantiene relaciones con una amante de origen judío (Ana Franca) con la que tiene una hija reconocida.
-Se casa con una mujer de origen judío (Catalina de Palacios).
-“Trata negocios” con banqueros genoveses y portugueses judíos.
-Oculta intencionadamente su lugar de nacimiento y su condición de converso.
-Lope de Vega le llama “puerco en pie” (judío) y “azafrán romí” (cristiano bastardo).



Huellas leonesas
Al decir León me refiero a las “Montañas de León” y su meseta natural, la llamada “Tierra de Campos” (los antiguos “Campos Góticos” de los romanos), o sea, la zona noroeste perteneciente al antiguo Reino de León que incluye a Zamora y parte de Galicia. El entorno, el paisaje, las costumbres, los personajes, las alusiones geográficas..., todo en el Quijote remite a la zona leonesa, y poco tiene que ver con la Mancha, de la que Cervantes sólo toma los nombres.

-La vegetación y la flora.
-Los animales salvajes.
-La orografía.
-Los instrumentos musicales.
-Los oficios populares.
-El pastoreo y la labranza de montaña.
-Las fiestas y juegos.
-La caza y la pesca.
-El habla (llena de leonesismos)
-Referencias a Sayago (de donde dice que es Dulcinea).
-Las lagunas de la Lampreana (transmutadas en lagunas de Ruidera).
-Las aceñas del Duero en Zamora (trasladadas al Ebro y Zaragoza).
-Benavente, los duques y la ínsula Barataria.
-“Las montañas de León” y el capitán cautivo.
-La procesión de los disciplinantes.
-Los apellidos Quijana (de Villagarcía de Campos), Cervantes (de Sanabria y los Ancares) y Saavedra (de los Ancares y Sanabria).
-Molinos de viento en Tierra de Campos.
-El colegio de jesuitas de Monterrey en Verín.
-Estancia de Cervantes y su familia en Valladolid (de los 4 a los 17 años).
-La zona de los Ancares, la raya de Portugal, Sanabria y Tierra de Campos, refugio y asentamiento de judíos.


Todas las alusiones y referencias encubiertas que deja Cervantes en el Quijote serían inexplicables si no hubiera vivido durante su infancia y primera juventud en esta zona, posiblemente en casa de familiares directos, judíos, criptojudíos y conversos, que de todo debió de haber en su linaje o familia.

lunes, 3 de junio de 2013

NEOESCLAVITUD



La historia no avanza linealmente. El progreso de la humanidad es zigzagueante. Cada avance en algún aspecto supone la pérdida o el abandono de algún logro anterior. No podemos afirmar que hoy seamos más felices que nuestros antepasados. Ni que trabajemos menos. Ni que vivir más años signifique vivir mejor.

Si comparamos a un escritor de hoy, con toda la información a su alcance, escribiendo en una pantalla en la que se puede ver, corregir, acumular o cambiar lo que quiera casi instantáneamente, si lo comparamos con un Cervantes que escribe con pluma de ave y tinta, procurando aprovechar bien el escaso papel, ¿podremos afirmar que su mente está más desarrollada, domine mejor la lenguaje, tenga más capacidad e inventiva? No hay duda de que el cerebro literario de Cervantes está muy por encima del nuestro, aunque no dispusiera de nuestros medios técnicos.

Pero hay algo hoy cuya comparación con tiempos pasados nos hace dudar del progreso: ¿la esclavitud de hoy es mejor o peor que la de los griegos y romanos?

Digo que hoy hay esclavitud, y no me refiero sólo a la que se practica en la India, China o África, especialmente con niños y mujeres, sino al proceso de esclavización del trabajador en las sociedades llamadas desarrolladas, a la implantación de una neoesclavitud, cuyas principales características serían:
-Encubrir del proceso de esclavización
-Supresión de cualquier ley que lo impida
-Invisibilidad de los esclavizadores
-Culpabilizar al esclavo de su situación
-Hacer imposible cualquier rebeldía o lucha
-Contar con el poder del Estado para imponer y mantener su dominación
-No utilizar la violencia directa, sino la necesidad
-Presentarla como inevitable

(Fotos: S. Trancón)

La dominación ha cambiado: ya no necesita utilizar la violencia para imponerse. Le basta con el control del dinero, de los Estados y sus leyes, del mercado del trabajo y de la mente de los trabajadores. Toda la propaganda nacida en torno a la crisis responde a un programa bien diseñado para cambiar la anterior situación de los trabajadores (basada en normas, derechos y obligaciones), por un estado generalizado de neoesclavización. Lo más nuevo es contar con el esclavo para que voluntariamente acepte su esclavitud como inevitable.

Trabajar hoy por un sueldo que apenas da para malcomer, sin perspectiva alguna de mejora, aceptando la precariedad y la temporalidad, con horarios y condiciones innegociables, perdiendo el acceso a una educación y una sanidad digna, pagando impuestos desorbitados por bienes imprescindibles, haciéndose dependiente de la ayuda de otros o viéndose abocado directamente a la mendicidad... Cuando todo esto afecta a millones de personas y va en aumento, y toda la propaganda culpa de esta situación a los propios trabajadores, ¿cómo llamar a esto? ¿Cómo llamar al enorme sufrimiento, la desesperación, la pérdida de energía y vitalidad, el dolor y la enfermedad provocada por la humillación, la culpabilización, la impotencia y el desprecio que se acumula cada día en millones de personas?

La crisis no ha sido más que un invento para implantar el nuevo estado de esclavitud, la fase actual del capitalismo. O neoesclavitud o muerte. Y lo más repugnante es que los que provocan este enorme retroceso y este inabarcable sufrimiento, no sólo se han vuelto invisibles e intocables, sino que pretenden presentarse como los únicos salvadores: no cesan de reunirse y trabajar incansablemente para sacarnos de la crisis. O sea, para acabar de imponer el nuevo estado de esclavitud y dominación, convenciéndonos de que no hay otro camino, y de que toda rebeldía es inútil.

P.D. Una vez publicada esta entrada me llega este vídeo, en el que se explica el sistema de esclavitud mundial. Sólo le hago una objeción: donde dice EEUU debe decir "oligarquía mundial" o "poder mundial", que ya no está sólo en EEUU, sino que es una estructura supranacional.
Merece la pena verlo:
http://www.youtube.com/watch?v=G9SaiKfKC8c

domingo, 26 de mayo de 2013

SABIDURÍA DEL LENGUAJE

(Foto: S. Trancón)

El español hace distinciones que encierran una gran sabiduría. He aquí algunas que nos ayudan a pensar. Pensar es separar, distinguir, pesar y sopesar. Allí donde parece que todo es igual, de pronto encontramos distinciones fundamentales.

Oír no es lo mismo que escuchar. Escuchar no es sólo percibir ruidos o sonidos, sino prestar atención a lo que se oye. Para escuchar hay que estar dispuesto a la sorpresa. Lo que se escucha nunca es lo mismo.
No basta oír a los demás: hay que escucharles. Poner toda la atención y el interés, descubrir que cada palabra y cada frase es siempre distinta, encierra un mensaje concreto y diferente. 

Mirar no es lo mismo que ver. Se puede mirar y no ver. Ver es descubrir, y para descubrir hay que mirar con atención y estar predispuesto a la sorpresa. Lo que se ve  nunca es lo mismo.
No sólo mires, intenta ver. Ver lo que a primera vista no se ve. Dejar de ver lo que siempre se ve.

Hablar no es lo mismo que decir. Se puede hablar mucho y no decir nada. Para decir algo no sólo hay que hablar, sino intentar transmitir, comunicar y entregar algo. Decir es hablar prestando atención a lo que se dice. Decir es huir de la repetición, buscar la sorpresa.
Cuando hables, trata de decir algo, de descubrir algo, de comprometerte con lo que dices. Antes de repetirte, párate y calla. Las mismas frases, dichas a las mismas personas, son "mortales", apagan la vida, levantan muros de incomprensión, odio o aburrimiento. 

Ser no es lo mismo que estar. Somos, pero también estamos. Para ser, hay que aprender a estar donde se está.
Saber no es lo mismo que conocer. Hay quien sabe muchas cosas, pero no conoce nada. Conocer es descubrir con pasión, interés y profundidad. El conocimiento va más allá de las palabras: es contacto, certidumbre, sorpresa.

Querer no es lo mismo que amar. Se puede querer mucho y amar poco. Amar es querer sin cálculo, sin esperar nada a cambio, con desprendimiento.
Hacer no es lo mismo que crear. Se pueden hacer muchas cosas y no crear nada. 
Dar no es lo mismo que entregar. Se puede dar mucho y no entregar nada. Para entregar algo hay que entregar algo de uno mismo.
Vivir no es lo mismo que existir. Vivir es tener una existencia consciente. Sólo se vive cuando uno se da cuenta de que está vivo y es consciente de lo que está viviendo. 
Etcétera.


martes, 14 de mayo de 2013

LAS PALABRAS DE LA INFANCIA

(Fotos: Marimar Trancón)
Las palabras son el mejor recuerdo que podemos guardar de nuestra infancia. Algunos conservan celosamente fotos, objetos, prendas, juguetes... Yo prefiero conservar palabras. Ciertas palabras, como la magdalena de Proust, guardan el aroma, la luz, el sonido, los gestos, el sabor de la infancia, mejor que cualquier objeto.

Muchas de las palabras de mi infancia no sólo han dejado de usarse, sino que ha desaparecido el mundo en el que existían, el contexto físico, humano, social y material en el que vivían y respiraban. Porque las palabras tienen vida, sostienen la vida, y recordarlas es revivirlas y revivirnos.

Voy a hacer una lista de las que ahora me vienen a las manos, a los dedos que pulsan estas teclas. Cada uno puede confeccionar su vocabulario, su diccionario secreto, porque cada palabra de la infancia guarda secretos que sólo cada uno conoce. Explicar el significado de cada una de ellas sería largo e innecesario. La fuerza de la sonoridad, en muchos casos, suple la ignorancia del significado. Las coloco de tres en tres, tal y como me llegan.

Garduña, raposa, coruja
Trébede, garfio, garabito
Agavanza, zarramúngano, majolito
Trabilla, pestillo, alcayata
Tralla, cincha, maroma
Tentemozo, tarugo, cigüeñal
Albañal, muladar, zahúrda
Ralea, récua, renacuajo
Mastín, gocho, avutarda
Jarana, galvana, badana
Respigar, escardar, endiñar
Chavea, chaveta, chamizo
Rilar, sobar, enviscar
Birria, zarabeto, mostrenco
Cernícalo, relinchón, abubilla
Meruca, jato, verderón
Saltipajo, sebe, cancilla
Reguero, peonza, trompo
Casulla, alba, cíngulo
Ventolera, parva, era
Torba, mendrugo, rescoldo
Energúmeno, patochada, incuria
Cínife, pínfano, moscardón
Guipar, junar, diñar
Aruñar, sabañón, azarar
Asadura, arrebol, celajes
Palmatoria, túmulo, estola
Pelis, platis, acederas
Hisopo, cirio, candelabro
Candil, carburo, horqueta
Vergajo, jergón, barbuquejo
Horca, coscorrón, respigón
Varear, cimbrear, engalbar
Sacaúntos, zoleta, ceranda
Barcillar, sarmiento, gajo
Restrallete, carbonilla, gavilla
Pizarrín, urmiento, fardel
Canica, canto, taba
Yunque, yugo, yunta
Cadeneta, quilma, fielato
Pegas, albérchigos, paleras
Cacha, zamarra, galocha
Madreña, gramola, rebanada
Faca, miaja, miga
Gorgorito, ciénaga, lodazal
Tunda, morrillo, bártulos
Guijos, trillos, barrunto
Balde, tajo, manubrio
Cuelmo, cuévano, garrafón
Carámbano, torrezno, tapín
Guarar, garbeo, palangana
Majuelo, tinaja, aparador
Zote, zopenco, zarrapastroso
Correcalles, saltimbanqui, chisgarabís
Artesa, arroba, quintal
Cencerro, cascabel, badajo
Espurriar, fanega, aventar
Jícara, lascivia, lujuria
Concupiscencia, fornicación, indecencia
Cardar, hijada, ahuecar
Chingar, jorobar, amolar
Cucurucho, pazguato, pasmarón
Lamparón, modorro, forúnculo
Patán, papón, quincallero
Paralelepípedo, tetraedro, pistilo
Dodecaedro, exaedro, hipotenusa
Jabato, acémila, mejunge
Aldabón, alcurnia, alubia
Ablución, extremaunción, estertor
Mortaja, toquilla, alforja
Ceporro, carcamal, botarate

Podría seguir, pero basta para animar a quienes quieran recuperar estos inasibles recuerdos. Como  puede verse, hay algunos leonesismos y palabras del mundo rural que nunca más volverán a usarse. Se irán con nosotros.
  
  




  

  


domingo, 28 de abril de 2013

EL TZITZIT DE DON QUIJOTE



(Transcribo aquí una página del libro que estoy escribiendo sobre las huellas judías en el Quijote)

Hay otro momento en el que aparece una referencia a las creencias católicas que sirve para confirmar cuanto venimos diciendo sobre la actitud cervantina frente a la Iglesia y sus prácticas religiosas. Muestra también los titubeos, cautelas y prevenciones de Cervantes cuando trata de hacer burla de estos temas. En la segunda edición de 1605 suprimió un párrafo y lo sustituyó por otro (1). Veamos las dos versiones:

Primer texto:
...ya sé que lo que él hizo (se refiere a Amadís) fue rezar y encomendarse a Dios; pero ¿qué haré de rosario que no tengo?
En esto le vino al pensamiento cómo le haría, y fue que rasgó una gran tira de las faldas de la camisa, que andaban colgando, y diole once ñudos, el uno más gordo que los demás, y esto le sirvió de rosario el tiempo que allí estuvo, donde rezó un millón de avemarías (I, 26).
Texto corregido (autocensurado):
...ya sé que lo más que él hizo fue rezar y así lo haré: Y sirviéndole de rosario unas agallas grandes de un alcornoque, que ensartó, de que hizo diez...

La corrección y supresión es significativa. La primera versión es burlesca y degrada el valor simbólico del rosario como objeto religioso digno de respeto. La hipérbole del "millón de avemarías" es también evidentemente satírica. Pero hay más: don Quijote construye el rosario con una tira o fleco de su camisa. Descubrimos aquí una clara referencia al tzitzit de los judíos, esas tiras de cinco nudos dobles que cuelgan de la camisa de algodón o de lino y que tienen un carácter religioso de identificación y recuerdo de los preceptos del judaísmo que hoy siguen usando los judios ortodoxos.

¿Por qué Cervantes hace esta alusión al tzitzit (2) y lo asocia al rosario cristiano? ¿Pura casualidad? ¿Y por qué corrige y censura el párrafo de la primera edición? Son preguntas cuya respuesta nos lleva inevitablemente hacia el judaísmo encubierto de Cervantes.



El rosario vuelve a nombrarse en otros contextos paródicos e hiperbólicos. Montesinos se le aparece a don Quijote en su cueva ridículamente vestido "con un capuz de bayeta morada", "beca de colegial de raso verde" a los hombros y "cubríale la cabeza una gorra milanesa negra". Y se añade: "no traía arma ninguna, sino un rosario de cuentas en la mano, mayores que medianas nueves, y los dieces asimismo como huevos medianos de avestruz" (II, 23). Con el adjetivo "medianos" trata de atenuar, pero no evita, el efecto satírico que produce la desmesura de las comparaciones.

Otra alusión paródica aparece cuando don Quijote se encuentra en el palacio de los duques y Cervantes nos describe cómo se levanta y viste después de pasar una noche desasosegado por los requerimientos de Altisidora: "Dejó las blandas plumas y (...) arrojose encima su mantón de escarlata y púsose en la cabeza una montera de terciopelo verde, guarnecida de pasamanos de plata; colgó el tahalí de sus hombros con su buena y tajadora espada, asió un gran rosario que consigo continuo traia y con gran prosopopeya y contoneo salió a la antesala" (II, 46). Don Quijote se pavonea contoneándose con un gran rosario, vestido estrafalariamente... La imagen es ridícula, y el rosario que imaginamos balanceándose no hace más que acentuar la parodia. 

Otra referencia burlesca del rosario aparece cuando Teresa Panza recibe el collar que le envía la duquesa: "Y estos que traigo al cuello son corales finos de avemarías, y los padres nuestros son de oro de martillo y yo soy gobernadora" (II, 50)
La ultima alusión la encontramos cuando don Quijote usa su rosario para contar los azotes que Sancho debe darse para desencantar a Dulcinea: "Y porque no pierdas por carta de más o menos, yo estaré desde aparte contando por este mi rosario los azotes que te dieres" (II, 71). Ya los azotes que debe darse Sancho en las posaderas con una burla de las penitencias que los flagelantes o disciplinantes exhibían en las procesiones, algunas como condena impuesta por la Inquisición; ahora el rosario sirve para contar los 3.300 azotes que Sancho debe propiciarse para liberar a Dulcinea de su hechizo o encantamiento.

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(1) La Inquisición de Portugal, en 1624, se dio cuenta también de la posible irreverencia y suprimió la frase “de las faldas de la camisa, que andaban colgando”.
(2) Esta práctica se basa en un precepto establecido en la Torá (Números 15:38-41): "Que hagan tzitzit (flecos) sobre las esquinas de sus vestimentas, a lo largo de sus generaciones y pondrán sobre el tzitzit de cada esquina un hilo de color azul celeste. Y será para ellos tzitzit, para que lo vean y se acuerden de todos los mandamientos del Eterno y los cumplan (...) a fin de que recuerden y cumplan todos mis mandamientos y sean santos para con su Dios".


(Fotos: Imágenes del paisaje de Cervantes de los Ancares)

viernes, 19 de abril de 2013

VER PARA CREER


Vemos, palpamos, respiramos, pero al final todo es nada si no creemos. Las sensaciones corporales, físicas, son lo único que nos da la certidumbre de que existe algo aquí, ahí, incluido nosotros mismos; pero no son más que sensaciones, imposible construir con ellas un mundo. El mundo lo construye nuestro cerebro. Somos una máquina poderosa que construye el mundo a partir de unas difusas y confusas sensaciones físicas, orgánicas. Acumulamos sensaciones, las asociamos y las guardamos en nuestra memoria. Todo parte de ahí, desde antes de nacer. Siento, luego existo.

Nos aferramos a la certeza de ese mundo construido a través de nuestros sentidos porque no podemos vivir fuera de él, pero, como no es más que una construcción imaginaria, sostenida por nuestro intento de vivir, de vez en cuando sospechamos o nos damos cuenta de que ni los límites, ni su verdadera naturaleza, son lo que creemos percibir. Esos límites pueden cambiar, desmoronarse, volverse inestables o reconstruirse de modo distinto, abriendo nuestra percepción a algo muy distinto, a mundos extraños, diferentes, inimaginables.

(Fotos: Ángela Trancón)

Nada es tan real como necesitamos creer, nada es tan estable como necesitamos percibirlo, nada es tan físico como nos presentan los sentidos. En el fondo de la materia está el vacío, algo que no se puede ni imaginar ni concebir, pero algo tan real como lo que palpamos, vemos y sentimos. No somos tan importantes como creemos, y nuestro mundo nos es más que un fragmento y un instante de la inmensidad y la eternidad que nos rodea. Una pena, pero también un alivio.

miércoles, 10 de abril de 2013

SOBRE LA ENVIDIA



(Foto: S. Trancón)

Leemos en el Quijote: ¡Oh envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes! Todos los vicios, Sancho, traen un no sé qué de deleite consigo, pero el de la envidia no trae sino disgustos, rencores y rabias (II, 8).
Siempre me ha inquietado el fenómeno universal de la envidia, quizás porque yo, por no sé qué extraña inclinación natural, nunca la he padecido. He sentido vivamente, desde niño, la injusticia o el desprecio, pero nunca la envidia. Aclaro la diferencia.

Yo puedo indignarme ante la injusticia de ver con qué poco mérito se otorgan bienes, prestigio o recompensas sociales a los mediocres o a quienes no sólo no lo merecen, sino que debieran ser castigados muchas veces por lo nocivo de sus obras o la bajeza de su conducta. Puedo enfadarme, pero nunca envidiar a quienes reciben esos honores o prebendas. Frente a quienes, por el contrario, reciben merecidamente reconocimiento o recompensas, no siento envidia alguna, sino, cuando juzgo de interés sus obras, admiración y respeto. Insisto que no es mérito ni presunción, sino mi forma natural de reaccionar. Por eso siempre me quedo perplejo ante la envidia que tan bien describe don Quijote como fuente de disgustos, rencores y rabias. ¿Será porque, como bien dice, yo no siento deleite alguno en envidiar?

Si embargo, en mi vida me he visto muchas veces rodeado de envidiosos que me han hecho, sin saber por qué, el centro de sus rabias y rencores. Precisamente por no concebir bien el fenómeno de la envidia, por eso he sido también muchas veces incapaz de defenderme de sus malévolas trampas. Sentir envidia sería, según cierta teoría de la evolución, un fenómeno adaptativo, cuyo déficit padecemos algunos.

Amable lector, mi pregunta, la que te dirijo, es el saber si soy un tipo tan raro que de verdad nunca siento envidia de nadie, o si, por fortuna, tú o algún otro padeces la misma extraña enfermedad, pues por tal la juzgo, dado que parece ser poco útil para moverse en un mundo tan lleno de envidiosos y mediocres rencorosos. Sácame de dudas.