MIS LIBROS (Para adquirir cualquiera de mis libros escribir a huellasjudias@gmail.com)

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miércoles, 16 de abril de 2014

ELOGIO DE LA DESPREOCUPACIÓN


(Foto: Miguel del Hoyo)
Definamos primero la preocupación: un estado de ansiedad motivado por la anticipación de un acontecimiento futuro. Se focaliza la atención en algo que nos puede ocurrir y se adelantan sus consecuencias negativas. La preocupación nace del miedo. El miedo, a su vez, surge de la imposibilidad de controlar todo lo que nos puede ocurrir en el futuro.

La preocupación responde a una lógica perversa: si estamos alerta podemos prevenir mejor lo que nos pueda suceder. Pero como las posibilidades de que algo malo nos pueda suceder son prácticamente infinitas, cuanto más alerta estamos, mayores son los peligros descubrimos a nuestro alrededor. Además, más inclinados estamos a propiciar el cumplimiento de nuestros temores (la profecía autocumplida)

Hay preocupaciones concretas, circunstanciales, y otras más o menos abstractas y permanentes: desde la preocupación por una muela al miedo a un cáncer, de la declaración de la renta a morir en la carretera. La lista de nuestros miedos puede ser tan abrumadora como inabarcable. Las sociedades modernas, comparadas con otras épocas, han  aumentado terriblemente el número de nuestras posibles desgracias.

La estrategia de la preocupación, por tanto, parece algo natural e inevitable. Sin embargo, podemos preguntarnos por su eficacia. Es cierto que la preocupación produce un primer efecto tranquilizador al proporcionarnos una especie de "ilusión de control". Pero muy pronto desaparece este efecto y se produce una especie de huida interminable hacia adelante: aumentamos el nivel de preocupación y alerta para contrarrestar la propia ansiedad nacida de la preocupación. Un circulo vicioso, basado en los mismos mecanismos de la adicción: cada vez necesitamos más dosis de preocupación.

No hay mejor camino que desmontar el mecanismo de la preocupación: se basa en un autoengaño y una ilusión. Hemos de sustituirlo por algo mucho más racional: la prevención. La prevención es todo lo contrario de la preocupación. No se trata de negar las amenazas o peligros, sino de analizarlas y actuar consecuentemente. Cuanto más ansiosos y preocupados estamos, menor es nuestra capacidad de análisis y actuación.

(Foto: Vicente García)


La despreocupación tiene mala fama: se identifica con pasotismo e irresponsabilidad. Nada tiene que ver. La despreocupación es un estado de no preocupación. Es, sencillamente, no preocuparse por nada. Para alcanzar ese estado de serenidad y ausencia de miedo y ansiedad, se necesita disciplina interior, conciencia y aceptación. Aceptar, en primer lugar, que no somos inmortales; o sea, que nada ni nadie nos va a librar de morir.

La despreocupación no nace de ninguna falsa ilusión de control, sino de la conciencia de nuestra finitud temporal, de nuestra fragilidad física, nuestra limitación mental, nuestra inestabilidad emocional, nuestra insignificancia social (por muy encumbrados que estemos), nuestra dependencia material y psicológica. Una vez que nos aceptamos como somos, entonces podemos apreciar mejor nuestras enormes capacidades y posibilidades.

La preocupación es una trampa, una creencia, una superstición. No creas en el poder de la preocupación. Los problemas no desaparecen por preocuparnos de ellos. Tampoco aumentan con nuestra despreocupación. Cultiva la serenidad, la despreocupación, la aceptación. No hay mejor camino para despertar nuestra energía y confianza. Para enfrentarnos a las amenazas, peligros y miedos. Para actuar con eficacia y determinación.


viernes, 4 de abril de 2014

ANTONIO GAMONEDA HABLA DE LAS HUELLAS JUDÍAS Y LEONESAS DEL QUIJOTE

(Foto:Vicente García)
Intervención del Premio Cervantes Antonio Gamoneda en la presentación del libro “Huellas judías y leonesas en el Quijote. Redescubrir a Cervantes”, el 26 de marzo de 2014 en el Instituto Leonés de Cultura.


Estoy aquí por razones de amistad, y por voluntad y homenaje a la inquieta y alta personalidad creativa de Santiago Trancón, pero también para declarar mi interés por sus razonables hipótesis relacionadas con las huellas judías y leonesas en el Quijote. Huellas más gratamente atractivas con relación al mismísimo Cervantes. No voy a hacer una presentación al uso del libro de Santiago, algo que realizará luego Pedro Trapiello, pero sí voy a decir algo que me concierne, que me parece importante y que me acerca a las ya dichas razonables hipótesis de Trancón.

En otra ocasión, con seria responsabilidad, dije algo que de modo abreviado quiero repetir hoy y aquí: Sería simpleza inaceptable afirmar que en el Quijote no hay un trasunto, una creación autorreferente del propio Cervantes. Las pruebas están ahí y no hay más que verlas. El Quijote es una emanación de la vida, repito y subrayo ahora, una emanación de la vida de don Miguel. Don Quijote no es sólo imaginación. Don Quijote es don Miguel. Las locuras de don Quijote son representación de la conciencia, del pensamiento de don Miguel. Cervantes, para sobrevivir malamente, tenía que ofrecerse a la muerte. Vender su sangre en el mercado de las grandes empresas, negociadas a la contra entre los poderosos; practicar incluso dudosas prácticas, soportar los insultos de Lope de Vega, que al parecer fue su casero; pasar por el comercio (no sé hasta dónde disimulado) que de su cuerpo tuvieron que hacer sus hermanas. Cervantes era pobre. Cervantes era un oprimido, un creador oprimido.

En las locuras de don Quijote hay una constante. Don Quijote, o don Miguel, ignorando cualquier estatuto, da cuenta de la dialéctica universal y encontrada entre los fuertes, los ricos, los poderosos, sean éstos molinos de viento, alguaciles, duques... La dialéctica entre esos poderosos y los débiles, los pobres, los maltratados..., sean éstos pastorcillos apaleados, galeotes o villanos escarnecidos. En cualquier caso don Quijote declara terminantemente su vocación: “Aquí encaja la ejecución de mi oficio, deshacer fuerzas, socorrer y acudir a los miserables”. Me pregunto, que si Cervantes tuvo la vida que tuvo y don Quijote piensa y se esfuerza como lo hace, ¿no está clara la correspondencia entre las circunstancias existenciales de Cervantes y la locura rebelde y justiciera de don Quijote? Las fantasías creadas, ¿no están expresando las dolorosas verdades de su creador, sus necesidades y sus deseos?

Quiero hacer dos citas breves iniciales y quizás subalternas en el conjunto de la obra de Santiago. Escribe Trancón que el Bachiller Sansón Carrasco, que bien lo conocía, dice de don Quijote que “tiene la nariz aguileña y algo corva” y es “de bigotes grandes”. Cervantes por su parte se describe a sí mismo como “de rostro aguileño, nariz corva y bigotes grandes”. La igualdad de los retratos es total. Trancón hace la cita para presentar indicios de la presunta estirpe judía de Cervantes, pero también para hacernos ver que Cervantes atribuye a don Quijote idénticos rasgos tipificantes que a sí mismo. Tipificantes en el pensamiento popular y amplio, si no etnológico o antropológico, como es la configuración del rostro caracterizadamente judío. Esta igualdad a mí me basta. Y les diré por qué. Me basta como indicador sencillo, pero claro y hasta objetivo, de que Cervantes se identifica con don Quijote, y que su obra es trasunto y emanación de su propia vida. Son dos descripciones iguales referidas al rostro, pero que están presuponiendo que para Cervantes don Quijote, su creación, es necesariamente él mismo. Quizás Cervantes sabía poco de su propia grandeza y la de don Quijote, pero en su imaginación traslada poéticamente a su obra la propia dimensión de su vida. Porque el Quijote es un libro esencialmente poético, en el que está toda la poesía del mundo.

Queriendo o sin querer, Cervantes, en esta tipificación del rostro está declarando que don Quijote es él y que don Quijote es una emanación de su propia vida. Así que tienes razón Santiago, hay mucho que desvelar de Cervantes y el Quijote. Como bien escribes, “parece que ha llegado la hora de sacar a la luz algunas cosas ocultas sobre la vida de nuestro escritor más insigne y que salga a flote alguna verdad nueva sobre su obra, por encima del mar de opiniones y comentarios, no siempre acertados, que desde hace cuatrocientos años ha suscitado”.



Yo pienso que los deseos de Santiago Trancón son justos y no excesivamente exigentes. Pienso, a la luz de aportaciones como la de Santiago Trancón, y de otras venideras, que una visión más profunda, otra comprensión, simultánea, pero real, del Quijote, es hoy más importante y más oportuna que nunca, teniendo en cuenta los tiempos que estamos viviendo. 

domingo, 30 de marzo de 2014

EL MISTERIO DE LA AUTOCONCIENCIA


La conciencia es un darse cuenta.
El nivel más bajo de la conciencia es puramente reactivo.
Un organismo percibe algo que afecta a su supervivencia y reacciona.
Aquí no hay distinción entre la percepción del estímulo, el darse cuenta y la reacción.

El desarrollo de la conciencia humana ha ido separando la percepción, del darse cuenta, y el darse cuenta, de la reacción.
Los estímulos sensoriales se van "armando" (articulando, integrando) hasta construir un todo, una "imagen" perceptiva. La percepción es una construcción cerebral: destaca unos estímulos y desecha otros.

El siguiente nivel de conciencia consiste en romper el automatismo de la percepción (una vez construida, la interpretación perceptiva se convierte en automática a través de la repetición).
Somos capaces de establecer una distancia y un tiempo entre la percepción y la reacción.
La conciencia nos permite pararnos y darnos cuenta, no sólo de lo que percibimos, sino del hecho de que estamos percibiendo.

El nivel más elevado de nuestra conciencia aparece cuando nos damos cuenta de que somos nosotros los que percibimos: alguien o algo percibe.
Se produce la distinción entre lo percibido y el que percibe.

A partir de este momento, nosotros mismos nos convertimos en el objeto de nuestra propia percepción: surge la autoconciencia. Pero este hecho nos produce una profunda extrañeza, porque implica un desdoblamiento: hemos de salir de nosotros mismos para poder vernos a nosotros mismos.

La autoconciencia es un estar dentro y fuera de sí mismo a la vez.
Al elevar nuestra conciencia nos escindimos, nos damos cuenta de que estamos a la vez en el mundo y fuera de él.
Para tomar conciencia hemos de separarnos del mundo, pero de lo que nos damos cuenta entonces es de que no somos más que una parte de él.

Si estuviéramos totalmente fundidos con el universo, no podríamos tener conciencia de él ni de nosotros mismos.
Necesitamos ser finitos y estar separados para poder tomar conciencia del mundo. La conciencia nace de la finitud y la separación.
La conclusión, tremenda, es que el Infinito, para tomar conciencia de sí mismo, necesita de nosotros, o sea, de nuestra finitud.

Toda autoconciencia nos produce extrañeza porque nos conecta con la Conciencia del Infinito.
La conciencia es un asunto que va mucho más allá del yo. No hay modo de explicar esto. Es un misterio.
(Fotos: S. Trancón)



miércoles, 19 de marzo de 2014

LENGUAJE Y PENSAMIENTO

(Foto: S. Trancón)

No hay pensamiento sin lenguaje. Pensamos con palabras y a través de ellas. Pero el lenguaje es algo más que pensamiento. El lenguaje es una estructura que funciona según sus propias leyes.

El lenguaje es un instrumento. Como instrumento, busca siempre la eficacia. Para ser eficaz, ha de ser rápido; y para ser rápido y eficaz, necesita crear, a través de la repetición, sus propios automatismos.

El lenguaje es en gran parte un proceso automático e inconsciente. El pensamiento consciente está limitado y determinado por la estructura y la función automática del lenguaje. Pensamos con las palabras, pero las palabras también piensan por nosotros.

Para pensar es necesario romper el automatismo del lenguaje. El lenguaje, que hace posible el pensamiento, es también quien lo dificulta. Las palabras dicen, pero al mismo tiempo no nos dejan decir. Las palabras nos ayudan a pensar, pero también nos impiden pensar.

Decir es dejar de decir. Decir algo es renunciar a decir otra cosa. Hay que elegir. Pensar algo es dejar de pensar otra cosa. Pensar es también sopesar y elegir.

La palabra oculta y revela a la vez. El pensamiento ilumina y oscurece a la vez.
El lenguaje limita el pensamiento, pero el pensamiento transforma el lenguaje y amplía sus límites.

El pensamiento y la palabra son energía, mueven la energía, canalizan la energía. Cuanta más energía tengamos, mayor capacidad tendremos para transformar la palabra y ampliar los límites del lenguaje.

Vivir es pensar y hablar intensamente. Para vivir y pensar intensamente hay que acumular energía y aprender a canalizarla. Para acumular energía hay que aprender a dejar de hablar y de pensar para sumergirse en el silencio y el vacío. Sin el silencio y el vacío sólo hay parloteo, pensamiento repetitivo.






lunes, 10 de marzo de 2014

UN PASEO POR EL PARQUE

Esta tarde me he dado un paseo por el Parque de la ribera del Manzanares. Madrid, en contra de su fama mesetaria, tiene más parques y zonas verdes que muchas otras ciudades del mundo. Es, por ejemplo, muchísimo más verde que Montréal, ciudad en la que estuve hace un par de años, que me sorprendió por su "aridez" paisajística.

He dado un paseo y, sin pretensión alguna, con una camarita de esas que caben en la palma de la mano, he hechos unas fotos. Aquí van, simplemente porque me gusta el contraste entre esa cabeza "embarullada" (como es la de la mayoría), y las reverberaciones del agua en la que nadan apaciblemente los patos y las fochas.












jueves, 6 de marzo de 2014

CÁBALA Y CREATIVIDAD

(Foto: Marimar Trancón)

Leo el excelente libro de Mario Sabán, Maasé Bereshit (El Misterio de la Creación) y trato de asimilar alguno de los principios básicos de la Cábala, aquel que explica la existencia del mundo (de todo lo que existe, el universo visible y todos los universos invisibles) como un proceso que se origina a partir de una “contracción” (tzimtzum) del Ein Sof (el Infinito) sobre sí mismo. Este “repliegue” crea “un vacío” a partir del cual puede surgir todo lo que existe. Sin ese vacío no sería posible la Creación, que no es más que una manifestación del Ein Sof. 
Mientras leía esto escribí unas líneas que ahora reproduzco:

Para crear primero ha de hacerse un vacío.
Hay que retirar la atención y la energía, retraerla de algún lugar para que surja un vacío en el que pueda aparecer lo nuevo.
El vacío es un espacio necesario para que pueda surgir la creatividad.
Para crear primero hay que despojarse de algo.
No hay creación sin destrucción previa de algo.

La creación se produce al penetrar en el vacío la energía del Infinito.
La creación es una revelación, una manifestación de la energía y la conciencia del Infinito.

Somos fragmentos finitos de una conciencia infinita.
Somos fragmentos, cápsulas finitas de energía conectadas con una energía infinita.

Para crear (crear es hacer surgir algo nuevo, anteriormente inexistente) es preciso “retirar” nuestra energía y nuestra conciencia de aquello a lo que está “enganchada” (pensamientos, esquemas mentales, hábitos, rutinas, automatismos emocionales...) para lograr un instante vacío, un silencio interior, que permita una conexión con el Infinito, la fuente de toda creatividad.

El sujeto de la creatividad no es el yo. La fuente de lo nuevo no reside en nosotros mismos. Se equivocan los que creen que con esfuerzo pueden sacar de sí mismos lo que proviene del Infinito.
Nuestro esfuerzo no consiste en “construir” nada, sino en despojarnos de todo para crear un vacío dentro de nosotros mismos en el que se pueda manifestar lo nuevo. 

La creatividad es una manifestación, no de los poderes del yo, sino del Misterio del Infinito, del que ha surgido todo. 

domingo, 23 de febrero de 2014

POR QUÉ ME FUI DE CATALUÑA

HE PUBLICADO ESTE ARTÍCULO en la "CRÓNICA GLOBAL" reflexionando sobre los motivos que me llevaron a abandonar Cataluña a finales de 1981. Llevaba más de 10 años viviendo en Barcelona, la ciudad más abierta y libre de España a finales del franquismo, hoy oficialmente dominada por la intransigencia independentista, aunque todavía se resiste a la asimilación forzada y la imposición del monolingüismo excluyente.

http://www.cronicaglobal.com/es/notices/2014/02/por-que-me-fui-de-cataluna-5149.php

(Foto: Fernando Redondo)

http://www.cronicaglobal.com/es/notices/2014/02/por-que-me-fui-de-cataluna-5149.php

miércoles, 19 de febrero de 2014

UNA RESEÑA EN "TARBUT SEFARAD"

(Foto: Vicente García)


Acaba de salir esta reseña en Tarbut Sefarad sobre mi libro.


Lunes, 17 de febrero de 2014

Santiago Trancón está preparando la publicación del libro Huellas judías y leonesas en el Quijote. La obra, que edita Punto Rojo, está en la imprenta y la previsión es que a finales de este mes de febrero ya esté disponible. Se trata de un libro que revoluciona todos los estudios que se han llevado a cabo hasta hoy sobre Cervantes y el Quijote. Imprescindible para entender el sentido y las claves de la novela más importante de todos los tiempos. Una investigación rigurosa, escrita con entusiasmo y claridad, que presenta ante el lector a un Cervantes desconocido y apasionante.
Un estudio atrevido que rebate interpretaciones y dogmas poco fundamentados, que redescubre e ilumina los aspectos más esenciales del Quijote, en gran parte ocultos o ignorados.
Escribe su autor:
“La curiosidad nos mueve a conocer lo desconocido. La curiosidad, la inquietud y el amor al conocimiento me movió a mí a sospechar que todo lo sabido y consabido de Cervantes y el Quijote tenía ya mucho polvo encima, con lo que apenas se reconocían ni el autor ni la obra más famosa y estudiada de la historia. El Quijote y Cervantes necesitan ser releídos, redescubiertos y revalorizados. Necesitamos construir una interpretación más ajustada a la verdad histórica y literaria”. Y aclara: “No se trata de destruir nada, sino de defender una interpretación distinta de la vida y la obra de nuestro escritor más universal y reconocido, basada en la lectura atenta y sin prejuicios del texto, huyendo por igual de dogmas academicistas como de conjeturas sin fundamento”.
El origen judeoconverso de Cervantes, la intencionalidad crítica y paródica del Quijote, la vinculación de su autor con el entorno geográfico y social de la montaña, la ribera y la meseta leonesa, así como la influencia de este espacio en la creación literaria cervantina, son, según este autor, elementos fundamentales para entender el Quijote y elaborar un discurso y una nueva iconografía, mucho más sugerente y atractiva que la hasta ahora divulgada. El lector descubrirá aquí datos, hechos, indicios y evidencias inexplicablemente ignoradas hasta ahora, a pesar de ser tan reveladores. Escrito con rigor y amenidad, este libro no defraudará a ningún lector curioso, inquieto y amante de la verdad.


Biografía del Autor
Santiago Trancón Pérez, nacido en Valderas (León), es doctor en Filología Hispánica, premio extraordinario de tesis doctorales por la UNED en el 2006, y tiene editados, entre otros libros: De la naturaleza del olvido (poesía, Colección Provincia, León 1989), En un viejo país (novela, Huerga y Fierro, 1997), Teoría del Teatro (ensayo, Fundamentos, 2006), Castañuela 70. Esto era España, señores (VVAA, estudio histórico, Ramalama Music, 2006), Teatro breve de Rafael Gordon (edición y estudio, Fundamentos, 2006) Desvelos de la luz (poesía, primer finalista del II Premio Viaje del Parnaso, Huerga y Fierro, 2008) Memorias de un judío sefardí (Infova Ediciones, 2011) Además, ha publicado cientos de artículos de análisis y crítica teatral y literaria en El Viejo Topo, Ajoblanco, Diwan, Primer Acto, Cuadernos Hispanoamericanos, Signa, Epos, etc. Ha sido crítico teatral de Diario 16 y El Mundo. Profesor de Lengua y Literatura Española, ha impartido la enseñanza en Barcelona y Madrid. Ha sido profesor de dramaturgia en la RESAD de Madrid durante siete años. Asumió el cargo de Director General de Promoción Cultural de Castilla y León (1984-1988), impulsando, entre otros proyectos, el Festival Titirimundi de Segovia. Ha participado en programas de TV como La clave, Negro sobre blanco, Cultura con ñ y Las noches Blancas. Ha dado numerosas charlas y conferencias en diversos centros e instituciones, y participado en varios congresos, como la 40e Rencontre Québécoise Internationale des Écrivains (Montréal, 2012) o el I Congreso Internacional Reencuentro e Historia de la Aljama de Zamora (Zamora, 2013). Más información en su blog: www.hacer-pensar.blogspot.com
Para cualquier información o contacto, enviar un mensaje a: huellasjudias@gmail.com

Editorial Punto Rojo
392 páginas.

viernes, 7 de febrero de 2014

VIDEO SOBRE MI LIBRO CERVANTINO

Presento aquí un vídeo de 1 minuto y 25 segundos sobre mi libro "Huellas judías y leonesas en el Quijote. Redescubir a Cervantes".
Amplía la pantalla para verlo mejor.



PARA ADQUIRIR EL LIBRO O
PARA CUALQUIER INFORMACIÓN O CONTACTO
escribir un mensaje a:
 huellasjudias@gmail.com

sábado, 1 de febrero de 2014

LA VERDAD BASURA

(Foto: Gil Ruiz)

Siempre hemos pensado que la verdad nos hace libres, que la verdad es revolucionaria, que la verdad es poder, que la verdad es el fundamento de la democracia...

Siempre hemos creído que la información ha de estar al servicio de la verdad, porque cuanto más informado esté un pueblo, más difícil es engañarlo y manipularlo...

Siempre hemos luchado contra la censura, la desinformación y la mentira, porque todas las dictaduras se han basado en el engaño y la ignorancia.

Decir poder era hasta hace poco sinónimo de ocultación, control y manipulación de la información. Todavía lo es hoy en muchas partes del mundo.

Pero algo está cambiando radicalmente. La verdad empieza a ser inofensiva. La verdad empieza a perder valor e influencia. La verdad se está degradando hasta alcanzar la categoría de verdad basura.

La verdad ha dejado de tener importancia porque su conocimiento no produce ninguna reacción, ningún cambio social. La verdad, incluso, se ha convertido en un mecanismo de la paralización.

Es algo totalmente nuevo. Los poderosos empiezan a perder el miedo a la verdad. La dominación y la tiranía ya no necesitan de la ocultación ni de la mentira. Todo puede salir a la luz y no pasa nada.

¿Cómo hemos llegado a esta situación? Mediante un mecanismo psicológico enormemente eficaz: la saturación. El exceso de información, el bombardeo constante de estímulos lingüísticos y visuales, produce un aturdimiento mental y sensorial, parálisis e indefensión. Ni un minuto de silencio, ni un minuto sin palabras o mensajes, sin imágenes, sin música, sin sonidos, sin objetos que pasen ante nuestros ojos, sin reclamos que exigen nuestra atención...

Nuestro cerebro está hiperexcitado por la inundación de millones de estímulos que debe procesar y valorar constantemente. El cerebro no puede valorar, juzgar, analizar y deducir las implicaciones de toda esa información. No tenemos tiempo para realizar esta tarea porque nuestra atención es limitada y además esto exige esfuerzo.

Como no tenemos tiempo para pensar, nos dejamos llevar por la estimulación. La estimulación crea adicción. Lo que necesitamos es recibir estímulos, que no se rompa la cadena de excitación cerebral y sensorial. Y como toda adicción, cada vez se exige una estimulación mayor. Las imágenes han de ser cada vez más crudas, los insultos más burdos o soeces, las verdades más escandalosas, los atropellos más descarados, la negación o el rechazo de los hechos más atrevido. Cada información anula así a la anterior. Es lo que se busca.

La duda nos incomoda, la rechazamos. Para evitar pensar, nos buscamos un atajo: el identificarnos con el pensamiento de otros. Aquí es donde interviene el grupo, la ideología. Preferimos que nos lo den todo resumido y sin titubeos. Exigimos en todo respuestas rápidas y fáciles. Necesitamos agarrarnos a la información más simple, aquella que nos lo da ya todo resuelto y valorado, la que nos proporciona la identificación con el grupo. Cuanto más confusión, cuanto más compleja se vuelve la realidad, mayor adhesión a la ideología del grupo.

Los titulares son la información resumida, pensada y valorada. Pensamos con titulares, no hacemos otra cosa que repetir titulares. Cada vez nos cuesta más leer información razonada, larga, que nos obligue a pensar. La lectura se ha vuelto superficial, rápida, corta, variada, efímera. Somos autómatas, espejos que no hacen otra cosa que reflejar lo que nos ponen delante. Repetidores.

Una vez controlada la mente por saturación y simplificación, es ya muy fácil manipular lo más importante, las emociones. Las emociones se vuelven superficiales y efímeras, incapaces de generar ninguna acción. Porque sin emociones profundas no hay acción. Lo más que se provoca son reacciones pasajeras.

Estamos programados para actuar como autómatas, con un cerebro sobreexcitado e inoperante, sin autonomía ni libertad. Hemos dejado de ser autoconscientes, hemos dejado nuestra capacidad de pensar de modo individual y consciente en manos de los otros.

Lo más importante es recuperar el pensamiento propio, la capacidad de discriminar, de valorar, de elegir. Para ello hay que paralizar la sobreexcitación. No necesitamos tanta información, casi siempre redundante e inútil. Son más importantes nuestras ideas y actitudes. No necesitamos tanta información para saber qué pasa, quién nos domina y cómo.

Lo que necesitamos es ser dueños de nuestras emociones, de nuestras reacciones, de nuestros pensamientos. La acción sólo es posible si confiamos en nuestros pensamientos y emociones, si vencemos al mecanismo interno de paralización que produce la saturación informativa y estimular.

(Foto: Miguel del Hoyo)


Hay que pararse. Hay que romper el mecanismo perverso de la sobrestimulación. Hay que desengancharse de la excitación superficial. Hay que confiar más en nuestros pensamientos, en nuestras ideas, en nuestras emociones. No dejarnos arrastrar por la presión del grupo. Pensar con libertad y autonomía.

La verdad sigue siendo importante. Al degradarla, al neutralizarla mediante la redundancia y la saturación, lo que se busca es volverla efímera, desvirtuarla, hacerla equivalente a la mentira. Que no distingamos entre los hechos y las conjeturas, las suposiciones y los actos, la injusticia y la justicia, el crimen y la ley. Con la disolución del concepto de verdad lo que se busca es diluir la responsabilidad y que los poderosos puedan actuar con total impunidad.

Los poderosos de este modo acaban siendo inalcanzables. No tienen miedo a ostentar su poder, su dominación, su desprecio. No les importa que se conozca la verdad de sus mentiras. Se están haciendo inmunes a la verdad. Al comprobar que la verdad acaba paralizando a las masas, su descaro se está volviendo cada vez mayor. Han descubierto la dictadura perfecta, la que no exige grandes aparatos de represión o engaño. Basta con dejar actuar al ecosistema tecnológico que han creado.

La capacidad de resistencia de los oprimidos, humillados y dominados, sin embargo, no ha desaparecido. Las protestas sociales son en gran medida reactivas y efímeras, pero siguen siendo imprescindibles. De lo que hemos de ser conscientes es de que resultará mucho más difícil que antes cambiar las cosas, porque la verdad, por sí sola, ya no basta. Sobre todo cuando la convertimos en verdad basura, de usar y tirar.   

lunes, 20 de enero de 2014

REFLEXIONES METAFÍSICAS

(Fotos: Isabel Trancón)


La filosofía, como reflexión metafísica, ya no interesa a casi nadie. A mí, sin embargo, me sigue fascinando. Adentrarse en su laberinto, estimula y reconforta. Produce un efecto purificador de la mente.

El sefardí Baruj Espinosa es uno de mis filósofos preferidos. Dice: “Entiendo por sustancia aquello que es en sí, y se concibe por sí; es decir, aquello cuyo concepto no necesita del concepto de otra cosa para formarse”. Me paro a meditarlo.

Mi mente apenas puede concebir algo que exista en sí o por sí mismo. Todo lo concibe causado o producido por otra cosa. Así parecen confirmarlo mis sentidos. Todo lo nuevo que surge ante mis ojos proviene de algo: de la semilla brota la planta, de las flores los frutos, del vientre de la leona los cachorros, de las nubes la lluvia, de mi garganta un grito.

Pero si reflexiono un poco, esta evidencia se vuelve enseguida confusa e insegura. Que yo establezca una relación de causalidad entre dos fenómenos, basándome exclusivamente en su contigüidad espacio-temporal, no deja de ser algo arbitrario. No todos los fenómenos contiguos establecen entre sí una relación de causalidad, ni las mismas causas producen siempre los mismos efectos, ni los mismos efectos son siempre producidos por las mismas causas, ni siempre puedo establecer o comprobar el mecanismo mediante el cual una causa produce un efecto, etc.

La relación causa-efecto se basa casi siempre en un proceso invisible y muy difícil de comprobar. Necesitamos darlo por supuesto basándonos en estadísticas o probabilidades. “Casi siempre ocurre así” o “nunca ocurre de modo contrario”, como el que si una manzana se desprende del árbol no vaya a parar al suelo.

Pero ahí está Espinosa para decirnos que la sustancia es algo que existe en sí mismo y por sí mismo y que no necesita de ninguna otra cosa o concepto para formarse. Por ejemplo, el universo. El universo existe por sí mismo y no necesita ninguna otra causa o cosa para formarse y existir. Su esencia es inseparable de su existencia. No procede de nada que no sea sí mismo. Por tanto, es algo eternamente preexistente sin que proceda de nada anterior.


Si yo trato de entender esto, acabo imaginando que el universo ha surgido de la nada; y entonces debo otorgar a la nada la capacidad de autoengendrase, autoconcebirse y autotransformarse, pero sólo desde sí misma, sin necesidad de recurrir a ninguna fuerza o causa externa. Ahí me quedo, apenas puedo ir más allá. Tan inconcebible es para mí esa sustancia eterna como la nada absoluta: ambas serían lo mismo.

Una conclusión práctica: todo, a pesar de lo que me dicen mis sentidos, forma parte de una sustancia eterna y de una nada absoluta. También yo mismo. 

viernes, 10 de enero de 2014

¿LA MEJOR NOVELA DEL AÑO?



En los balances de fin de año, El País ha elegido a Intemperie, de Jesús Carrasco, como la mejor novela del año. Caí en el reclamo publicitario y regalé el libro a un amigo. Grave error. Siempre es arriesgado regalar un libro, pero mucho más hacerlo fiándose de las críticas de los suplementos culturales o las revistas, porque hoy, sencillamente, no existe la crítica literaria, ha desaparecido por completo. Lo que queda son gacetilleros que escriben lo que creen que deben escribir. Y lo peor es que muchos lo hacen convencidos de que sus opiniones son las más justas y acertadas.

A mi amigo no le gustó nada esta novela. Decidí leerla y comprendí su reacción. La novela es un disparate argumental, inverosímil, cochambroso y desagradable. Me costó llegar al final. Nunca más volveré a regalar un libro sin leerlo antes.

¿Qué han visto en ella los críticos y los lectores? Reconozco que la prosa tiene ritmo; que, a pesar de las arbitrariedades y extravagancias descriptivas, el autor logra crear una atmósfera densa y opresiva que contiene alguna intriga, y que, si uno es un lector sin escrúpulos, hasta puede llegar a interesarse por la peripecia de un niño y un viejo mugrientos, a los que persigue un alguacil perverso y malvadísimo. Pero todo está construido con trucos tan burdos como arbitrarios, hechos para llamar la atención y exhibir una originalidad artificial: cierta crudeza y truculencia descriptiva, dislocaciones semánticas y rarezas comparativas, una simplificación argumental llena de reiteraciones, insinuaciones simbólicas envueltas en vaguedades líricas, dosis recargadas de “realismo sucio” y mucha impostura ruralista. He aquí algunas citas que hablan por sí solas:

Lamió la barra de carne” (se refiere al salchichón).
Sintió el pataleo de liebres que escapaban” (imagínate a las liebres pataleando y escapándose...)
En lo que a él respectaba, se alejaban del pueblo”(en lo que mí respecta...)
Sorbió los mocos para despejar los conductos” (no para otra cosa).
La voz del viejo brotando de la mismísima tierra, abriéndose camino entre las capas rocosas para reventar el hongo maloliente en que vivían” (el viejo no ha dado un grito, sólo le ha dicho al niño “no temas”, pero su simple voz produce efectos cósmicos).
El cabrero terminó de orinar y luego se sacudió. Cuando se dio la vuelta, el niño apreció la humedad de sus pantalones y cómo, de la bragueta, asomaba rosado su glande” (...¡!..).
Le clavó los talones al asno, arrancándole un corto trotecillo que le alejó del castillo entre eructos agrios” (¿eructos de quién, del burro o del niño? Menos mal que el trotecillo era “corto”).
Atizaba al asno con la vara, haciendo que el animal rebuznara incómodo” (¿sabrá lo que es un rebuzno? ¿Y un asno?)
Miles de millones de estrellas sobre su cabeza, muchas de ellas ya muertas, enviaban su luz a guiños” (menos mal que no la enviaban a chorros y que, además, estaban ya muertas).
El pensamiento como un cincel frío sobre sus tiernas fontanelas o una afiladísima gubia levantando la piel de sus codos en busca del hueso blanquecino” (se refiere a un recuerdo que le atravesaba “las fontanelas”, porque tenía varias, no una sola, como el resto de los mortales).
La mezcla de hollín, polvo, sangre y orina formaba churretes oscuros que le corrían por las piernas”. “Se despertó acalorado y con sensación de humedad en los pies. Abrió los ojos y vio el final de sus piernas enterrado en un montón de excrementos del burro, con restos de orina alrededor” (el niño vive entre inmundicias, pero es muy sensible y tiene un olfato increíble:).
Olía a madera carcomida y a tripa seca de embutir”. “Olía a sombra y a aceitunas podridas”. “Olía a cebolla seca”. “Olía a lino húmedo y a quietud, o a cal y barro de adobe amontonándose sobre los rodapiés” (la casa de adobe, medio derruida, tiene “rodapiés”, y sobre ellos se amontona el olor a “barro de abobe”).
Simplemente se quedó junto al viejo encorvado, sintiendo el roce del cielo con la Tierra” (fíjese en esta mayúscula: el relato tiene preocupaciones ecológicas cósmica, y el niño es capaz de “sentir” el “roce” del cielo).
Vemos “un garfio romo”, “un sembrado yermo”, “una sombra rala”... Maestro del oxímoron.
El viejo es muy hábil, caza a una rata que está en la panza de un buey muerto colocando una manta en el ano del animal... La rata, por supuesto, se la comen el niño y el viejo.
Un pozo medio seco, de más de seis metros de profundidad, está lleno de lombrices y renacuajos... (¿habrá visto alguna vez un pozo, una lombriz o un renacuajo, o se lo han contado?)
El cabrero le enseña al niño a ordeñar las cabras, “otorgándole en ese instante la llave de una sabiduría perenne y esencial” (ordeñar una cabra es un arte dificilísimo, un compendio de sabiduría universal).
Todavía era de noche cuando le despertaron las hormigas” (eran madrugadoras estas hormigas).

El relato es todo él una impostura: el autor, o no ha vivido jamás en un pueblo, o no se ha enterado de nada. Su ruralismo es inverosímil, inimaginable e inexistente. Nos describe un pueblo campesino que tiene estación de tren y silos, pero en el que sólo el alguacil y el cura tiene gallinas o animales de corral. ¿Y de dónde ha salido ese alguacil, y por qué se convierte en representante del poder más abyecto y sádico? ¿De qué campo extremeño nos habla?

Buscar la originalidad a base de extravagancias y frases rebuscadas, describir situaciones y movimientos absurdos, usar términos en desuso para demostrar conocimientos rurales especiales. Describir realistamente un espacio que no logramos reconocer en ningún momento, porque está hecho de retales, de rotos cosidos con aguja gorda; un lugar árido como un desierto, pero por allí aparecen encinas, chopos, alisos, fresnos, pinos, robles, un almendro, una higuera, una parra, una palmera... La palmera está “carcomida” y su tronco tiene un gran agujero... ¿Habrá visto el autor alguna vez el tronco de una palmera? Una manta le cubre al cabrero el cuerpo entero, “desde los pies hasta la coronilla”, por si no nos habíamos enterado.

Se recrea el autor en lo escatológico, la podredumbre, lo maloliente, la suciedad, la degradación física y la miseria. Un tullido sin piernas se mueve sobre una tabla con ruedas y vive sólo en un pueblo de tierra abandonado, pero rodeado de la mayor abundancia: jamones, chorizos, legumbres, pan, tocino, nueces, perrunillas, vino de pitarra...


¿Qué indica todo esto? Que es más fácil escribir sin ton ni son, sin orden ni concierto, sin exigencias de verosimilitud espacial y argumental, como si no existiera ningún principio de coherencia en la creación de mundos literarios, que ajustarse a la construcción de realidades verosímiles y autoconsistentes, por muy imaginarias y ficticias que sean. Lo sorprendente es que una novela tan indigesta haya sido elevada al primer puesto de la creación literaria de nuestro país. ¿Otro síntoma de nuestra degradación general?  

lunes, 23 de diciembre de 2013

REFLEXIONES CERVANTINAS


He aquí unas frases de Cervantes que me han hecho meditar.
Acaba un año socialmente catastrófico y conviene no perder el rumbo.
El centro está en nosotros.

(Foto: Edgar García)


“No es un hombre más que otro, si no hace más que otro” 
  “Ruin sea quien por ruin se tiene”
“Cada uno es hijo de su obras”
Tú mismo te has forjado tu ventura 
  “Con poco me contento, aunque deseo mucho”
“Lo que se sabe sentir, se sabe decir”


No eres más que nadie. No eres más importante que nadie.

No eres menos que nadie. No eres menos importante que nadie.

No eres igual a nadie, porque nadie es igual a ti. 

Acepta la responsabilidad que tienes sobre ti mismo.

Lo que tú puedes hacer, nadie lo hará por ti.

Lo que tú tienes que hacer, nadie lo hará por ti.

Si te consideras ruin, por ruin serás tomado.

Lo que eres es el resultado de lo que haces.

Lo que eres hoy es el resultado de lo que hiciste ayer.

Actúa como quieres ser y serás el que quieres ser.

Desea mucho y conténtate con poco.

Conténtate con poco, pero desea mucho más.

No basta sentir, hay que saber sentir.

Para saber sentir hay que saber ver.

Saber ver es ver sin prejuicios, sin esquemas, sin miedo a lo que se ve.

Si sabes sentir, sabrás decir lo que sientes y lo que ves.


¿Qué otra cosa es vivir?

jueves, 19 de diciembre de 2013

CRÓNICA DEL ENVILECIMIENTO (2)

Me escribe un anónimo seguidor y me envía un nuevo artículo sobre la situación de nuestro país, al que titula genéricamente “CRÓNICA DEL ENVILECIMIENTO”. Lo copio sin más comentario ni añadidos.
(Foto: Fernando Redondo)


Amigo copista, transportador de mis desahogos, momentos de encanallamiento interior a los que mi terapeuta aconseja airear con abanico de pluma, sin censuras, para que lo escrito produzca cierto alivio curativo. La Navidad se viene, esto no se va, y nosotros nos iremos mientras el país revienta por los diecisiete puntos cardinales. Es imposible ya escribir una crónica que cuente y explique lo que nos está pasando, salvo eso, detectar que el estercolero (muladar, albañal, decía yo de pequeño) nacional crece y ya tapa todas las Españas, la goda y la visigoda, la fenicia y la judía, la musulmana y euskalduna, la celta, la bética y la penibética. Y apenas hemos empezado a destapar el tarro de las esencias.

Te comento la última, amigo terapeuta: 
Ahí está Blesa, el caso, la cosa. ¡Qué era Caja Madrid, por la Santísima Trinidad de Gaeta! ¿Cómo se puede robar con tanta impunidad, con tanto descaro, con tanto envilecimiento? Y todo por ser amigo del desbigotado Aznar. Y tanto pa ti y tanto pa mí. Bueno, para mí más, que para eso he sido, soy y seré. De los 54 millones de la sobrevaloración de esos cuadros (por decir algo), ¿con cuántos  millones ¡de euros! pensaba quedarse el hijo del arrogante ex presi(diario)? Con lo que le cuesta componer ese rostro casi imposible, que se le descuajaringa en cuanto intenta sonreír, que no le sale, que se le descompone. ¿Se pueden ganar, atrapar, rapiñar 30, 40 millones así, con unos cuantos e-mail? ¡Pues sí, lo fue, lo es y lo seguirá siendo! Y no hay juez ni ley que los trinque, los enchirone, los sepulte en mazmorras para toda la eternidad, que no salgan jamás de la cloaca en la que han metido a tres cuartos de España. Pero antes arrojarán al mar al juez que intente hacer otra cosa que no sea encubrir, emponzoñar y lanzar el nauseabundo aroma hacia los otros, los que han dejado el país así y nosotros no hacemos más que lo único que podemos hacer para solucionar esto. Fueron, fuese, y aquí no hubo nada. 

Me cuentan que el tal Blesa compraba caviar de ¡700.000! euros el kilo. Con la rebaja, se compró un cuarto por ¡60.000! euros. Eso de aperitivo. El aperitivo de la boda de la hijita del estraperlista de cuadros. ¿Cuánto costó aquel vergonzoso espectáculo? ¿Quién lo pago? Aparte de la seguridad y vigilancia, que esa sí la pagamos todos. ¿Qué es lo que más indigna de todo esto, hasta enfermar? ¡La impunidad! ¡La arrogancia! ¡El insulto! ¡El vómito que te echan encima, mientras te dicen que es por tu bien, para que no vivas más por encima de tus posibilidades! ¡Pero si yo siempre he vivido por debajo de mis posibilidades! ¡Si mis posibilidades las tenía en sus manos el banco, con su hipoteca vampírica! 

¡Y sube la luz para que los atracadores de las industria eléctrica acumulen más beneficios!

Te querría hablar de los Juegos Olímpicos madrileños, de la metepatas, la mentecata y paleta alcaldesa, un despropósito humano, un mal bicho, que me ha clavado a una cruz con el último IBI y me acosa con multas astronómicas y basura en las calles y baches destrozacoches por doquier, adoquín por adoquín, adoquinada cabeza llena de rulos. Pero a su ladito veo al otro modelo femenino del poder reinante que nos abruma con humillaciones y desfachateces innúmeras. Hasta la punta de su altiva nariz está llena de chanchullos, mangoneos, protectora y encubridora de corruptos como ninguna. Dejó en su puesto a un pupilo listillo, que no iba a ser menos y quién sabe, hasta se atreve algún juez a señalarlo como uno más de la espesa e irrespirable charca en la que han chapoteado como tiburones recién mutados.
¡Y todo con la connivencia de los Sindicatos, que, si no tan insultantemente corruptos, han ido mirando para Cartagena con tal de recibir algunas migajas de la mesa! ¡Ahora lo descubren, como si no estuvieran en los consejos de administración de todas las Cajas! 

¿Y qué decir de los más mentirosos, los mayores atracadores impunes desde hace ya casi cuarenta años, los nacionalistas pujolistas, ahora ya sin la careta de salvadores de España, envueltos en una banderola que da fiebre, que les hace sentir ya triunfadores antes de la última batalla, y que han arrastrado a los más cretinos, los llamados de izquierdas, aunque de ello no tengan en realidad más que la mano pintada?


Veo todo tan repugnante, los poderosos tan engreídos, tan insensibles al dolor infinito que están causando, la muerte innominada que están provocando, los deshaucios, los suicidios, el hambre, la vergüenza de ser pobre y no poder reconocerlo, la tensión, el miedo, un país entero lleno de vergüenza, de impotencia, sin fuerzas ni para levantarse y gritar y romper escaparates y las cabezas de los maniquíes de los escaparates. Y mientras se muere y destruye todo lo que nos protegía los atracadores de bancos siguen sentados en sus poltronas y reciben el dinero de todos para que la economía nacional no se hunda, la mayoría arrastrándose a sus pies, por favor, que no suba la prima de riesgo y nos machaquen más. Tienen nombre, pero los jueces lograrán que acabemos olvidándonos de todos ellos. Haré una lista y pegaré su careto al lado. Iré abriendo nichos en la pared con estos cuadernos del envilecimiento, los tapiaré para que alguien los descubra un lejano día y sepa algo de lo que está pasando, que esto no lo contarán, seguro, los libros de historia.   

jueves, 12 de diciembre de 2013

ESPANYA CONTRA ESPAÑA


(Foto: S. Trancón)


El título: “Espanya contra Catalunya, una mirada històrica”.
Subtítulo: “Espanya contra España, o Catalunya contra Cataluña, una provocación histriónica”.

Se está “celebrando” en Barcelona un congreso o simposio bajo ese título. Sus organizadores son el Centre d’Història Contemporània de Catalunya (CHCC), organismo que depende del Departamento de Presidencia de la Generalitat, y la Societat Catalana d’Estudis Històrics (SCEH), integrada en el Institut d’Estudis Catalans (IEC), institución subvencionada por la Generalitat desde el restablecimiento de la autonomía en Cataluña. ¡Cuánta sigla, cuánto pícaro y cuánto oportunista metido en el negocio independentista! Porque esto cuesta dinero, y el dinero sale de las arcas públicas. Arcas públicas que están vacías, pero que deben de tener un doble fondo de reptiles del que se van sacando, como conejitos blancos de una chistera, esos dineros escurridizos. Y mientras tanto los hospitales, los colegios, las farmacias... Bueno, pero dejemos esta manida consideración y vayamos al meollo.
Fíjate en este detallito, amigo leyente o lector dilecto: Escriben “Espanya” en lugar de “España”. Los mismos que nos han obligado estúpida y oficialmente a escribir “Lleida” en lugar de “Lérida”, esos mismos no respetan el “España” y lo catalanizan. Lo hacen con una clara voluntad de desprecio lingüístico, pero no se dan cuenta del fallo freudiano que encierra este intento de borrar la existencia de España, incluso en la grafía: la catalanizan.
Pues sí, efectivamente existe una Espanya a la que se quiere negar, pero que acaba colándose por la puerta del inconsciente. En lenguaje más castizo: dime lo que rechazas y te diré quién eres. Dime lo que obsesiva y compulsivamente niegas y tratas de destruir, y te diré lo que inconscientemente admiras; porque no puedes dejar ser el que eres. Puedes negar al padre, a la madre e incluso a tus hijos, pero seguirás teniendo un padre, una madre y unos hijos. Puedes cambiarles de nombre, incluso hacerles la cirugía estética y ponerles otra cara, hasta colocarles la nariz en el cogote y transformarlos en fantoches, pero seguirán ahí, vinculados a ti, convertidos en una pesadilla.
Digo que Espanya existe en Catalunya, lo mismo que Cataluña en España. El empeño de esos seudohistoriadores, disfrazados grotescamente de expertos, propagandistas fulleros y peligrosamente engreídos, pone de manifiesto un problema que entra dentro de la psicopatología individual y colectiva: se explica mejor desde el mecanismo freudiano de la negación/denegacion, que desde inútiles esfuerzos documentales o históricos. Se trataría de analizar e interpretar complejos emocionales que afectan tanto a experiencias individuales como a sentimientos colectivos. Lo nuevo es la capacidad que tienen hoy los medios masivos de propaganda de convertir la patología individual en psicopatología colectiva. Están en ese empeño y no lo minusvaloremos, lo pueden conseguir. El nazismo era un delirio, pero arrastró a millones de seguidores. La gracia acabó con más de 40 millones de muertos.
Pretender desenmascarar esta mascarada con argumentos históricos y raciones es inútil. Ya lo dijo el portavoz de este conciliábulo: el título “es una realidad absolutamente incontestable”. Al fanatismo le gustan las frases rotundas. Pero no entremos al trapo, no intentemos rebatir todas y cada una de las mentiras insultantes, ofensivas y provocadores que saldrán de boca de los ponentes, emulándose unos a otros para mostrar quién es más atrevido. Ocurre con esto como con la paranoia de las conspiraciones. Cuanto más absurdas, más eficaces. La fe, cuanto más irracional, indemostrable e inconcebible, mejor, mayor consuelo otorga a sus creyentes, porque tiene más mérito convertirse en sus seguidores.
Sólo me queda añadir una pequeña postdata: ¡cómo me cabrea que con el dinero de mis impuestos estos vividores e intoxicadores monten su sarao ultranacionalista! Eso sí que es robar. Si se lo pagaran de su butxaca, pues allá ellos. Pero su amor a la patria parece que no llega a tanto.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

EDICIÓN DIGITAL de "MEMORIAS DE UN JUDÍO SEFARDÍ"




EDICIÓN DIGITAL DE las “MEMORIAS DE UN JUDÍO SEFARDÍ. La verdadera historia de Dankofler-Dino del Monte”.

Ya está  al venta en Amazon esta edición ilustrada con más de 100 fotografías y cuadros de Dan Kofler. Un verdadero lujo. No te pierdas esta historia que ha interesado ya a miles de lectores en España e Israel, ahora accesible a cualquiera en cualquier parte del mundo.  

http://www.amazon.es/Memorias-sefard%C3%AD-verdadera-historia-Kofler-ebook/dp/B00H3HIX3O/ref=sr_1_1?s=digital-text&ie=UTF8&qid=1386168449&sr=1-1&keywords=dan+kofler

Memorias de un judío sefardí. La verdadera historia de Dan Kofler-Dino del Monte es el relato apasionante de la vida de un judío sefardí, llena de aventuras y experiencias insólitas. Un viaje desde la Rumanía nazi y comunista a la añorada Sefarad, pasando por el Israel de 1948, de los kibbuts y el conflicto palestino, la Alemania de los años sesenta y la España de los últimos años del franquismo y la transición democrática. Dan Kofler, músico y pintor, es la encarnación viva del errante, del desterrado, del artista que incansablemente indaga sobre el sentido de la vida y la búsqueda de la verdad y la perfección del arte, enfrentándose a sus éxitos y fracasos con una entereza y pasión que conmueve al lector desde la primera página.

Santiago Trancón ha recreado en estas Memorias, con una prosa ágil y precisa, no sólo la vida del protagonista, sino su propia aventura, desde el primer encuentro con Dan Kofler en una cueva de Toledo, a la investigación sobre el pasado judío de nuestro país, la herencia milenaria de una cultura que está en la base misma de lo español, cuyas huellas descubre el narrador a cada paso y en las que encuentra las claves del pensamiento, la psicología y el modo de ser de tantos españoles de ayer y de hoy. La reconstrucción biográfica se convierte así, no sólo en una inquietante novela, sino en un deslumbrante documento histórico y una reflexión que no dejará indiferente a nadie, pues el lector se verá empujado a realizar su propio viaje, preguntándose sobre el sentido de su vida y el misterio de la existencia.

lunes, 25 de noviembre de 2013

EN QUÉ SE PARECE CATALUÑA A ISRAEL


(Foto: Marimar Trancón)



Recientemente Artur Mas se fue a Israel en busca de apoyos para su proyecto independentista. Afirmó que Cataluña e Israel tenían mucho en común. Vino a decir que, así como Israel ha logrado constituirse en un próspero Estado libre e independiente, también Cataluña alcanzará este anhelado fin. Al poner a Israel como modelo, abrió la puerta a todo tipo de comparaciones. Por supuesto, todas positivas, contando con lo que los psicólogos llaman el efecto “halo”: todo lo bueno de Israel lo compartimos, lo tenemos también aquí, a casa nostra, porque nos parecemos mucho.

Animado por el mensaje arturista, me puse a reflexionar aceleradamente y llegué pronto a esta docena de conclusiones:

  1. Cataluña, como Israel, es un pueblo milenario (hunde sus raíces en la noche de los tiempos).
  2. Cataluña, como Israel, ha logrado sobrevivir a los ataques de todos sus enemigos, y nadie ha conseguido destruirla, a pesar de haberlo intentado con todos los medios, incluido el exterminio físico (recuérdese la masacre borbónica de 1714).
  3. Cataluña, como Israel, vive rodeada de fanáticos españoles que desean su destrucción, algunos infiltrados en su propia tierra, lo mismo que le sucede a Israel con sus enemigos musulmanes.
  4. Cataluña es trabajadora y laboriosa, y de las piedras hace panes, lo mismo que Israel, que ha convertido el desierto en una de las tierras más fértiles de la tierra.
  5. Los catalanes son inteligentes y superdotados, y si no figuran entre ese 30% de premios Nobel judíos, es porque todavía no son un Estado independiente capaz de hacerse valer y respetar en los foros internacionales.
  6. Los catalanes, como los judíos, son todos emprendedores y negociantes natos, les gusta ahorrar, saben lo que vale el dinero y por eso son ricos y casi todo el mundo los envidia.
  7. Cataluña, como Israel, tiene una población y un territorio de dimensiones ideales para poder organizarse, prosperar y convertirse pronto, por arte de magia o de lo que sea, en una de las naciones más avanzadas y desarrolladas del planeta, incluso del mundo.
  8. Israel logró que la ONU reconociera su derecho a decidir, liberarse de la tutela británica y ser aceptado como Estado por la mayoría de las naciones: lo mismo le sucederá a Cataluña, que acabará ejerciendo su derecho a la autodeterminación para liberarse de la pérfida dominación colonial española.
  9. Cataluña, con al ayuda de sus hermanos israelíes, acabará dotándose de un ejército poderoso capaz de defender sus frágiles fronteras, y no le teme a ningún ataque terrorista, venga de donde venga, porque sabrá atajarlo con contundencia, basándose en un amplio y muy bien organizado servicio de inteligencia (seguramente se poyará para ello en la eficacacísima Método 3).
  10. Cataluña dejará de vivir del turismo y de las buenas relaciones económicas con el resto de España; su economía se asentará en una potente industria exportadora de alta tecnología, siguiendo el modelo israelí. Tiene talento de sobra para hacerlo en muy poco tiempo, pongamos unos diez o doce años.
  11. Cataluña no es Sefarad. Sefarad fue un invento de los Reyes Católicos que quisieron así destruir a Catalunya, donde los judíos vivían perfectamente integrados, nunca fueron perseguidos y pasaron a ser parte del pueblo catalán. Los lazos entre Cataluña e Israel no pasan por Sefarad, que no es más que un mito. Los judíos, por tanto, pueden y deben apoyar la independencia de Cataluña, donde siempre serán bien acogidos, no como en España (o lo que quede de su desguace) donde, al contrario, siempre serán perseguidos y maltratados.
  12. Cataluña, como Israel, tiene mar. Esto es algo que Castilla nunca le perdonó, como no se lo perdonan sus enemigos a Israel, que sueñan con arrojarla al mar.

Este es el fruto de mis veloces investigaciones, basadas en la famosa teoría del huevo y la castaña que, efectivamente, se parecen mucho. De la una se deriva lo de “castañazo”; del otro, lo de “hay que tenerlo un poco mal puesto” para creérselo e ir a predicarlo, nada menos que a Israel. Que el viajecito triunfal hay costado un idem a las paupérrimas y esquilmadas arcas catalanes, eso tiene poca importancia frente a la alta misión cumplida. Además, Cataluña es la gallina de los huevos de oro de España, no lo olvidemos, y pronto dejará de ponerlos en corral ajeno.

http://www.cronicaglobal.com/es/notices/2013/11/-en-que-se-parecen-cataluna-e-israel-2594.php

jueves, 7 de noviembre de 2013

EL AUTOR Y EL LIBRO: ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?

(Fotos: Vicente García)
El libro ha entrado en crisis.
No me refiero al hecho de que las editoriales están en crisis (publican menos, venden menos).
Tampoco me refiero a cualquier libro.
No están en crisis los libros de cocina, por ejemplo; o los de economía y empresa; o los de autoayuda; o los infantiles; o los libros de texto (obligatorios); o los betsellers; o los fabricados expresamente para ser consumidos como cualquier producto.

Me refiero al libro de creación, de reflexión, de investigación. A la novela, la poesía, el ensayo, el pensamiento, la ciencia. Aquí, en este campo, algo está pasando, y es bueno saberlo.
Es fácil comprobar que este libro está desapareciendo de los circuitos de venta y consumo. La única explicación es que no es lo suficientemente rentable para los editores tradicionales, las distribuidoras y los libreros. Ocupa mucho espacio; es mejor dedicarlo a otros libros que se venden mejor. No hay suficiente demanda, dicen.

Así que sí, el libro ha entrado en crisis; pero no cualquier clase de libro.
Dejemos a los libros de consumo que sigan su camino: nada de malo hay en ello. No se trata de denigrarlos ni de echarles la culpa de nada: son lo que son. Pero distingamos: el libro, en su sentido cultural, es otra cosa. Sólo se parecen externamente, pero son productos radicalmente distintos.

El libro de creación y pensamiento es lo que tradicionalmente ha merecido el nombre de libro. Hoy se mezcla y confunde con el otro libro, el libro de consumo, de usar y tirar, el que no obliga a pensar, ni a reflexionar, ni da a conocer nada nuevo sobre la realidad, sobre los demás o sobre uno mismo. El libro, o te transforma, o no es libro, es mero pasatiempo. Pues este otro libro es el que hoy está desapareciendo del mercado visible del libro, y hay que reflexionar sobre este fenómeno.

A quienes más obliga a cambiar es a los autores. Creerse que, por haber escrito algo, incluso algo muy bueno, ya merece ser publicado, vendido y reconocido, eso es hoy pura fantasía. Dejarlo todo en manos del mercado, otro error. El circuito autor-editor-distribuidor-librero ya no funciona, salvo para los más conocidos que necesitarán, de todos modos, hacer constantes esfuerzos para seguir siéndolo. Para la gran mayoría, incluso para quienes hasta hace poco gozaban de cierta fama, para ese miniejército de escritores más o menos valiosos, las cosas están cambiando, y quien no sepa adaptarse acabará amargado, resentido, dando tumbos en busca de editor, mendigando atención, o maldiciendo al país y su incultura irremediable.

Hay que bajar al suelo. Hay que descender del pedestal o de la torre de marfil en la que muchos creían estar a salvo de los vientos que corren. Hay que quitarse los anillos, no hay que tener miedo a mancharse las manos. Si crees en lo que escribes, si estás convencido de su valor e interés, tendrás que promoverlo tú mismo, difundirlo tú mismo, hacerlo llegar a quien crees que puede leerlo y apreciarlo; deberás acercarte a tus posibles lectores con sinceridad, sin impostura, sin miedo a que algunos te consideren un vendedor ambulante. Tendrás que aprender a vender sin venderte, a difundir tu trabajo sin humillarte, a solicitar pero no a mendigar, a agradecer pero no a lisonjear, a dignificar tu tarea y tu vocación, pero sin sentirte por eso superior a nadie.

Tendrás que cambiar la idea que los demás y tú mismo tienes del hecho de ser escritor y aspirar a ser leído y merecidamente reconocido. Tendrás que saber que, si tu obra no aspira a la perfección, no merece la pena ser escrita. Pero una vez escrita, has de saber que te queda por delante la tarea más difícil, la de publicarla dignamente, difundirla el máximo posible y venderla del modo más beneficioso para ti, no para los distribuidores o editores. Debes negarte a que otros vivan de tu esfuerzo y tu creatividad y que, además, te sientas obligado a agradecérselo. Por tu propia dignidad, y por el valor del libro, del libro cultural, debes entender que las cosas están cambiando y que tanto tú, como los lectores, deben también cambiar.

El lector debe saber que, si quiere que el libro no muera, debe aprender a valorarlo y apoyarlo. Debe distinguir, discriminar y comprar y leer sólo aquello que de verdad le interese y le ayude a pensar, a cambiar sus ideas, a intensificar su vida. Debe buscar la información sobre los libros, allí donde hoy está: en internet. Y debe aprender a valorarla, porque hay mucho engaño, mucho vacío y mucho humo, tanto en internet como en las estanterías de los grandes supermercados.

Internet ha abierto la puerta a una nueva relación entre el autor y los lectores, pero para que de verdad desarrolle sus posibilidades, debe cambiar nuestra idea del autor y del libro. El libro de papel sigue y seguirá siendo imprescindible. Lo que vemos en la pantalla es volátil, efímero. No llega nuestro cerebro del mismo modo, no activa del mismo modo nuestros circuitos cerebrales. La pantalla carece de la consistencia "mental" y "perceptiva" del papel. Es más apropiada para los libros de consumo y entretenimiento que para estimular la reflexión y el pensamiento.

Para lo que sí sirve internet es como medio de difusión y comunicación. Esta es una herramienta que los autores podemos usar para liberarnos en parte de la tiranía del mercado, de ciertos editores y distribuidores. Hemos de utilizarla, pero sin creer que hace milagros. Su mayor inconveniente es que llega a cansar y aturdir, a volver todo tan superficial  e indiscriminado que toda información o mensaje acaben en la papelera. No es, desde luego, ningún camino fácil, aunque sí nos da mayor libertad.

(Si quieres adquirir el libro Huellas judías y leonesas en el Quijote. Redescubir a Cervantes,  entra y apoya su edición: http://www.lanzanos.com/proyectos/huellas-judias-y-leonesas-en-el-quijote/)